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     Se detuvo al ver una cabellera castaña muy familiar salir de los vestidores, estaba tarareando una vieja canción de cuna y sus ojos estaban perdidos, como siempre.

—¡Hyeri!—gritó, pero la chica ya no estaba. Alguien la había jalado de vuelta con fuerza y ella había desaparecido del pasillo.

Jungkook frunció el ceño, bastante extrañado. ¿Qué estaba pasando ahí? ¿Y si algo malo le estaba pasando a su mejor amiga?

Definitivamente tenía que acercarse a la escena, porque cualquier cosa relacionada con Hyeri era importante para él.

Demasiado importante.

Caminó hacia la puerta, con la curiosidad hasta el tope y la entreabrió un poco para poder escuchar la conversación entre esas dos personas.

—Deja de ignorar mis mensajes.

—No estoy ignorando nada, ya te dije que no tengo número. ¡Y aunque lo tuviera, ya te repetí un millón de veces que no quiero salir contigo!—la castaña sonaba asustada, pero a la vez un poco molesta.

Jeon frunció el ceño con fuerza al escuchar eso.

Hyeri era tremendamente bonita y peculiar, y claro que sabía lo mucho que los chicos hablaban de ella. Le molestaba saber que había tantos pretendientes tras ella, su parte egoísta no quería que la castaña tuviera novio nunca.

Si, eran celos.

— ¿No quieres salir conmigo? ¡Todas quieren salir conmigo, cariño! Estás confundida, lo entiendo, pero--

— No, no entiendes. No significa no. No estoy confundida ni mareada, te estoy diciendo que no me interesa salir contigo, ni ahora ni nunca.

—No estás entendiendo bien. Vas a salir conmigo, Hyeri. Quiero meterte en mi maldita cama lo más pronto posible y, si no cooperas, las cosas van a salir mal. Para ti, claro está —El chico esbozó una sonrisa siniestra antes de apretar su cuerpo contra el de la chica y sostener las muñecas de esta sobre su cabeza. Las manos de este recorrieron la silueta de la chica de arriba a abajo. Hyeri tenía un semblante serio, pero Jungkook la conocía demasiado bien. Tenía miedo. Su cuerpo temblaba y sus ojos se estaban cristalizando— Pensándolo bien, ¿por qué esperar por mi cama? El piso es un lugar perfecto.

Jungkook estaba furioso.

Cuando menos se dio cuenta, tenía al chico de cabello negro debajo de él.

Jungkook lanzaba golpes sin piedad. Cada célula de su cuerpo estaba ardiendo de la ira que le había provocado presenciar aquella situación.

¿Quién se creía que era ese bastardo como para hablarle así a Hyeri? La había amenazado y le había faltado al respeto. Sus ojos habían recorrido el cuerpo de la chica con la mirada más desagradable y sucia que alguien se hubiera imaginado. Y no sólo eso, el infeliz se había atrevido a tocarla. Había pasado sus sucias manos por el cuerpo de Hyeri. De su pequeña Hyeri.

Quiero meterte en mi maldita cama lo antes posible.

No, maldición, eso nunca iba a pasar. Él iba a encargarse de ello.

A pesar de los intentos de su oponente por defenderse, Jungkook no había recibido más que pequeños e insignificantes golpes. Estaba totalmente cegado por la furia.

—Ju-Jungkook...—Hyeri no sabía qué hacer. Sabía que el castaño iba a meterse en problemas y eso era lo que ella menos quería. Estaba aliviada de que el chico apareciera justo en el momento adecuado, pero no quería que hiciera algo de lo que iba a arrepentirse después.

Jamás había visto esa mirada en Jeon.

Él no era alguien violento, nunca se metía en peleas ni causaba problemas, pero era el deportista estrella de la escuela y claro que estaba a punto de dejar inconsciente a Jinyae.

Son Jinyae, el gran matón de la escuela, chico atractivo y malo con demasiadas bobas detrás de él. Un completo patán que parecía no querer dejar en paz a Hyeri con sus idioteces.

Honestamente, que Jungkook le tirara un par de dientes no sería algo malo...

No, reacciona, Hyeri.

—¡Jungkook! Oh Dios, vas a matarlo. ¡Jeon! ¡Yo sé que es un imbécil pero --!

—¡El piso es un lugar perfecto para que te de una paliza, ¿no es así?! Te juro que si vuelves a tocarla, molestarla o te atreves a siquiera voltear a verla voy a romperte cada maldito hueso del cuerpo, bastardo, y agradece que estoy advirtiéndote— Jungkook prácticamente escupió sus palabras con voz gruesa y aterradora. Inclusive Hyeri se sintió asustada.

La mano del castaño se entrelazó con la de ella, llevándola lejos de ahí y dejando a un herido Jinyae en el suelo de los vestidores.

Hyeri quería golpearse mentalmente, porque en todo en lo que podía pensar era en el agradable calor que emanaban las manos heridas de Jeon y en lo suaves que eran.

—¿Estás bien?—preguntó él con la respiración entrecortada.

—¿Yo? Eso es lo menos importante ahora, ¿cómo estás tú? ¿te duele algo? ¿te lastimaste?

— Al carajo si me lastimé o no. Quisiera regresar el tiempo y evitar que ese infeliz te ponga las manos encima, o que te olvidaras de eso para siempre.

Hyeri se recargó en el pasillo, Jungkook aún tenía su mano entrelazada con la de ella y la sensación no hacía más que calmarla.

— Yo...

—Me corrijo, voy a ayudarte.

—¿Y cómo...?

Jungkook posicionó sus manos en las mejillas de la castaña y, antes de susurrar una maldición, la miró fijamente a los ojos.

—Así.

Juntó sus labios con los de ella y comenzó a moverlos suavemente mientras con una mano creaba pequeños círculos en la cintura de la chica.

Hyeri estaba en un completo shock.

Jungkook la estaba besando.

Repito, Jungkook la estaba besando.

Y la escena no tenía para nada pinta de ser un sueño.

206; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora