DIALOGO: ALGUNAS DISCUSIONES

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—¿Por qué no me has lavado el pantalón que te dije ayer? —comenzaba Yeremi, un día cualquiera, una de sus típicas peleas.

—¡Disculpa! —respondía Elizabeth exasperada, intentando mantenerse calmada—. Es que ayer salí tarde del Tecnológico, y estaba tan abrumada redactando el informe de las pasantías... Yo lo lavo ahorita, en lo que termine de fregar los platos.

—¡Sí, pero no estará seco para mañana! —se quejaba él, alzando la voz molesto— ¡¿Cómo se supone que voy a hacer?!

—¡¿Bueno, pero qué quieres tú que haga yo?! ¿Tú crees que yo estoy jugando? —explotaba ella obstinada del problema.

—¡Yo tampoco estoy jugando! —poco a poco, Yeremi comenzaba a gritar, sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo— ¡Trabajo todo el día, y quiero mi pantalón limpio para mañana, que tengo una reunión!

—¡Pues entonces lávalo tú! —gritaba Elizabeth también.

—¿Cómo que lo lave yo? —bramaba indignado, furioso— ¡Ese es tu trabajo!

—¿Mi trabajo? ¡Soy tu mujer, no tu cachifa! —se oponía ella, resistiéndose a ceder.

—¡Deja eso y andar a lavarme la broma! —ordenó él, intentando mantener la poca paciencia que le quedaba.

—¡Ah pues, ¿qué te pasa?! ¡Deja la estupidez!

—¡Estúpida eres tú, que no puedes lavar un estúpido pantalón! ¡Anda a lavarlo ya!

—¡Si me sigues gritando no voy a lavar un nada!

—¡No me lavas nada y te juro que parto todos los platos!

—¡Hazlo pues, a ver dónde vas a comer! —le retaba ella— ¡Así no tengo que lavarlos todos los días, porque tú eres incapaz de fregar hasta la cucharilla que usas!

—¡Por que trabajo todo el día idiota! —atacaba él furioso, fuera de sí mismo.

—¡Deja de gritarme e insultarme! ¡¿Qué te crees tú?!

—¡Me creo el que se mata trabajando todo el día, como un esclavo! ¡Eso me creo!

—¿Y yo qué hago Yeremi? —decía ella, quebrándose en llanto— ¿Yo no trabajo también como una burra? ¡Para tener que aguantar también tus insultos!

—¡Tú crees que llorando solucionas las cosas! —interrumpía él, gritando harto— ¡¿O es que crees que por soltar un par de lágrimas te vas a librar de lavar el pantalón?!

—¡Desgraciado! —le gritó Elizabeth.

—Imbécil —bufó él.

AMORES EN TIEMPOS MODERNOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora