Mamá me obligó a volver a casa.
Me obligó a cambiarme de colegio y comenzar desde 0.
Yo me negué.
Me sentí tan míserable al sentir la palma helada de mi madre sobre mi rostro, mientras me gritaba que estaba tan arrepentida de haberme tenido.
Ahora yo me preguntaba la razón de seguir con vida.