7-La Señora Chan

483 8 0
                                    



Si en algo le serví al narigón fue

para allanarle el camino con la señora

Chan.

Lo atendió solo para

complacerme a mí, que soy su clienta.

Hasta ese momento había echado a todos

los periodistas que se aparecieron por

allí con una única explicación:

—Hablar no. Poco tiempo, mucho

trabajo.

No es sencillo para nadie manteneruna conversación sin interrupciones con

la señora Chan. Hay que reconocer que

el narigón desplegó una buena dosis de

paciencia

para

tomarle

unas

declaraciones mientras ella embolsaba

galletitas, pesaba tomates, ponía precios

y atendía a sus clientes. Y clientes tiene

muchos: desde que abrió hace un año,

cuando vino de Corea, el autoservicio

está siempre lleno. Es que, por mucho

que le moleste a Clorinda que uno diga

esto, sus precios son considerablemente

más bajos. Así que podrán imaginarse la

bronca que le dio a Clori que fuera

precisamente la señora Chan la que

primero vio a los chicos y llamó a lapolicía. Tanta bronca le da que nunca la

menciona en su relato y hasta es capaz

de negar su participación rotundamente

si alguien lo sugiere. Pero no tengan

duda: fue ella quien los vio.

—Ahí, ahí —le dijo al narigón

señalando la terraza del edificio de

enfrente—. Juntos. Ahí parados. En el

borde.

Aunque

aprendió

español

extraordinariamente rápido, la señora

Chan sigue hablando de una manera

extraña, con frases muy cortas que no

siempre parecen tener relación entre sí.

Tal vez por esto el periodista no la tomó

muy en serio. Grave error, si mepreguntan a mí. Porque fue sin duda ella

quien mejor vio las cosas. Intentó

decirle, por ejemplo, que los chicos allá

en la cornisa parecían querer avanzar

hacia algún lado, pero él no la escuchó.

—Entonces vinieron la policía y los

bomberos —la apuró.

Café SoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora