The Queen |Las Cronicas de Narnia| Edmund Penvensie

I : Una guerra

El sonido de los aviones sobrevolando el cielo estrellado se mezclaba junto con el de las bombas cayendo y explotando casas, parques, escuelas. Cada vez los sonidos de las bombas se escuchaban más cerca, como si las bombas vinieran hacia mi, aunque en concreto venían hacia todos los ingleses.

Corrí todo lo que mis pies cansados y dolorosos me permitían, mire por la ventana de mi habitación y los aviones alemanes cada vez se acercaban más hacia mi casa.

Retuve en mi garganta un sollozo al ver como una bomba caía en la casa de mi vecina Sam destrozándola por completo, con el miedo en el cuerpo y las lágrimas surcando mis mejillas corrí todo lo que mis pies me permitieron hasta el refugio afuera de mi casa.

Los aviones pasaban encima de mí como si fueran aves surcando el cielo, pero no son aves, son unos malvados alemanes lanzándole bombas a familias inocentes ajenas de la política.

Con mucho esfuerzo logré cerrar la puerta del refugio, me sobresalté al escuchar caer una bomba tan cerca del refugio.

Mire hacia mi izquierda y para mí tranquilidad hay se encuentra mi madre. Un sollozo se escapó de mi garganta a la vez que iba hacia mi madre y la abrazaba con fuerza.

- Tengo miedo - Confesé, mi madre me dio una tranquilizadora sonrisa y comenzó a acariciarme el cabello-

- Lose cariño, yo también.

Así fue como el sueño me venció, acostada con mi madre en un colchón viejo e incómodo con el sonido de las bombas arrebatando vidas como fondo.

ΠΠ

Cerré mi maleta de cuero y la deje sobre mi cama, suspiré mirando por mi ventana el caos que se vive en Londres, madres con sus hijos camino a la estación de trenes, algunos llorando y otros gritando, jóvenes soldados recogiendo los cadáveres de los muertos.

- Freya, ya es hora - El grito de mi madre hizo que me levantara de mi cama -

Agarre mi maleta y baje hasta la planta de abajo donde me espera mi mama con una cara triste.

- Estas lista cariño? - Me pregunto mi madre, a pesar de tener esas enorme bolsas debajo de sus ojos y sus cabellos enredados se veía hermosa -

- Creo que nunca estaré lista para esto mamá

Mamá y yo emprendimos camino hacia la estación de trenes, el camino fue muy desesperante, las calles están repletas de familias llorando a sus muertos, mujeres despidiendo a sus hijos, huérfanos buscando a sus padres.

La estación de trenes se encuentra a rebosar de mujeres y niños, las puertas del tren se encuentran abiertas.

Una campana sonó avisando que ya era la hora de irse, el tren partiría.

Mire a mi madre con el ceño fruncido, no quiero dejarla sola, no debo dejarla sola.

- Estarás bien mamá? - Le pregunté, ella dirigió su mirada hacia mi y me dio una sonrisa tranquila -

- No te preocupes cariño, yo estaré bien, tu debes irte - No me convenció su respuesta, pero ya era muy tarde para echarse para atrás - Este es tu billete, ten

Agarre mi billete y lo metí en el bolsillo de mi abrigo gris.

Mire a mi madre conteniendo las lágrimas y me lance hacia ella envolviendo mis brazos en su cuerpo, ella me devolvió el abrazo con fuerza.

- Te extrañare mucho mi niña, por favor pórtate bien y mándame cartas - Asentí separándome de mi madre y limpiando las lágrimas que se escaparon de mis ojos -