3. ¿Ahora Soy Idiota?

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Era miércoles, estaba caminando en el pasillo principal de la escuela hacia mi casillero, pensando en alguna estupidez como ese chico del club. Ese chico que yo amaba ver, todo él era perfecto. ¿Cuál era su nombre?

Harry, Harry Styles.

Él es muy guapo, en verdad, si yo pudiera decidirlo, de verdad le haría la plática, pero debo ser fuerte y no tener ningún lazo afectivo con ningún cliente del Club. Simplemente es por mi propio bien. 

Bueno, pensaba en ese idiota encantador cuando choqué con Lucas.

-Lo siento, Marissa, pero te hubieras fijado -dijo tomando mi hombro ya que había hecho contacto con su brazo.

No contesté, no pensaba hablarle a ese tipo después de lo que dijo el Sábado y lo que acababa de decir, yo estaba orgullosa de mi y la única opinión que me importa es la mia, no la de él, no la de nadie que quiera decirme que soy esto y soy eso. Y se acabó. Quien quiera discutir eso conmigo va a acabar perdiendo ya que yo puedo llegar a un nivel muy extremo con mi orgullo.

Si quiere que lo perdone debería, primero, pedirme una disculpa, aceptar que estuvo mal lo que dijo y luego darme un gran abrazo, pero conociéndolo, no pasaría ni en un millón de años.

-¿Sigues molesta? -preguntó

-¿Tu qué crees? -pregunté con un tono sarcástico

-Lo siento, pero eres muy nena, yo solo te dije la verdad. Soy tu amigo y supongo que mereces que yo sea honesto contigo y sé que te tomaste muy a pecho lo que dije pero ambos sabemos que así son las cosas.

-Como quieras -dije revoloteando los ojos

-Oh, vamos, Marissa...

-¿Vamos qué, Lucas? -Lo interrumpí quitando su mano de mi hombro- ¿Quieres que tome tu mano, me arrodille y te pida perdón? ¿Que te diga que odio mi trabajo? Lo hare, solo deja de andarme jodiendo con esto.

-¿Jodiendo? Tu sola estás jodiendo tu vida. A mi no me metas en tus problemas, yo solo trato cuidarte y asegurarme de que no te pase nada, pero si sigues trabajando ahi, entonces si estas jodiendo tu vida.

-¿Qué yo te meto en mis asuntos? Ni en tus sueños -dije- ¿Que es lo que te molesta? ¿Que sirva bebidas? ¿Que me paguen? Dilo y listo. No voy a acostarme con nadie por dinero, si eso es lo que te preocupa.

-Entonces, ¿Que mierdas fue eso de llevar al tipo ese a un cuarto? No eres una prostituta y tu misma lo acabas de decir. Tu misma lo dices todos los putos días. Tu misma lo dices todas las malditas veces que trato de hacerte entrar en razón.

-...Como tu dijiste, estoy jodiendo mi vida, pero es mi vida, no la tuya y no te voy a meter en mis problemas. Y aún si quisiera ser una prostituta lo sería sin tu aprobación ya que no es tu asunto.

-¿No ves todas las cosas idiotas que estás haciendo?

-¿Ahora soy idiota? Creí que hace 2 segundos era una prostituta

-Al parecer no distingues entre ser idiota y decir que lo que haces es idiota -gritó

Una lágrima recorrió mi mejilla. La limpié rápidamente porque simplemente él no merece verme así después de lo que me dijo. 

-...Al parecer tu no distingues entre ser un antipático y ser un patán. 

Seguí mi primer camino, limpié mis nuevas lágrimas con el dedo. Lucas jamás me había gritado, siempre había sido decente conmigo, no un amor pero siempre había sido bastante pasable. Siempre había sido tan buen amigo. Siempre había, siempre había, siempre había...

Siempre es una palabra muy larga, al menos su significado. Pero ahora es un maldito bastardo que no merece un poquito de simpatía de mi parte.

Pero todas las personas pueden llegar a tal grado de honestidad que te das cuenta de que realmente no te apoyan. Y eso, eso es bastante triste.

Llegué al casillero, abrí la puerta, metí mis libros y vi una foto que tenía de cuando Lucas y yo éramos mejores amigos, pero cambió, de verdad cambió. 

Siempre hemos sido Lucas y yo contra el mundo. Ahora soy solo yo.

Quité la foto, la tiré entre unos libros dentro del casillero y suspiré.

Cerré el casillero y salí, me puse unos audífonos y caminé hacia mi casa escuchando música, algunas lágrimas seguían bajando por mis mejillas.

Había caminado apenas 2 cuadras para llegar cuando un auto se paró junto a mí, bajó la ventanilla y su rostro se volvió reconocible.

Era él. 

-¿A dónde vas? -preguntó 

-No te importa -dije limpiando la lágrima que acababa de caer

-Vamos, súbete, yo te llevo. 

-¿Quién dice que necesito que me lleves?

-Comenzará a llover y no quieres arruinar tu cabello, yo lo sé. 

-Está bien -terminé accediendo. 

Harry me abrió la puerta desde adentro y yo entré.

-Dime, Robin, ¿Por qué lloras?

-Un tipo. Sabes, los hombres son inútiles. Solo quieren tener la razón.

-Los hombres somos unos perros bastardos y unos ineptos a veces, pero cuando queremos algo lo queremos tanto, que lo debemos tener. 

-¿Por qué es así?

-No lo sé, pero siempre lo conseguimos. De verdad, siempre. 

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