Capítulo 1.

9.3K 347 2
                                    

-Un frapuccino, nena- Sonreí y le apunté el pedido a Fran, un señor de 62 años, venía todos los días

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Un frapuccino, nena- Sonreí y le apunté el pedido a Fran, un señor de 62 años, venía todos los días

-Sólo eso Fran?- asintió - Enseguida regreso, me dirigí a otra mesa- Buenas tardes, que van a pedir

-Mmm, una dona y un capuchino helado por favor- anoté y miré a la otra chica

-Un batido de frutilla con chocolate- volví apuntar

-Nada más?

-Si, un tentepies por favor

-Listo, enseguida les llega- sonrieron y siguieron en su conversa

Entré a la cocina y les pasé los pedidos a Rose, la que se encargaba de tenerlos todos a tiempo y por supuesto, una de las mejores amigas aquí en el bar, sólo que ella me pasaba por un año.

-Quisiera que Fran sea mi abuelo- le dije mientras le ayudaba a servir los postres

-Es muy bueno, también me hubiera gustado que sea mi abuelo-  reímos - Y colocale las galletas de siempre, así no te toca volver a servirlas

-Ya están listas- Sonreí, Fran siempre pedía un Frapuccino y cuando volvía dándole su pedido se le antojaban las galletas y me tocaba volver a servirlas, pero hace un mes ya vengo llevándoselas

-Aquí está el frapuccino y el capuchino helado- cogí la bandeja y salí

-Un frapuccino para Fran- se lo dejé en la mesa- Oh, y tus galletitas- sonrió

-Eres un Ángel niña, el café es mejor contigo

-Gracias por eso, Fran- caminé hasta la otra mesa- Un capuchino helado, la dona, y el tentempié, ya le traigo el batido

-Gracias...

Volví a la cocina para llevar el batido que ya estaba Listo, ya que no había mucha gente, a más de la que ya habían terminado de comer o tomar algo, y los que ya lo hacían, nadie más asomaba.

Los días martes, como hoy, era así, por eso pasaba más con Rose ayudándole.
Conversamos de todo un poco y de  las clases que habían terminado por el primer semestre.

Vi la hora, y justamente la campanilla de la puerta, avisando que había llegado alguien sonó.

Salí de ahi y la mujer de ya hace tres dias había vuelto, justo a  las 6. 

-Buenas tardes, que tomará esta vez?

-Un café bien cargado por favor

-En un momento llega- salí y preparé el café- Esa mujer parece agobiada-me susurró Marie, otra compañera que recién había llegado para cubrirme en media hora

-Preocupada, la pobre tiene citas todos los días

-Con hombres?- abre sus ojos y río

-No! Al parecer busca niñera, ahora tengo que llevar esto

El hijo de mi jefaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora