El Próximo Reto

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Cuando mejoras tus dibujos por tus fans, ambos malos se hacen buenotes y aguardas por comentarios :'v

Los destrozos y las ruinas de la ciudad fueron arreglados. El arma de destrucción masiva creada por el akuma volvió a transformarse en la Torre Eiffel. Para el mundo, tanto Chat Blanc como la Coccinelle du Mal habían muerto, pero todos acordaron mantenerlos bajo vigilancia. Con los Miraculous de la mariposa y del pavorreal, serían conocidos por ser poderosos aliados del bien.

Claro que el cambio de rostros que se dio por el poder de Miraculous Ladybug, y ponerse nuevos nombres, era una ventaja.

-Ni modo que me presente a las chiquitas como Chat Blanc.-había dicho éste, ya transformados tanto él como la Coccinelle.

-¿Y cómo te llamas, entonces?-respondió la Coccinelle du Mal.-Algo que no sea ni bobo ni francés. Finge que eres un inmigrante.

-Mohammed.-sugirió Nino en broma.
-Cállate, Mandela.-espetó Chat Blanc.-A ver... Alger LeBlanc. Sí. Me gusta.

-Felicidades, capitán obvio.-soltó la Coccinelle du Mal.-Bien, llámenme Sonya Proulx. Dos inmigrantes británicos de origen francés que optaron por estudiar en la ciudad del amor. Digno de novela.

-Haces que hasta ese nombre se oiga sexy.-dijo Alger.

-Idiota.-masculló Sonya.

Esa noche, los que habían vuelto a la ciudad dormían apaciblemente. El terror se había acabado, y sus héroes habían acabado con los supervillanos.

Sin embargo, en la penumbra de su habitación, Marinette se sentía dolida.

Por desgracia, ninguno de los que había muerto durante esos días había regresado. Sus padres. Tantos amigos perdidos...

Al día siguiente se celebraría un acto de conmemoración. Alger y Sonya acordaron no ir por razones obvias. Marinette nunca había visto que Alger derramara lágrima alguna como aquel día, a pesar de su actitud jocosa y ácida.

Probablemente ni Chloé o Max (habían perdido a Sabrina y Max había desistido de buscarla) lo perdonarían.

La pena no la dejó dormir sino hasta madrugada.

En sus sueños, navegaba en un bote de remos hecho de madera, con el mar Mediterráneo en calma.

Iba en compañía del maestro Fu y de la señora Agreste. Los tres llevaban ropajes del siglo diecinueve.

-Estamos orgullosos de ti, Marinette.-dijo el viejo sonriendo.

-Gracias... ¿qué hacemos aquí?

-Este es el pueblo de mi niñez.-explicó el Maestro Fu.-recuerda que tenía 186 años.

-Gracias. Pero... no pude salvar a toda esa gente. Y ustedes no volverán.

-Mi niña...-la señora Agreste puso una mano en su hombro.-Yo ya no pertenezco a ese mundo, y el pobre maestro Fu vivió demasiado. Era necesario descansar.

-Pero... sus muertes...

-Admito que no estaba en mis planes ser aplastado por una viga.-comentó el maestro Fu con naturalidad.-Pero sabes bien que Chat Blanc... digo... Alger no es más responsable que el akuma.

Not so Pure [Chat Blanc] Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora