Titanic
Joshua Blake está atrapado en un compromiso con una mujer que no ama, pero en un fatídico viaje a América en el Titanic, el barco de los sueños, conocerá a una mujer que cambiará su vida y le demostrará que por amor vale la pena morir.
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-¿Fue eso lo que ocurrió, señor Blake? ¿La joven no estaba tratando de robarle? –preguntó el maestro de armas.
Joshua estaba sentando en el banco que Scarlette había estado antes, envuelto en una cobija y rodeado por Jacob, Bach, Robert Vallido y el Sr. Strauss. Detrás del maestro de armas estaba Scarlette, acompañada por dos miembros de la armada que la sujetaban por los brazos. Su rostro era impasible.
-¡No!, Ella no lo estaba haciendo –gritó Joshua, ofendido.
-¿Es necesario? ¿Cómo se atreven a maltratar a una dama?
Jacob resopló delicadamente.
-No exageres, Joshua. La señorita... Galán, ¿verdad? -La chica afirmo con su cabeza- Si, la señorita Galán puede ser una hembra, pero tampoco me atrevería a llamarla una dama.
-Padre, por favor, no seas grosero.
-Yo te digo, Jacob, que estas siendo un poco duro. Sobre todo teniendo en cuenta que la joven ha rescatado a su hijo –acotó Robert. Se volvió a Scarlette y le dio una sonrisa que ella no regresó.
Jacob no respondió, pero siguió mirando fríamente a Scarlette.
-Joshua, tal vez te gustaría decirnos exactamente lo que sucedió, una vez más...
Joshua suspiró.
-Sucedió como le dije, padre. A pesar de su intento inútil por frenarme, yo había bebido mucho y pensé que sería divertido subir a la barandilla. Me resbale, la señorita Galán estaba cerca y me atrapó.
-En efecto. Tengo dos preguntas entonces: En primer lugar, ¿Por qué la señorita Galán se encontraba fuera en ese momento de la noche, cuándo debería estar en su litera en tercera clase? –Scarlette cerro sus ojos como única reacción a sus palabras despectivas.
-Y en segundo lugar, la señorita Galán es, sin duda, una mujer, y una muy pequeña de hecho. Joshua, ¿tú esperas que te crea que una mujer que probablemente no llegue a pesar cincuenta kilos te cogió a medida que caías y te tiró encima de la barandilla? ¿Enserio?
-Cincuenta y cinco kilos y medio, señor Blake, y soy más fuerte de lo que parezco.
Jacob se volvió a mirar a Scarlette y ella le sonrió. Joshua también sonrió, con ganas de reír en voz alta.
Estaba claro que no fue el único en apreciar su descarada respuesta, los señores Strauss y Vallido intercambiaron miradas divertidas.
-¿Eso es así, señorita Galán? –le preguntó Jacob fríamente.
-Así es. ¿Alguna vez ha ordeñado una vaca, señor Blake? –Hizo una pausa, lo preguntó con tanta sinceridad que Joshua casi se echa a reír.-No, no creo que lo haya hecho. Mi abuela tiene vacas y ella me enseñó a ordeñar... se desarrolla una fuerza considerable en los brazos.
