4. Mis últimos latidos

1.4K 148 49
                                    


¡Buenas! En serio, agradezco mucho sus comentarios, no crean que no los leo, pero me da mucha pena contestarlos a tantos meses de haber actualizado. u,w,u No sé que me pasó por la cabeza en su momento. En fin...

Les recomiendo el cover de Umbrella de Ember Island.

Nos leemos pronto.

- - - - -

Capítulo IV

Mis últimos latidos

Me puse de pie sobre el pequeño banco del baño y levanté mi sudadera. Mi estómago era realmente delgado y seguramente había adelgazado unos cuantos kilos. Miré mi rostro, tomándolo y avergonzándome de lo delgado que comenzaba a verse. Mis ojeras eran pronunciadas y mis ojos se veían decaídos. Estaba completamente demacrado y, aunque no fuera algo fuera de lo común, esta vez hasta yo podía notar la diferencia. Chasqueé mi lengua y abrí el grifo para lavar mi rostro, acudando mi mano para atrapar un poco de agua y enjuagar mi boca. Cerré la llave para secarme con una toalla y aspiré el dulce olor a lavandería que emanaba con un pequeño toque de suavizante.

—Ichimatsu. —Escuché la voz de mi madre justo cuando tocó la puerta. Miré en esa dirección y esperé a que continuara pero, en vez de eso, solo abrió y asomó su rostro con una pequeña sonrisa nerviosa en él. —¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor? —Asentí y terminé de secarme las manos.

—He tenido algunas noches sin dormir muy bien, creo que simplemente acumulé cansancio. —Le sonreí de regreso, aunque parecía que ella no creía mis palabras. —No te preocupes. Estaré bien.

—¿No te gustaría ir al doctor? —Abrió la puerta por completo y me miró de pies a cabeza. —Tu padre y yo hablamos, dijo que estuviste vomitando la otra noche. Podrías ver a un viejo amigo. —Solté una pequeña risa nerviosa y negué. Gastar dinero en una tontería como medicamentos, cuando lo que hacía falta era precisamente eso, dinero, no era una opción. Caminé hacia mamá y tomé sus manos.

—Estoy bien. —Me miró poco convencida cruzándose de brazos y análizándome de nuevo. —Si me siento mal te lo diré. ¿De acuerdo?

—Prométemelo. —Dijo al instante. Me quedé unos segundos en silencio, pero asentí. No entendía por qué mamá estaba tan nerviosa. Quizás el sueño que tuve no fue más que un doloroso recuerdo que borré con el paso del tiempo, pero era imposible que yo o alguno de mis hermanos enfermara. Sonreí y besé la mejilla de mamá, guardando las manos en mis bolsillos.

—Te lo prometo.

Dio un leve golpe con la palma de su mano en mi mejilla y salió del baño poco convencida. Pero qué más podía hacer. Preocuparla de que en realidad sentía que poco a poco me moría por dentro no era una opción. Aclaré mi garganta y acomodé un poco mi cabello frente al espejo, sintiéndome como un idiota por mentirle a mi madre. Me miré justo a los ojos y rezongué, despeinándome de nuevo. Mi estomago pedía comida y mi pecho se endurecía con cada paso que daba. ¿Dolor? Ni siquiera se imaginan. Esta vez saldría de casa para ahorrarme explicaciones.

Salí del cuarto de baño para subir y tomar una camiseta limpia junto con unos pantalones sin toparme con alguno de mis hermanos. Algo que agradecí enormemente. Me cambié rápido de ropas y bajé los escalones con cuidado, encontrándome con Jiji al final de ellos observándome con sus fríos ojos negros. Ladee mi cabeza curioso por él. Me parecía extraño que siguiera en casa.

—¿Qué haces aún aquí? —Le sonreí y terminé de bajar los escalones para tomarle entre mis brazos, aunque prácticamente él saltó a ellos. —¿Te preocupas por esta basura? —El gato maulló y acarició su cabeza en mi cuerpo. Volví a sonreír y acaricié su lomo con mi mano, agachándome en el genkan y colocándome mis sandalias. —No seas patético. —Me puse de pie y volteé a verle. —Es solo un resfriado algo fuerte, nada de qué preocuparse.

Save me || Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora