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—Siempre hacía eso.

—¿Qué cosa?

—Dormirse a la mitad de las películas— Jungkook sonrió sin mostrar los dientes —No importaba que la película fuera realmente buena — se acomodó en el sofá café para poder ver mejor a la castaña que se encontraba dormida en el otro extremo— Eventualmente yo también me quedaba dormido y le babeaba el brazo.

Taehyung volteó hacia el sofá, dándole la espalda a la televisión ya que el se encontraba en el suelo— Ahora me babeas el brazo a mi, sucio.

Jungkook rió, asintiendo y dándole la razón a su hyung.

Hyeri era la razón principal del por qué le gustaba dormir abrazando a alguien.

Siempre, todas las tardes que se reunían a ver películas y la castaña se quedaba dormida, él se acostaba a un lado y abrazaba a la chica hasta quedarse dormido y despertar con un charco de saliva afuera de su boca.

Ella solo reía y se limpiaba, mientras él se sonrojaba y disculpaba millones de veces por ello. Para ella ya era algo normal despertar con Jungkook babeándole el brazo. Y le gustaba, no la baba, pero si tener a el chico abrazándola mientras dormía.

—Es increíble lo mucho que la quiero, hyung. Nunca me había detenido a pensarlo, pero lo hago. Casi el noventa por ciento de mis experiencias felices se remontan a un recuerdo mío con Hyeri, ella siempre ha estado presente, en todo. Y, honestamente, siempre que tengo una novia termino comparándola con ella— suspiró y revolvió su cabello—  Aún recuerdo lo mucho que me gustaba esa pequeñita que siempre tenía dos coletas en la cabeza y una enorme sonrisa en el rostro. Tan bonita y alegre, siempre tan ocurrente y peculiar.

Taehyung se puso de pie, mirando fijamente a su mejor amigo con una expresión de satisfacción en el rostro.

Eran pocas las veces en las que había escuchado a Jeon hablar de sus sentimientos, y sabía que lo que el chico sentía por Hyeri era más que un simple gusto o cariño.

Pero dejaría que ambos arreglaran esa situación solos.

—Tengo que irme, Jungkookie, quédate con ella. Su mamá tiene el turno de la noche y no va a llegar hasta mañana— sin esperar respuesta, tomó sus cosas y salió del lugar, no sin antes guiñarle un ojo al castaño.

Jeon se quedó observando a la chica con cuidado.

Una cicatriz arriba de su ceja lo hizo sonreír.

Ese día el también había conseguido una cicatriz en el rostro, pero lo había valido totalmente.

— Tenemos demasiadas historias juntos, ¿no es así, Hyeri? —Sabía que ella no lo escuchaba, y quizás por eso se sentía libre de expresarse —Aún falta la más importante— se acercó a ella y acomodó un mechón de su cabello detrás de sus pequeñas orejas — Y esa será cuando tenga el valor de confesarte que estoy enamorado de ti.

206; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora