3. Mis primeros momentos contigo

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Capítulo III

Mis primeros momentos contigo

Corrí por un largo pasillo hasta alcanzar la falda de mamá. Los demás se habían adelantado junto con papá para obtener su primer helado del verano después de haber pasado todo el día en el hospital, pero minutos antes había notado el extraño semblante que ella tuvo después de la cita médica a la que se sometía y no tenía muchos ánimos de dejarle sola. Ni siquiera se detuvo a tocar mi cabeza con la suavidad y cariño que siempre lo hacía, simplemente caminaba con paso firme y sus puños cerrados y extrañamente rodeados con furia. Sostuve su falda con mi mano y caminé a paso veloz para ir a su mismo nivel. Sollozó, y levanté mi cabeza para poder mirarle. Sus mejillas estaban bañadas en lágrimas, pero podía notar esas ganas parecidas a las que tiene cuando quiere golpear a mi padre por gastar el dinero en cervezas sin permiso. Tropecé y solté su falda para evitar que cayera conmigo aunque mi estatura pequeña de  un niño de seis años no me lo permitiera. Me senté sobre mis rodillas, y antes de que pudiera cubrir mi boca por el golpe y el dolor, sentí las manos de mi madre levantándome del suelo. Sus lágrimas seguían ahí, y siguió caminando sin decir nada. Me abracé a ella y hundí mi cabeza entre su cuello y hombro. Ella me sostuvo fuerte, y en cuanto salió por la puerta corrediza del hospital, murmuró entre dientes y me apretujó contra ella.

Matsuzo... Llamó el nombre de mi padre, girándose hacia atrás de nosotros. Pero al parecer no se dio cuenta de que ellos hacía mucho nos habían dejado atrás. Me separé para verle, pero solo siguió buscando a mi padre entre el estacionamiento. Este idiota... Suspiró molesta y caminó por la banqueta del hospital para salir de allí y tomar el autobús. Siempre haciendo lo que se le viene a la mente. Un trueno la hizo detener sus palabras y sobresaltarnos a los dos.

Alzamos la mirada hacia el cielo cubierto con las oscuras nubes de la lluvia que nos había advertido el noticiero de la mañana. Apreté mis labios y bajé mi mirada hacia ella. Mamá me miró y sonrió, limpió sus lágrimas con la manga de su blusa roja y volvió a sonreírme cuando terminó. Pero yo no lo hice de la misma manera, me acerqué, depositando un beso sobre su mejilla y su nariz. Odiaba tener que demostrar mis sentimientos hacia cualquiera, pero ella era la única persona a la que podía demostrarle como me sentía. Me abracé de nuevo a su cuerpo y ella removió su mano en su bolso y escuché como, sin necesidad de bajarme, abría una sombrilla justo a tiempo para nosotros, antes de que las gotas de lluvia nos empaparan.

Ichimatsu, mi niño, ¿te gustaría tomar algo con tu madre? Me separé y asentí. Quizás ella necesitaba llorar un poco más o quizás solo necesitaba tomar algo para sentirse mejor. Me removí para que me bajara al suelo y ella lo hizo. Alcé mi mano para que la tomara, y también lo hizo. Sonreí esta vez y admiré la sonrisa de ella con mucho cuidado.

¿A dónde iremos? Pregunté balanceando mi mano con la de ella. Pensó, mirando hacia el suelo y con un dedo en su barbilla.

¿Recuerdas aquel lugar al que fuimos el año pasado donde vendían esos helados de vainilla con café? Pensé un poco antes de asentir. Nunca había pensado que el café era bueno hasta que fuimos a aquel lugar cuando nos escabullimos mamá, yo y Todomatsu. Sus helados de vainilla eran realmente buenos, y el café que preparaba mi mamá con leche era más bueno que eso. Entonces vayamos a allá. Sonrió. No está muy lejos de aquí. Dio un apretón a mi mano, y comenzó a caminar.

Save me || Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora