Capítulo 3

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Pasaron unos meses antes de darle el alta a Óscar y el médico le mandó unos medicamentos para el dolor y ejercicios para que no se le atrofiaran los huesos y los músculos.

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Desde ese día, Óscar apenas hablaba y lo único que hacía era encerrarse en el despacho o en su habitación para dormir sin tocar apenas la silla de ruedas.

Una mañana Becca se levantó pensando en que ya era hora de volver al instituto, así que se duchó, se puso la ropa y bajó a desayunar.

- Perdón señorita Becca - dijo Grace, la mujer que cuidaba de Óscar - su padre se niega a tomarse las pastillas.

- Está bien Grace - dijo ella cogiendo la pastilla con el vaso de agua yendo al despacho - yo me ocupo.

Abriendo la puerta se plantó enfrente de él.

- Papá, me a dicho Grace que no quieres tomarte la pastilla.

- No deberías haberla contratado - dijo él serio - no necesito que me cuiden!

- No quiero que estés solo, al menos hasta que vuelva del instituto.

- Claro, tienes que seguir con tu vida - dijo resentido - te has olvidado tan rápido de tu madre y Thomas?

Para Becca esas palabras fueron como un puñetazo en el estómago pero el médico ya la dijo que tendría días malos y no lo tuvo en cuenta.

- Será mejor que te tomes la pastilla - dijo acercándosela.

Óscar le retiró la mano tan rápido que el medicamento se le cayó al suelo.

- No la quiero; vete, llegarás tarde al instituto - soltó con tono de reproche.

- Te la dejaré aquí - se agachó para cogerla y dejarla en la mesa - te calmará el dolor.

- Ese dolor nunca se calmará con una pastilla!

Internamente Becca le dió la razón; el dolor de la perdida de su madre y su hermano no se podía curar con nada. Le dió un beso en la frente y suspirando, salió del despacho.

- Grace, llámame con lo que sea, de acuerdo? - dijo Becca dándole su número de móvil.

Cuando llegó al instituto fue directa a su taquilla metiendo los libros que no necesitaba y apareció Annie.

- Hola Becca - dijo Annie abrazándola - siento lo que pasó con tu familia.

- Porqué no vinisteis a ver cómo estaba?

- Lo siento - dijo cabizbaja.

- Pero mira a quién tenemos aquí - dijo una voz - a la chica de la familia más codiciada. Ah, no! Que ya no tienes! - se burló.

- Cállate - siseó Becca.

- Si te sientes sola, ya sabes dónde vivo. Podría hacerte olvidar tus penas - dijo Christopher agarrando su cintura y mirarla con lujuria.

- No me toques asqueroso - dijo Becca dándole un puñetazo haciendo jadear a Annie - eres de lo peor; espero que Sophie se dé cuenta...

- De qué me tengo que dar cuenta? - dijo apareciendo.

En unos segundos, muchos alumnos se habían acercado a ver que pasaba.

- De que tú novio...

Christopher se adelantó.

- De que tu novio acaba de rechazar la oferta de tu amiga. Una en la que implicaba llevarla a la cama!

El guardian de su sueño final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora