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¡Hola, Hyeri!

Hoy te ves muy bonita.

Eres muy bonita.

Y me gustas mucho.

Pero no puedo decirte quién soy, mamá me ha dicho que los niños pequeños como tú y yo no pueden tenerse más que cariño.

Hice un berrinche por eso y me castigó.

Así que voy a escribirte cartas como en las películas.

Así, cuando seamos grandes, podré decirte mi identidad y seremos muy felices juntos.

Mamá me ha dicho que me dejará tener novia hasta que cumpla cuarenta, así que tendrás que esperar treinta y dos años...

Eso es mucho tiempo...

Pero no importa.

Porque me gustas, Hyeri.

Y eres muy bonita.

Adiós.

Bostezó, abriendo los ojos y dirigiendo su atención a su brazo.

Estaba mojado.

Está de más decir que Jungkook era quién estaba encima de ella con la boca abierta y los ojos cerrados, dormido profundamente.

Está de más decir que Jungkook era quién estaba encima de ella con la boca abierta y los ojos cerrados, dormido profundamente

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Hyeri no pudo evitar sonreír de lado al estar viviendo esa escena otra vez. Honestamente y aunque sonara asqueroso, no le molestaba despertar con el brazo lleno de saliva.

Sólo si se trataba de la de Jeon, claro está.

Se detuvo un momento a pensar en el sueño que estaba teniendo.

Cuando tenía ocho años solía recibir cartas de algún niño, más este nunca apareció. Siempre le parecieron lindas y tiernas.

En realidad, de ahí había salido la idea de enviar cartas anónimas a Jungkook.

Romántico como en las películas.

—Jungkook— susurró mientras movía suavemente el hombro del castaño— Despierta.

El chico abrió los ojos y rápidamente se levantó, tocando su mejilla mojada.

206; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora