Nina: 5 "Moiras"

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Seguimos caminando por aquella caverna, estaba tan oscuro que no podía ni verme a mi misma.

La vasija con el fuego sagrado de Hestia comenzó a producir un poco de luz, por lo menos ya podía ver hacia donde iba.

-Creo que debería decirte quien son ellas. –Dijo Hestia.

-Estas en lo cierto, tengo mucha curiosidad acerca de ellas. –Explique.

Solo sonrío.

-Bueno, en realidad son tres, tres hermanas. La primera se llama Nona "la hilandera"; se encarga de hilar la hebra de vida con una rueca y un huso. La segunda se llama Décima "la que echa a suertes"; mide con su vara la longitud del hilo de la vida. La tercera y ultima se llama Aisa "la inevitable"; es quien corta el hilo de la vida. Elige la forma en que muere cada hombre y mujer, seccionando la hebra con sus "detestables tijeras" cuando llega la hora.

-Espero no hacer enojar a Aisa, no quiero morir joven. –Dije mientras reía, Hestia también se rió conmigo, su risa era muy escandalosa pero dulce a la vez.

-Muy bien hasta aquí llego yo. –Dijo Hestia.

-Muchísimas gracias, no sabes cuanto te lo agradezco. –Replique.

Solo nos abrazamos y desapareció como el polvo.

De repente, los costados de la caverna se iluminaron, por lo visto había antorchas pero por alguna extraña razón desprendían una luz púrpura, camine y camine hasta que por fin pude ver el final.

Se oían algunas voces femeninas.

-¡Aisa no debiste acabar con la vida de ese chico! ¡Era muy apuesto! –Grito una voz chillona femenina, parecía de una jovencita.

-¡Ese es mi trabajo mocosa! –Grito una voz femenina, sonaba como la voz de una anciana, pero por lo oído se llamaba "Aisa". –Tu te enamoras de cada chico apuesto que le arrebato la vida.

Me estaba acercando mas al final, sentía como mis piernas temblaban y mis manos sudaban, no era algo agradable.

-Pueden callarse la dos, no puede ser que siempre se estén peleando por lo mismo. –Espeto una voz femenina. –Vuelvan a sus respectivos trabajos, o les daré cachetadas a ambas.

Hubo un silencio incomodo.

-Sabemos que estas allí Nina, sal en este momento. –Dijo Aisa, con total calma.

¿Cómo era posible que supiera mi nombre? Me conoce, o pudo ver cuando venia y Hestia decía mi nombre. De cualquier forma era algo anormal.

Así que solo seguí caminando con paso veloz hasta por fin sobrepasar el final de la caverna, había unas escaleras de mármol, iba pisando cada escalón con cuidado de no resbalarme (Algo acostumbrado de mi). Cuando por fin supere la docena de escalones las pude ver:

Era una jovencita; muy pálida, hermosa como una muñeca de porcelana y bastante delgada. Una mujer de mediana edad; su piel era un poco bronceada, tenia senos grandes y su belleza era inigualable pero algo que la caracterizaba mas eran sus inmensas caderas. Por ultimo estaba una anciana; su rostro tenia muchas arrugas pero se podía notar que era hermosa de joven, su tez era pálida totalmente casi traslucida.

Pero algo singular de las tres era que su cabello era pelirrojo, aunque el de la anciana ya comenzaba a encanarse.

Las tres me miraban como si me conociesen de toda la vida.

-Por fin has llegado, tardaste varios minutos, de verdad eres muy lenta. –Dijo la jovencita.

-Déjala Nona. –Espeto la mujer de mediana edad. –Estamos agradecidas de que hayas llegado sana y salva. –Se puso una mano en la barbilla y puso una mirada como de confusión. -¿Puedes explicarme donde se encuentran tus otros hermanos?

Trague saliva estaba muy nerviosa, no sabia como reaccionarían si les decía que no llegaron conmigo.

-Bueno...Este...Es que... -Trague saliva, sentía como mis manos sudaban. –No llegaron conmigo.

Antes de que la mujer de mediana edad hablara, Aisa (La anciana) la interrumpió:

-Décima, la trajo Hestia, quiere saber la ubicación de sus hermanos. –Décima solo se quedo callada intentando tranquilizarse. –Bueno chicas tenemos trabajo que hacer.

-Pero antes debe pagar, siempre a sido así Aisa, no debemos dar algo sin recibir algo a cambio. –Susurro Nona mientras ponía una amplia sonrisa.

Yo no tenia con que pagarles, y no creo que tenga algo que ellas quieran.

-Para hacer esto debes aceptar este "Sacrificio". –Explico Décima.

-Bien, lo hare, ahora díganme.

Las 3 se juntaron en círculo, empezaron a danzar y decían:

-Sacrificas la sangre por buscar a tu sangre, cuando el caos haya terminado, las aguas se hayan tranquilizado y el mundo sea salvado una vez mas, la sangre que sacrificaste morirá a manos de alguien muy querido por tu corazón.

Cuando terminaron de danzar y recitar el trato, Nona y Décima se acercaron hacia donde estaba Aisa y comenzaron a sujetarse de las manos y comenzaron a decir las tres:

-Por los poderes del gran Destino, y las fuerzas del Universo y las estrellas, te pedimos gran Dios ancestral que nos des el poder para ayudar a esta pobre jovencita en su búsqueda.

Entonces la zona donde nos encontrábamos comenzó a hacerse más y más oscura hasta que por fin no se veía nada. Pero de repente el suelo se volvió un inmenso mapa, dividido como en una clase de Mundos, y en algunos de ellos había puntos negros marcados.

-Bien, hay 4 de tus hermanos aquí en los Campos Eliseo cerca de donde se encuentra la tribu de los Senip, y 1 en Niflheim, esperemos que se encuentre bien este ultimo, y... ¡Oh Dios! ¡No puede ser posible! –Exclamo Décima, puso una cara de horror.

-¿Qué ocurre? –Pregunte con horror.

-Tu hermana Elisa se encuentra en Alfheim, la tierra de los Elfos. –Explico Nona.

Me quede sorprendida.

-¿Pero que no los Elfos son creaturas bondadosas?

-Lo eran Nina, hace varios siglos, pero ahora se han vuelto fríos, vengativos y están sedientos de sangre. Pero todavía hay algunos Elfos que siguen siendo de la luz, muy pocos pero hay, y debes encontrarlos. –Me explico Aisa con tono maternal.

-¿Entonces que me recomiendas Aisa?

-Que encuentres a tus hermanos, vayan al Olimpo, gánense las armas y armaduras legendarias, y vayan en busca de sus dos hermanos.

Nona y Décima miraban con desaprobación a Aisa.

-Ellos no duraran ni dos segundos en el Tártaro, esto en verdad es una misión suicida Aisa. –Espeto Décima.

-Aunque si portan las armas y armaduras legendarias, pienso que duraran mas. –Repuso Nona.

Décima miro con cara de furia a Nona.

Entonces deberemos viajar a varios mundos, donde no sabremos si sobreviviremos a las creaturas o a los peligros que nos impondrán

-Estaremos listos, lo prometo. –Concluí.

-Bien entonces te podrás ir, toma este pergamino te guiara hacia tus hermanos. Te estaremos protegiendo y guiando en tu viaje querida, ahora vete. –Me dijo Aisa.

Y salí corriendo hacia el túnel de donde había entrado.

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