Tres: No me discutas

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Pasó la luna de miel que más bien parecía luna de sangre, ¿Peleamos? No, sólo que él me ignoraba, llevaba la contra y ordenaba. No me casé para eso, las noches eran incómodas y ya estaba cansada.

Me encontraba en la cocina lavando los platos de la cena cuando él apareció por detrás, sabría qué me diría algo.

- Límpialos bien –comentó en ese tono que tanto me molesta-.

- Déjame, soy yo la que está limpiando no tú -contesté de mala gana, ya estaba cansada de su tonito-.

- No me contestes así -dijo tomándome de la muñeca haciéndome voltear a verlo-. Soy tu esposo y a me respetas –alardeó-.

- Suéltame -me solté de su agarre-. No es mi culpa que nos hayamos casado, yo no lo pedí así que no te enojes conmigo –discutí-.

- Tú no entiendes -se acercó provocando que retrocediera y chocara con la mesada-. Yo lo hice por ti –habló-.

- Entonces tú lo pediste –acusé acercándome yo desafiante mente-.

- Yo me ofrecí, que es diferente –dijo acercándose peligrosamente-.

- Es lo mismo –estaba dispuesta a darle pelea-.

- No, no lo es –refutó Min Seok-.

- ¡Claro que lo es! Te ofreciste sabiendo que habría muchas probabilidades de que te eligieran –quería golpearlo en el pecho y alejarlo, su cercanía me asfixiaba-.

Min Seok se acercó aún más peligrosamente a mi colocando sus brazos a mis costados apoyándolos en la mesada, su pelvis tocaba la mía y su mirada estaba clavada en mis ojos.

- ¿No sabes cuándo cerrar la boca, verdad? -miró mis labios y luego me besó apasionadamente, yo lo seguí hasta que rompió el beso-. No me cuestiones -se alejó dejándome con ganas de más, completamente aturdida-.

Al terminar me fui a la habitación, busqué ropa y me dirigí al baño cuando de este salió Min Seok y nos chocamos.

- ¿Vienes por más? –preguntó coqueta mente mientras dejaba la toalla con la que se secaba el cabello sobre sus hombros-.

- N... no, sólo me iba a bañar –discutí-.

- ¿Te ayudo? –se insinuó, yo lo miré sorprendida-.

- ¡NO! –exasperé-.

- Tampoco exageres, estamos casados -se acercó a mi nuevamente-. No estaríamos haciendo nada malo

- No... –dije dubitativa mente, esquivé a Min y me encerré en el baño-.

Me bañé y al salir este estaba en la cama sin camisa jugando con su celular, al verme sólo me sonrió y siguió en lo suyo, di la vuelta a la cama y me acosté dándole la espalda como siempre.

- Es muy temprano para dormir... –habló la voz de Min y me abrazó por la cintura-.

- ¿Qué... qué estás haciendo? –le pregunté extrañada-.

- ¿Te pongo nerviosa? -susurró en mi oído provocándome un estremecimiento-. No te he dado la luna de miel que te mereces _______ -besó mi hombro y lentamente me giró para que lo mire-. Eres hermosa -se inclinó y me besó en los labios-.

- No... -rompí el beso y me alejé poniendo mis manos sobre su pecho, me sentía sin escapatoria-.

- ¿No, qué? -preguntó retórica mente-.

- No estoy lista –me excusé-.

- No te haré daño -me tomó de la mano para acercarme nuevamente y me acostó lentamente en la cama, se acercó a mí y rozó sus labios con los míos-. Lo prometo.

Me besó lentamente mientras sus manos vagaban por mi cintura, levantó un poco la remera del pijama y acarició mi abdomen, tomó el borde de mi remera y lentamente la fue levantando. No sé por qué, pero me dejé llevar. Su excitación era obvia, él hizo un pequeño camino de besos por mi cuello, yo sólo cerré los ojos dispuesta a disfrutar cuando siento que me acarició tan íntimamente que un pequeño gemido escapó de mi boca.

Un... Matrimonio? (Xiumin y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora