Capítulo 6.

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Entre las drogas y el alcohol ya no sabía si quiera donde estaba parado, todo me daba vueltas, era mas emocionante, sentía mi sangre fluir con extrema rapidez por mis venas, mis glóbulos rojos eran guepardos desbocados fluyendo por cada arteria de mi cuerpo, me brotaba del cuerpo la excitación, me encontraba envuelto en el frenesí extasiante del sexo y el alcohol; ya no importaba donde estaban mis amigos, me encontraba ancioso, deseoso, quería sexo y lo buscaba con desenfreno, bailaba con todos, me dejaba besar y tocar por todo aquel que quisiera hacerlo, me marchaba a las habitaciones con uno o quizás dos sujetos, no me importaba, sólo quería sentir el placer, me llenaba de regocijo al tener a uno o dos dándome atención, dándome afecto, ya no me sentía solo.

Mi cabeza dolía, mi cuerpo estaba desmayado, mis movimientos eran lentos, miré a mi alrededor, me encontraba en el baño sentado en un rincón, tenia los pantalones mojados, me encontraba sin camisa, incluso me faltaba un zapato. La puerta se abrió y vi a Henry que se acercaba a mí, como pudo me ayudó a levantar y me sostuvo, no podía mantenerme en pie.

- vamos a casa, ya creo que estuvo bien de fiesta por hoy. - me dijo mientras me ayudaba a ir hacia la puerta.

- ¿Que hora es?. - mi lengua estaba extraña, se sentía pesada.

- las cinco de la mañana. - fue lo último que escuché.

Me desperté en una habitación de color gris, el techo era de cielo raso el cual tenía pintado un cielo estrellado bastante realista, me senté en la cama y miré las sábanas, pensé que soñaba, eran estampadas, tenían estampado el logo de Batman, incluso las almohadas eran estampadas, miré a mi alrededor y vi la enorme habitación con un enorme armario empotrado a la pared, las puertas eran corredizas de un intenso rojo granate, habían cuadros de pop art colgados en línea recta en las paredes, al fondo resaltaba una butaca en color azul rey y junto a ésta una estantería llena de libros que se extendía hasta el final de la pared; sobre las mesas de noche a los costados de la cama habían lámparas de lava azul y a mi izquierda había una ventana con vista a la escalera de salida de emergencia.

No estaba seguro de como había llegado allí pero de lo que si estaba seguro era de que había terminado en la cama de algún freaky que hubiera conocido en la fiesta. Me levanté y me vi llevando unos calzoncillos de Kalvin Klein que me quedaban algo flojos, observé bien el lugar y salí de la habitación, me encontré con un pasillo el cual atravesé saliendo finalmente al salón perfectamente decorado al estilo moderno con un ligero toque clásico con aquellos cuadros de Egon Schiele que le daban vida a las paredes grises pastel. Miré hacia el sofá, alguien estaba allí acostado con la manta hasta la cabeza, me senté en la orilla del sofá y lo moví un poco.

- oye... gracias por todo, pero debo irme. - le dije al sujeto que aún no se descubría la cara.

Volví a moverlo y éste se descubrió dejándome perplejo, era Henry quien me miraba con sus intensos ojos azules entrecerrados por el sueño y con cara de pocos amigos.

- Henry... ¿Cómo?... ¡cielos!, no comprendo. - me encontraba confundido y sorprendido.

- ayer estabas muy mal, no sabías donde estabas, ni lo que hacías, te peleaste con Mark porque te sacó de una habitación, estabas follando con cinco sujetos que no conocías y no estabas en tus cabales, prácticamente estabas siendo violado por no estar consciente, estabas tan drogado y borracho que te orinaste encima, te le perdiste a Mark y luego yo te encontré en uno de los baños dos horas después con una jeringa clavada en tu brazo llena de heroína, por suerte no pudiste inyectartela toda, menos mal porque sino hubieras muerto. - me contó luego de sentarse y espabilarse un poco.

- cielos... yo no sé que decir. - la vergüenza que sentía era enorme.

- te raje a mi departamento porque me preocupó el estado en el que te encontrabas, estuve pendiente de ti hasta que me venció el sueño... ¿Te sientes bien?. - se le notaba lo preocupado que estaba.

- sí tranquilo estoy perfectamente... gracias. - le dije meditabundo.

