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—¡Vamos, Hyeri! ¡Mi pequeño Jungkookie está a punto de tirar!

Hyeri asintió y subió las gradas para sentarse justo al lado de Taehyung quien había estado llamándola desde que la vio entrar al gimnasio.

Y si, justo como él había dicho, Jeon se encontraba apuntando con el arco hacia su objetivo.

La tensión se sentía en todo el ambiente, y es que ese tiro lo definía todo.

Tú puedes, Jungkook, tú puedes.

El sonido de vitoreos y gritos de felicidad se hicieron presentes en el lugar, provocando que el ambiente se elevará notablemente.

Jungkook había hecho un tiro perfecto.

Hyeri no pudo evitar ponerse de pie y gritar con la mayor fuerza que sus pulmones le permitieron. Sabía que Jungkook era capaz de grandes cosas y le alegraba cada uno de sus triunfos. La hacían sentir orgullosa de él.

La celebración había terminado ya, menos para dos personitas que aún se encontraban gritando y brincando de la emoción.

Si, Hyeri y Taehyung estaban armando una escena bastante divertida frente a todos, pero no importaba. Estaban felices, muy felices.







Hyeri caminaba hacia los vestidores con Taehyung a su lado. La competencia ya había terminado y la mayoría de gente se había ido a casa, pero ellos habían planeado sorprender a Jeon e ir juntos a celebrar la victoria a algún restaurante. Por eso se dirigían a los vestidores, tenían que ir por él.

—Uh, Hyeri, creo que olvidé mi cartera en las gradas.

—Oh, vamos, te ayudo a bus--

—No, está bien —sonrió— Yo la busco y tú ve con Jungkook, felicítalo, hablen o cómanse a besos, no lo sé, pónganse creativos.

—¡Kim Taehyung!— la cara de la chica se encontraba roja y golpeó el brazo del castaño con un poquitín de fuerza.

— O podrías simplemente contarle algo que empieza con "chica anónima" y termina con "206". No puedes ocultárselo para siempre.

Hyeri suspiró y asintió con pesadez— Yo... voy a intentarlo.

El chico solo sonrió y se alejó, moviendo su mano en señal de despedida— ¡Puedes hacerlo, Hyeri-ssi! ¡Los veo en el estacionamiento!

¿Les cuento un pequeño secreto?

Taehyung no había olvidado nada.

No había hablado con Jeon pero sabía que algo estaba pasando. Durante toda la competencia no había volteado a buscarlos ni una sola vez, y eso era algo extraño.

Se veía serio, inclusive después de obtener una puntuación perfecta, y su mirada se encontraba apagada.

No sabía el por qué, pero tenía muy en claro que Hyeri y Jungkook necesitaban hablar, y muy seriamente.

Ella necesitaba confesar todo y él necesitaba escucharlo.

Sólo esperaba que alguno de los dos hiciera algo al respecto: que Jungkook dejara de ser tan estúpido o que Hyeri dejara de ser tan insegura.

Porque si no lo hacían él iba a arrancarse los cabellos de la frustración.

¿Qué tan tontos podían ser esos dos como para no notar que el amor que sentían era total y completamente recíproco?

Cambiando de locación: Hyeri.

La castaña se encontraba afuera de los vestidores, lista para felicitar a Jungkook y preguntar si todo estaba bien.

Si, ella también había notado su actitud.

Y quizás para hablar de otro tema...

206.

Quizás era hora de decir todo.

Con no tanto cuidado, empujó la puerta, adentrándose en el lugar lleno de lockers, bancas y demás.

Un pequeño recuerdo azotó su mente y recordó que no hace mucho el castaño la había defendido y, no solo eso, había mandado a alguien al hospital.

Y la había besado.

Simplemente demasiadas cosas que su mente aún no procesaba.

Caminando en los vestidores se preguntó por qué rayos estos eran tan grandes y tenebrosos, probablemente la poca iluminación ayudaba a ese último factor, así que se dirigió al encendedor y presionó el botón de encendido, logrando que el lugar se iluminara.

Rendida por no encontrar al chico por ninguna parte, decidió salir de ahí. Quizás él ya se había ido o estaba con Taehyung, pero se detuvo en seco al notar a dos personas a la derecha:

Jungkook y Jisoo.

La antes mencionada esbozó una enorme sonrisa llena de malicia y aplaudió con exageración.

—Oh, mira, ¡que agradable sorpresa! ¡Nuestra chica anónima finalmente está aquí!

La voz de Jisoo y la mirada de Jeon la hicieron dar varios pasos hacia atrás.

No, no, no y no.

Eso no podía estar ocurriendo, él no debía enterarse aún y mucho menos de esa forma.

Sintió como se le formaba un nudo en la garganta, impidiéndole hablar o siquiera emitir sonido alguno. Aquel nudo pasó a sentirse como una dolorosa opresión en el pecho, una opresión que la estaba haciendo sentir hundida y destrozada.

No estaba lista para enfrentarse al desprecio de Jungkook.

Jungkook, el chico del que estaba enamorada.

Quería decir que lo lamentaba, que nunca pensó que iba a volver a ser cercana a él y que mucho menos pensó que sus cartas iban a volverse importantes.

Quería decir tanto, más no dijo nada. Su cuerpo simplemente no reaccionaba.

¿Por qué aquella tarde de primavera se sentía como un triste y seco día de otoño?

Querido Jungkook:
Siento no haber tenido el valor de confesarlo todo,
siento decepcionarte,
siento haberte mentido.
desearía que pudieras leer mis pensamientos,
te amo.

Y de verdad lo siento.




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mi corazón duele.

206; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora