Capítulo VI: Carta Nº1: ¿Por qué lo hicieron?

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¡Hola! mi nombre es Leidi María, vivo en una excelente casa; dos pisos, piscina, cuatro grandes árboles de manga resguardando cada coordenada de la casa, dos perros dálmatas, un loro que no deja de gritar mi nombre de la forma más atorrante. Mi mama descendiente de portugués, heredó tres panaderías las cuales aún mantiene los mejores ingresos. Mi papa italiano; aprendió a leer y escribir cuando yo nací, nunca fue a una escuela solo limpiaba zapatos pero llego a este país siendo joven y como todo extranjero astuto hiso mucho dinero, teniendo en la actualidad todo un red de zapatería italiana, mi hermano es licenciado en bioanalisis, hablamos poco pero es una buena persona. ¡Bueno, creía que era una buena persona! Y para cerrar mi origen familiar no puede faltar, Fitti, quien no ha dejado de estar conmigo en ningún momento de mi vida, me ha escuchado sin condición, me acurruca cuando mis ojos explotan de lágrimas, quien en toda esta vida tan espantosa no me ha traicionado, ni engañado, ¡Fitti mi gata desde los cuatro año!.

Bien, mi historia comienza a los catorce años. Era una niña, pero mi desarrollo fue bastante notable, mis bustos crecieron de una manera muy atractiva, mis caderas ni hablar, mis nalgas nunca dejaron de verse bien. (Modestia aparte) Podrías imaginar mi rostro blanco y ojos azules con una piel casi de muñeca, ¡Claro hija de portugués e italiano! Imposible que fuera oscura... Al menos que dudara de mi madre, ¡Pero no! No es mi caso. A esta edad tuve mi primer novio; lindo, parecía un cantante famoso. Yo estaba en octavo grado de educación segundaria, y él en noveno grado, vivía cerca de mi casa, me gustaba mucho. Sus labios, eran tan rojos que creo que lo llegué a morder durante algún beso. Por casi cinco meses hice lo mismo, escaparme, besarlo, quererlo, pero no deje que me tocara, no sé, quería esperar más, me daba miedo, pero él era tan lindo que me volvía loca, un día dejé que tocara uno de mis senos, fue espectacular, quería que siguiera, pero mi miedo me superó así que le quité la mano... Él se molestó tanto, nunca lo había visto así, ni siquiera en una de sus peleas en el liceo. Sus ojos mostraban mucha molestia. Le explique que me daba miedo, pero él no le importo así que me dejó ahí en las escaleras y se fue. Como estaba tan bravo conmigo, me ignoraba. Pasó una semana y nada que me buscaba. Viendo la película Titanic por enésima vez. Pensé que él tenía razón. Si de verdad lo quería como yo decía tenía que hacerlo con él, así que decidí buscarlo y planificar un día e ir a su casa como él quería. Mi sorpresa es que el lunes al buscarlo en el recreo está con Claudia. una amiga mía el doble de hermosa que yo. Corrí al baño y me senté en el váter. No deje de llorar, solo pensaba que él no iba a estar conmigo, porque Claudia sí se acostaría con él.

Y así fue, ESE mismo día término conmigo, lloré, lloré, lloré, hasta que una noche mientras hablaba con Fitti, descubrí algo: ¿Cómo consigo al hombre de mi vida? Pues así: si un chico lo que quiere es ir a la cama conmigo siempre me dirá que me quiere y que me ama más rápido que el mismo beso... y sélo si quiere eso no va aguantar y buscará la manera de dejarme pero ¿Y si aguanta? ¿Si sigue conmigo así no me acueste con él? ¡Entonces tiene algo especial! Aunque solo tenía catorce años ya pensaba en el hombre de mi vida. Pero bueno, así somos las niñas. Quizás la TV, las novelas, las historias, no sé, pero así somos; pensando en el fulano príncipe azul. ¿Príncipe? ¿Eso no viene de los franceses o algo así? ¡Frannnnnseeeeses! Por favor, ¿Y qué tengo yo que ver con eso? Estoy en un pueblo que se va la luz, aún pasan vacas por el asfalto, ¡perdón! por la carretera, más caseríos y ciudadelas que árboles. Es más, pensándolo bien no hay muchos árboles ya por aquí. Y entonces ¿porque una chica como yo debe estar pensando en el príncipe azul? Pero así fue. Fui buscando a mi príncipe azul aplicando mí formula matemática:

Muchos besos + cariño + atención – sexo = El chico ideal

Desde entonces siempre tuve un noviecito. Salí, crecí, aprendí, pero nunca permití que nadie me tocara. Si era bonita como todos decían, si era la mejor como todos hablaban entonces tenía que sacrificarse un poco para estar aquí conmigo y tenerme como quisiera, es mi lógica y así lo mantuve.

AMORES EN TIEMPOS MODERNOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora