Capítulo Dos

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*        *        Capítulo Dos        *        *

*- Volviendo a mi departamento, ¿ustéh que hace mujéh? -*

Cogí las bolsas de nuevo, con una mano mientras que con la otra esperaba la respuesta de Sarah. Caminé una cuadra cuando me llego un mensaje.

*- Jajajajaja sólo estoy probando mi nuevo lipstick rojo, te va a encantar<3 -*

Otra sonrisa brotó de mis labios inconscientemente.

*- Así será, mujéh mía , adiós<3 -*

Al instante recibí respuesta.

*- Bueno, bye -*

Guardé mi celular en mi bolsillo y seguí caminando. Doblé una esquina. Una cuadra más y llegaba a mi departamento. Estaba oscuro, las calles estaban tan sólo iluminadas por la tenue luz de los faroles plateados. Seguí caminando en silencio, con tan sólo el casi inaudible sonido de mi respiración. Un maullido. Un maullido suave y delicado. Frené mi paso casi de inmediato. Examiné el lugar, buscando al felino. Otro maullido aún más débil. Solté las bolsas y me dispuse a buscar al gato. Me puse de cuclillas y traté de escuchar de dónde provenía el maullido. Un maullido más y supe el origen del sonido. Me acerqué a un pequeño callejón. Observé una caja de cartón, me acerqué.

Allí un felino con el pelaje más blanco que pude haber visto en toda mi vida estaba echado.

Alzó su pequeña cabeza, fijando su mirada en mí. Sus ojos eran preciosos. Uno de ellos celeste claro y el otro verde zafiro. La observé unos segundos más para luego acariciarla. Ronroneó con suavidad. ¡Qué gata más mona! Se echó de espaldas y acaricié su estómago, provocando que, ahora la confirmada gatita, estirara sus patas. Sonreí sacándola de la caja, se paró estirándose con pereza. Me paré también. Se restregó contra mis tobillos. Me agaché dando golpecitos entre sus orejas y salí del callejón. Cargué las bolsas de nuevo.

-. Ven aquí -la llamé con amabilidad-

Se acercó de inmediato.

-. Buena gata, vamos -le dije comenzando a caminar-

* - * - * - *

Ordené todos los productos recién comprados en su lugar y con rapidez fui a la sala con los platos de Raspy llenos de agua y comida. Los puse frente a la blanca gata, la cual al instante comenzó a comer. Me senté en el sofá pasando una mano por mi cabello. Raspberry se acercó hacia mí, echándose en mi regazo. La acaricié un poco.

La gata blanca terminó de comer y se sentó tranquila. Raspy la observaba. En un movimiento rápido se bajó y se puso frente a la gata. Rápidamente iba a separarlas cuando me di cuenta de que no pelearían. Comenzaron a jugar dando saltos y corriendo por todo el departamento. Saqué mi celular, entré un rato a Twitter, respondiendo y twitteando a amigos.

Eran las once y treinta y tres minutos. Con pereza me fui a mi cuarto. Rápidamente me saqué el polo, los jeans y las converse que llevaba puesto, quedando en mis bóxers de cuadros de colores.

En esta época el calor era infernal.

Me metí bajo las delgadas y frescas sábanas, bostecé y me puse en la posición mirando al techo. Un día agotador. De pronto sentí algo subirse a la cama. Era Raspy, siempre dormía en el inferior de la cama. Minutos después sentí otro bulto subirse, de seguro la gata nueva, la cual por cierto no tiene nombre. Pero ella, sin vergüenza alguna, con rapidez se acurrucó sobre mi pecho. Podía oír su ronroneo suave, lo cual me relajaba mucho.

-. Buenas noches, obesas gatas -murmuré y al instante caí dormido en un profundo sueño- 

Cat Girl (Rubius) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora