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Al día siguiente, Jimin lloró al abrir los ojos y ver un techo blanco. Sabía dónde estaba.

No le hizo falta mirarse para saber que tenía en ambos brazos dos vías por las que le estaban alimentando en contra de su voluntad.

-Lo siento. -dijo Taehyung calmado -tuve que hacerlo. No quiero perderte, Jimin.

Jimin giró su rostro hacia el lado contrario del que se hallaba Taehyung, mirando por una amplia ventana. Hacía un día esplendido.

-Lo sé. -respondió varios minutos después. -Sé que me quieres demasiado. Siento que tengas que verle así.

Taehyung se levantó de su asiento y se tumbó con cuidado en la camilla junto a Jimin.

-Eras hermoso Jimin, no necesitabas perder ni un sólo gramo de tu peso. -susurró en su oído.

-¿Ya no soy hermoso? -preguntó Jimin mirándole a los ojos.

Taehyung le miró.

Unas profundas ojeras se marcaban bajo sus ojos, sus mejillas se metían hacia dentro con la forma de la mandíbula, sus labios eran más finos, y había perdido densidad en el cabello.

Sus clavículas sobresalían tanto que parecía que no estaban ancladas a su cuerpo, y si le levantase el pijama blanco que llevaba, podría tocar cada una de sus costillas.

Era como un cadáver. Uno demasiado bello para él.

Besó su boca varios segundos.

-Siempre serás hermoso para mi, Jimin.

Jimin correspondió su beso entre lágrimas. Sabía que no estaba bonito, sabía que Taehyung le mentía, pero también sabía que Taehyung jamás se iría de su lado.

-Te amo, Taehyung.

El corazón de Taehyung se aceleró al oir aquellas tres palabras, que llevaba tantos meses sin oir.

-Te amo, Jimin.

Dijo antes de volver a besar a su pequeño bailarín que a punto estuvo de alcanzar de verdad el cielo.

Eat《Vmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora