Si en algo le serví al narigón fue
para allanarle el camino con la señora
Chan.
Lo atendió solo para
complacerme a mí, que soy su clienta.
Hasta ese momento había echado a todos
los periodistas que se aparecieron por
allí con una única explicación:
—Hablar no. Poco tiempo, mucho
trabajo.
No es sencillo para nadie manteneruna conversación sin interrupciones con
la señora Chan. Hay que reconocer que
el narigón desplegó una buena dosis de
paciencia
para
tomarle
unas
declaraciones mientras ella embolsaba
galletitas, pesaba tomates, ponía precios
y atendía a sus clientes. Y clientes tiene
muchos: desde que abrió hace un año,
cuando vino de Corea, el autoservicio
está siempre lleno. Es que, por mucho
que le moleste a Clorinda que uno diga
esto, sus precios son considerablemente
más bajos. Así que podrán imaginarse la
bronca que le dio a Clori que fuera
precisamente la señora Chan la que
primero vio a los chicos y llamó a lapolicía. Tanta bronca le da que nunca la
menciona en su relato y hasta es capaz
de negar su participación rotundamente
si alguien lo sugiere. Pero no tengan
duda: fue ella quien los vio.
—Ahí, ahí —le dijo al narigón
señalando la terraza del edificio de
enfrente—. Juntos. Ahí parados. En el
borde.
Aunque
aprendió
español
extraordinariamente rápido, la señora
Chan sigue hablando de una manera
extraña, con frases muy cortas que no
siempre parecen tener relación entre sí.
Tal vez por esto el periodista no la tomó
muy en serio. Grave error, si mepreguntan a mí. Porque fue sin duda ella
quien mejor vio las cosas. Intentó
decirle, por ejemplo, que los chicos allá
en la cornisa parecían querer avanzar
hacia algún lado, pero él no la escuchó.
—Entonces vinieron la policía y los
bomberos —la apuró.
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Café Solo
Romance-ATENCIÓN, ESTA HISTORIA NO ES MÍA, LE PERTENECE A ANDREA FERRARI, YO SOLO LO PUBLICARÉ AQUÍ- Una noticia ha conmocionado el país: dos adolescentes de un barrio de Buenos Aires se han subido a una cornisa y han querido acabar con sus vidas porque su...