Epílogo.

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Salí, tomé el correo del buzón y lo revisé. Basura. Basura. Basura. ¿Qué mierda? ¿Qué es esto?

¡¿Marissa y Harry qué?! Maldita sea. 

Había 999 cosas más inútiles que ella podía hacer pero eligió la 1000. 

La 1000, la peor de todas, la que iba a ponerme loco en un instante, era la 1000 por una simple razón, era la última que ella podría elegir. 

Entré a la casa un tanto molesto y el teléfono sonó.

-Fink. -dije al contestar

-¡Lucas! Hola. Habla Marissa

-Nena, hola. -Traté de actuar normal- ¿Qué pasó? Me dijo Gold que te comprometiste con Harry, felicidades, es un buen chico.

Una mentira nunca hirió a nadie. O tal vez si, da igual, no lo sabrá. Después de lo que le dije en el café ya cree que todo está bien, pero no lo está.  

-¡Sí, gracias! Por eso te hablaba.  -dijo ella muy emocionada

-Oh, ya veo. ¿Qué pasó?

-Dos cosas. La primera. No se si ya te llegó la invitación, quería dártela personalmente pero hubo un problema con los que hicieron las invitaciones y en la oficina del correo y ya no pude dártela. Espero que puedas ir a mi boda, de verdad te quiero ver ahí.

-Y ahí estaré, la invitación seguro llega en 2 o 3 días. ¿La segunda cosa?

-¿Irías con Perrie y conmigo a buscar mi vestido?

-¿Yo?

-Sí. Sé que no estuvimos bien tú y yo y todo pero confío mucho en ti y me gustaría que fueras con nosotras.

-No sé, Marissa. No sé nada de vestidos.

-Anda. Por favor.

-Está bien. Solo dime bien la fecha, la hora y ya.

-Sí, sí. Te marco cuando ya tengamos cita.

-Okay. Te cuidas.-dije y colgué.

La verdad. No quería ir, pero es Marissa, es mi oportunidad para abrir sus ojos y dejarle claro quién es con quien debe estar en realidad.

Entré a mi cuarto y me senté en la orilla de la cama un poco frustrado, solo esperando un poquito de simpatía de parte de mi chica favorita. 

-Oye, Holls -dije

-¿Sucede algo? -dijo ella acercándose a mi

-Creo que tenemos un problema.

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