Nuestra Mayor Fortaleza

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Mireille era valiente, pero no tenía tanta fuerza como Hell Owl. Sus varas cortopunzantes no bastaban contra esas colosales alas.

Había dejado en claro que no interfirieran en el conflicto, y no daba signos de arrepentirse de ello, a pesar de los continuos besos que le daba al suelo.

Trató de herir a Hell Owl varias veces, pero su armadura era impenetrable, además de ser increíblemente ágil.

-¡Reacciona, Theo!-gritaba Mireille anegada en lágrimas.

-¿Qué se supone que debo hacer? Mi consciencia está limpia.

-¡Por eso! ¡Nadie puede...!

-¿Vivir sin culpa? Me he desecho de mis emociones, no me han traído más que penas.

-No es cierto.-sollozó Mireille.

-¿Ah, no?-respondió con sarcasmo mientras volvía a estamparla con el suelo.-Me enanoré de Ladybug, y Chat Noir me llenó de celos.-le asestó una bofetada.-Fui akumatizado.-segunda bofetada.-Casi muero en un puñetero incendio cuando fui a buscarte.-la alzó por los aires y la empezó a estrangular.-Cada momento de estrés, humillación, impotencia, que he vivido nada más en los últimos días, ¿no te parece doloroso?-se lanzó en picada e impactó a la chica contra el suelo.

Mireille estaba llena de sangre y gemía de dolor.

-¿Por qué me haces esto?-lloró.-¿Acaso me odias?

-No, en mí no quedan ni el amor ni el odio. Tu persistencia me hace tomar medidas más rudas.

-¿En serio es una medida ruda golpear a la persona que amas?

-Yo no te...

-¡No lo digas!-gritó Mireille, que lo atrajo hacia ella y plantó un beso en sus labios.-Sé que en el fondo, aún me amas.

-¿Tú crees?-dijo Hell Owl con inusitada ternura, y acariciando su cuello con suavidad.

-Te amo.-musitó Mireille.

-Error.-gruñó Hell Owl, y reanudó el estrangulamiento.-Un beso no hace que te amen, Mireille, y menos cuando besas a alguien que no siente nada.

Mireille daba arcadas, incrédula.

-Puedo sentir tu dolor, Mireille. Tu sorpresa. Tu tristeza. Tu ira. Tu temor. Son como un cóctel de repugnancia en mi cabeza. Una vez que te entregue a la Coccinelle du Mal, me comprenderás por fin.

-Pe... pero... no te amaré más.

Hell Owl sonrió.

-¿Y quién dijo que eso es lo que deseo?-los ojos de Mireille terminaron de cerrarse, y sus pulmones ya no recibían más aire.-No hay nada más agradable que una mente en blanco.

Hell Owl se levantó y dejó el cuerpo de Mireille. Se volvió hacia los demás.

-Bien, ¿quién sigue?

-Monstruo.-bufó Alya.-La mataste.

-En absoluto. Sólo está desmayada. Así estorba menos.

-Vas a pagar por esto.-amenazó Chat Noir.

-¡Por favor! Tú y yo sabemos que no vas a matarme.

-¡Pero tú me traes sin cuidado!-advirtió Chat Blanc.

-Te has ablandado, Chat Blanc. Puedo verlo en tus pensamientos. Aunque casi nulo, has tomado cierto cariño hacia todos, incluyéndome. Te duele no tener a nadie, te duele saber que morirás cuando entregues ese Miraculous en tu hombro. Y no puedes escapar de la culpa de tus asesinatos y manipulaciones, como no puedes escapar de que te originaste de Adrien.

Not so Pure [Chat Blanc] Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora