Capítulo 13

7.7K 639 167
                                    

*Hermione*

-Hermione, es mortífaga -hablaba Ginny sin creer lo que ella misma decía.

Caminábamos hacia el despacho de Dumbledore, donde el profesor nos había mandando, mientras Harry y Neville llevaban a Cormac hasta la enfermería.

-Lo sé, me lo contó el primer día de curso. Por eso cuando tuvo el accidente en el partido me quedé cuidando de ella, para asegurarme de que nadie viera su brazo.

-Esto se os va de las manos, tenéis que hacer algo.

-¿Qué quieres que hagamos? Druella tampoco puede estar controlando sus impulsos todo el día, y créeme que por mi se ha controlado mucho, pero esta vez Cormac se había pasado.

-A partir de ahora vais a tener que aguantar miraditas y comentarios. ¿Va a ir lanzando "crucios" a diestro y siniestro?

Subimos las escaleras de caracol y la chisto para que no siga hablando. Aunque no quiera reconocerlo, sé que tiene razón. Ahora más que nunca Druella debe ir con pies de plomo y evitar a toda costa cualquier tipo de conflicto que la pueda poner en el disparadero de la duda.

Cuando llegamos al despacho, Dumbledore nos espera acompañado del profesor Slughorn, el profesor Snape y la chica de ravenclaw que vio todo lo que pasó y acusó a Druella.

-¿Qué hace ella aquí? -digo frustrada.

-Soy testigo, como vosotras -responde con altanería, cruzándose de brazos.

Miré a Dumbledore, buscando su apoyo, pero él prefirió mantenerse al margen.

-Solo falta la señorita Lestrange -comentó Snape, mirándome de forma interrogante.

-No sé dónde está. Hemos mandado a Luna para buscarla.

-Pues se ve que no la ha encontrado.



*Druella*

Le doy la carta a mi lechuza y ésta sale volando en dirección a la mansión de los Malfoy. Me he escondido en las mazmorras de la sala común de Slytehrin para escribirle a mi madre lo que acaba de ocurrir: Ginny sabe que soy mortífaga. He advertido a mi madre de que corro peligro de ser descubierta por el resto del colegio. Confío en ella y sé que se le ocurrirá algo para ayudarme. Ahora debo irme al despacho de Dumbledore, cuando estaba llegando aquí me encontré con Luna que no paraba de buscarme para decirme que allí me estaban esperando. Se que no debería ir, que lo mejor que puedo hacer es huir y esconderme hasta contactar con mi madre, pero Hermione se va a meter en un lío por protegerme y no puedo ni quiero dejarla sola, voy a afrontar las consecuencias de mis actos.



*Hermione*

-Cormac y yo comenzamos a discutir, me dijo una serie de improperios que no pensaba permitir y simplemente le lancé un confundus para asustarle -explicó Druella.

-¿Un confundus? -preguntó escéptico el profesor Dumbledore-. El señor McLaggen sufre un leve trastorno mental debido a una especie de tortura.

-Señor, el confundus que he realizado es ligeramente más potente que el habitual gracias a un entrenamiento exhaustivo por el que he pasado este verano, eso lo explica.

-Es cierto, señor. Yo estaba delante, intentando parar la pelea. Ella solo utilizó el confundus -apoyé el argumento de Druella.

-Usted también estuvo allí, señorita Weasley, ¿opina lo mismo que su compañera?

Con la sangre no se juegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora