Ichimatsu poco a poco ha comenzado a enfermar. Sintiendo como su cuerpo entero se desmorona, lo oculta todo detrás de una simple apariencia cansada; alejándose no sólo de si mismo, si no de su familia, aferrándose a soportarlo todo completamente sol...
Antes que nada, una gran disculpa por actualizar tanto tiempo después de haber dicho que lo haría. Sinceramente cuando según yo podría sentarme a escribir, me ocupaban para algo o simplemente no me sentía del todo bien. Pero por fin he traído la continuación de "Sálvame", la penúltima parte, y antes de finalizar el año terminaremos con Save me completamente.
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Capítulo 10
Sálvame
II
Osomatsu no quería apartar sus ojos de Ichimatsu, aunque este estaba distraído con un juego de piano en el teléfono y apenas le prestaba atención. Sus ojos se veían cansados, y podía notar que estaba ligeramente nervioso por el tratamiento que llevaría para la fiebre ya que no paraba de perder. Eso, o que era bastante malo jugando. El mayor extendió su mano para acomodar un poco el cabello del menor y le dio una pequeña caricia en la mejilla, haciendo que Ichimatsu se restregara en su mano como si fuera un gato ya que casi ronroneaba.
—Osomatsu, estás vetado como opción para acompañar a Ichimatsu a tomar el baño de hielo. —Le comentó Choromatsu tan rápido que no le dejó ni siquiera opinar, haciendo que el mayor por fin quitara sus ojos de su hermano, y simplemente le miró como si el tercero estuviera loco, entornando los ojos. —Has pasado la mayor parte del día con Ichimatsu, así que, como grupo, te vetamos.
—Iré yo. —Dijo imponiendo sus palabras y su estatus de hermano mayor, pero Choromatsu negó.
—Te toca quedarte sin hacer nada. —Contestó y le apuntó directamente. —Punto final.
—Hasta creen. —Jyushimatsu entró por la puerta con un vaso de té helado, yendo directamente hacia la cama de Ichimatsu; quien le miró con curiosidad; Osomatsu se limitó a verlos de reojo, pero ignoró la situación. Jyushimatsu siempre lograba obtener la atención del cuarto hijo cada vez que llegaba a la habitación.
—Iré yo. —Esta vez habló Karamatsu; Ichimatsu apenas y le volteó a ver de reojo y, a escondidas, le dio un sorbo por la pajilla al té que Jyushimatsu había traído esperando que nadie se diera cuenta de eso, en especial Choromatsu, que seguramente le regañaría. —No he podido hacer nada, así que déjenme ir.
—¿Ah? Yo tampoco he podido hacer mucho. —Se quejó Osomatsu girándose de lleno. —Ichimacchu estará más feliz conmigo. —Añadió acercándose a sus otros hermanos.
Jyushimatsu rio cuando Ichimatsu le indicó que se acercara y le robó más de su té, ignorando la pelea que había delante de ellos; el menor corrió hasta el otro lado de la cama y se interpuso entre la vista de los mayores para que Ichimatsu pudiera tomar mejor de la bebida; no le importaba en lo absoluto si se lo terminaba, ya que sabía que el menor no podía comer mucho que viniera de fuera.
