Capítulo 37

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 -. ¿A dónde vas? ¿Es necesario que vayas? –preguntó Memphis, con un tono juguetón-

-. Ya me dieron vacaciones suficientes, gata; tengo que volver al trabajo –le respondí, ajustando la correa que rodeaba mi cintura-

-. ¿Trabajas? –se sentó sobre la cama, con las piernas cruzadas; observándome curiosamente-

-. ¿De dónde crees que sale la ropa y comida? –rodé los ojos en una risita-

-. Del supermercado –respondió inocentemente-

-. Se nota que no sabes nada de humanos –salí del cuarto, seguido de Memphis-

-. Sí sé –farfulló- pero no me quiero quedar sola…

-. Estarás con Raspy –señalé ala gata negra que al instante alzó su cabeza, mirando la escena-

-. Pero…

-. Nada de peros, señorita –volteé hacia ella y deposité un beso en su frente- tal vez te pueda llevar, tendré que pedir permiso, créeme que tampoco me gusta dejarte sola –me sinceré y ella sonrió-

-. ¿Me llevarás a tu trabajo? –sus ojos se iluminaron-

-. Si me dan permiso –volteé sobre mis talones y abrí la puerta, para salir de una vez por todas-

-. ¡Vale! –dio un saltito- suerte –exclamó-

* - * - * - *

Apenas entré al estudio todos me recibieron cálidamente, con abrazos y palmadas en la espalda, además de reconfortantes palabras y un café que tomé con rapidez. Se sentía bien volver al trabajo, con todos mis compañeros.

-. ¡Tenemos que empezar ya! –exclamó Marcus, un rubio teñido, entrando al estudio; mientras daba palmadas en el aire-

-. Vayamos al cuarto “mágico” –bromeé moviendo mis dedos de forma extraña mientras me acercaba a él-

Rápidamente soltó un chillido de emoción y corrió a abrazarme y besar mis dos mejillas. Me examinó de abajo hacia arriba.

-. ¡Ay cariño, sigues di-vi-no! –alzó sus pulgares- te hemos extrañado muchísimo –alargó la “í” en muchísimo- la próxima no te daré tantas vacaciones

-. Yo también extrañé el estudio –solté una risita-

-. ¿Y qué tal todo? –preguntó Marcus con curiosidad-

-. Lo pasé en mi casa –sonreí de lado-

-. ¡Hubieras viajado, Rubén! ¡La vida es una, hay que disfrutarla, lindura! –exclamó en toda su energía homosexual-

-. Supongo -rasqué mi nuca-

-. ¿Y Sarah? ¿Qué tal te va con ella? Espero ya estén planeando la boda –guiñó uno de sus ojos verdes-

-. Gñeh –solté una risa- terminé con ella…

-. ¡¿Qué?! –vociferó sorprendido, muchos voltearon a vernos-

-. Sí, es que…

-. No me digas que ya tienes a otra en tus garras, rubiecito –unos cuantos de los chicos que se encargaban del escenario rieron en voz baja-

-. Te la presentaré si me dejas traerla –sí, Marcus era el jefe de la empresa; además de ser el estilista y un gran amigo-

-. ¡Por supuesto que sí! ¡Quiero conocerla! –sonaba entusiasmado-

Cat Girl (Rubius) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora