Peter: 8 "Dioses ancestrales"

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 Emma se pasó horas tratando de hallar algo de ropa elegante para nosotros, pero cada que vez que encontraba algo, lo descartaba y buscaba otro. Alegaba que debíamos vernos hermosos para los Dioses.

-¿Es necesario tanta elegancia? –Preguntaba Guillermo a Emma, quien estaba terminando de acomodarle el esmoquin, por lo visto, vestir de esa manera no era de su agrado. –Odio esto, siento que soy un muñeco de plástico. Además... ¿Estas segura de que les gustan los esmoquin y los vestidos de gala? No son de su época.

-Haces demasiadas preguntas. –Contesto Emma, terminando de acomodarle el esmoquin. –Claro que les encantara, ellos también son modernos, en especial Afrodita. –Se puso la mano en la boca. –Lo que me recuerda que no debo hacer tan bellas a las chicas.

-¿Acaso se pondrá celosa Afrodita si las haces demasiado bellas? –Pregunte.

Emma solo bufo y se rio entre dientes.

-Posiblemente, puede hacer todo un escándalo por eso, es muy vanidosa. –Explico Emma. –Muy bien debo ir a con sus hermanas para ver si Calyp está haciendo un gran trabajo con el maquillaje y que no esté exagerando.

Emma salió disparada de la habitación, y en ese mismo instante entraron Tristán y Vimoca; quienes ya estaban vestidos elegantemente.

-Se ven tan elegantes. –Dijo Tristán, riendo entre dientes. –Creo que con esa apariencia podrán enamorar a las Diosas.

Vimoca rio.

-Bueno, solo a Afrodita. –Murmuro Vimoca. –Deben tener MUCHA precaución con ella, es demasiado vanidosa y observadora, además de que tiene un humor muy cambiante.

-Ten fe en que no la haremos enojar. –Explique, me imaginaba como sería hacer enojar a Afrodita, posiblemente se arme otra guerra mundial por desatar su ira.

Vimoca abrió los ojos repentinamente.

-Se me olvidaba. –Comenzó Vimoca. –Si alguno de los dioses les ofrecen un líquido parecido a la Miel, no la prueben, por nada del mundo y solo rechacen la oferta cordialmente para que no haya malentendidos.

-¿Y por qué no deberíamos probarla? –Pregunto Guillermo, parecía bastante curioso por saberlo, aunque tratase de ocultarlo.

-Es Ambrosia, ¿cierto, Vimoca? –Pregunto Tristán, por lo visto, el sabia de que hablaba Vimoca. –Mi padre me conto todo sobre los Dioses, e incluso lo que comían.

Vimoca asintió, y Guillermo se puso tenso al oír que se nombraba al hombre que nos trajo hasta aquí.

-Es la comida y bebida favorita de los Dioses. –Explico Vimoca. –Se dice que el mortal que beba o coma Ambrosia será inmortal, por eso Zeus prohibió a los Dioses que les dieran de este alimento a los mortales, aunque a veces el mismo quebranta su propia ley cuando ve a doncellas hermosas. –Rio entre dientes. –Otra razón por la cual Calyp y Emma no deben hacer demasiado hermosas a sus hermanas.

Tristán se rio a carcajadas.

-Disculpa, Vimoca. –Dijo Guillermo, pareciese que tuviese pena, eso no era normal en él.

-¿Algún problema, Guillermo?

-No. –Se mordió una uña, de verdad estaba nervioso. -¿Qué sabes de Calyp? ¿Por qué viste de esa forma?

Vimoca solo sonrió.

-Todo a su tiempo, Guillermo. –Concluyo Vimoca, estaba guardando un fuerte y oscuro secreto. –Puedes preguntárselo a la mismísima Calyp, si es necesario.

Guillermo solo bufo, al parecer, quería saber el porqué de su vestimenta.

-Bueno... ¿Al menos ira a la cena? –Pregunto Guillermo, se le notaba que estaba hambriento por saber todas las respuestas de las preguntas que se había planteado.

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