- allí, sobre la mesa, está tu ropa, está limpia, la metí a lavar y a secar anoche. - su voz resonó tan suave y despreocupada a pesar de que yo había ocasionado tanto problema.

- gracias... no te hubieras molestado.

Nos encontrábamos desayunando en la enorme cocina que parecía traída del futuro, estaba impecable, la porcelana azul marino mate relucía de limpio, la mesa donde desayunábamos era de cristal, junto a la barra de mármol azul marino con un pilar que se extendía hasta el techo, parecía una especie de ventana hacia la cocina donde se encontraba todo para cocinar, adornando la barra se encontraba una cesta llena de frutas y junto a ésta revistas de autos, farándula y unas que otras de playboy.
La mesa estaba repleta de cosas para comer, estaba incluso la jarra de la cafetera soltando humo por la boquilla por el café caliente dentro de ella, había leche en un recipiente de cristal y jugo de naranja en una pequeña jarra también de cristal. Henry comía y leía su revista, mordisqueaba un sándwich de queso fundido y luego pasaba a mordisquear su porción de tocino con huevos estrellados; lo que consumíamos era más un desayuno almuerzo por la hora en la que nos habíamos despertado.

- así que eres drogadicto, por eso no querías llevarme a la fiesta, para no ver como te drogabas hasta perder el conocimiento y mearte encima. - me dijo despreocupado mientras leía su revista.

- no soy drogadicto. - le dije algo avergonzado y en tono bajo.

- pues entonces algo anda mal contigo, ¿Siempre terminas así a todas las fiestas a las que vas?. Alisson me dijo que festejas mucho. - su mirada se vino hacia mí sin gesto de reproche, era como si hablara de algo completamente cotidiano.

- yo... - el silencio me invadió por unos segundos. - así son las fiestas ¿No?. - evadí la pregunta.

- sí, así son las fiestas, alocadas. Pero no te pregunte eso. Oye... - suspiró y me miró con gesto serio. - escucha, si estas pasando por un mal momento no deberías andar por ahí autodestruyendote, eres joven obviamente tienes que disfrutar de las fiestas y los placeres de la vida, pero no de esta manera tan autodestructiva, ¿quieres morir?, ¿De sobredosis?, ¿De sida?, porque te acuestas con todo el que encuentras, ¿Quien te garantiza que no tenga sida algunos de esos tipos?. - sonaba tan serio, podía ver claramente el hombre correcto que era.

- no quiero morir. Yo... - hice silencio para pensar unos cortos segundos. - no lo sé... - dije desalentado.

- no puedes andar por el mundo sin saber lo que quieres, tal vez algo querías pero lo perdiste, si es así deja ir por completo eso y centrate en algo nuevo, una meta, yo que sé, trata de buscar algo que te vuelva a hacer sentir bien, no te autodestruyas, eso no soluciona nada. - bebió de su café y miró su revista para continuar leyendo.

- yo... yo sólo quiero dejar de estar sólo. Soy un promiscuo que va por ahí buscando la atención sexual para sentirse querido, para no estar sólo, de mi departamento cada día salen sujetos diferentes que me llenan por plazos cortos, luego nuevamente estoy solo, tal vez si sea drogadicto, porque me drogo cada vez que estoy triste y ahogado en soledad. - le aclaré mientras miraba mi plato con la comida casi entera.

- podemos ser amigos, si te sientes solo puedes llamarme e iré a quedarme en tu casa o puedes venir tu a la mía, no es necesario que hagas todas esas cosas, terminarás jodiendote aún más la vida. - podía sentir su sinceridad saliendo de su boca con cada palabra que pronunciaba.

- no quiero molestar, no quiero meterte en esto Henry, eres muy buena persona, no deberías involucrarte con alguien como yo. - le dije antes de marcharme.

Me siguió hasta la puerta de la entrada, me sostuvo la muñeca, le miré y éste me soltó. Abrí la puerta y salí, llegué a la puerta de mi departamento saqué la llave de debajo del tapete y antes de abrir le miré, aún estaba en la puerta observandome algo preocupado.

- gracias por todo Henry. - le dije abriendo la puerta.

- de nada Adan... ¡Oye!. - el silencio lo invadió. - nada... sólo ten cuidado. - me dijo antes de entrar y cerrar la puerta.

PromiscuousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora