A Donde Pertenezco

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Nota: las palabras que aparecerán con Negrita son Flashbacks.

En ese momento todos quedaron en total silencio y observándome de tal manera que creo que pensaban que estaba bromeando, Esme camino hasta a mí, estando detrás de mí puso sus manos sobre mis hombros y se acercó a mi oído.

- No es necesario...- su pacifica voz hizo que dudara de nuevo, no sé cómo les caerá, pero estoy lista incluso para que me echen de la casa y no los culparía.

- Quiero hacerlo... - tome su mano y con mi pulgar le di una pequeña caricia.

Me encamine a uno de los sofás junto a Alice y Jasper, dejando a Edward y su familia, incluyendo a los lobos frente a mí, Rose y Emmett a mi derecha y los mayores a la izquierda. Tome un bocado de aire para que las manos me dejaran de temblar y empecé.

- Empezó como un accidente... - con esas simples palabras mi voz se perdía – tenía apenas nueve años cuando de una pequeña fiebre salto a una enfermedad incurable, me diagnosticaron con leucemia a esa edad y dijeron que no podían hacer nada, en unos meses ya no estaría viva. Mis padres intentaron que no lo supiera pero los escuchaba hablar todas las noches. Llegaron las quimios las cuales no dejaron nada bueno, mis padres se dieron por vencidos y decidieron esperar, tres meses después volví a la normalidad inexplicablemente, me hicieron estudios y notaron que la enfermedad estaba ahí, en toda mi sangre pero no me consumía, solo estaba en mi sistema, mi cuerpo se adaptó a la enfermedad y la hizo inmune, creían que fue un milagro pero fue firmar mi sentencia. Una semana después mis padres me llevaron a un centro de investigación, desde ahí nunca más volví a casa, a escuchar mi nombre o ver a mis padres... los investigadores experimentaban conmigo en distintas fases.

- ­Muy bien pequeña, ¿nos ayudaras a salvar el mundo?, de ahora en adelante serás 32L como los superhéroes, y esta será tu guarida-.

La fase 1: fue lo peor, me hicieron pruebas, me inyectaban distintas cosas mortales para ver la reacción de mi cuerpo, lloraba, gritaba, pedía que me suelten... pero nunca pasó, lo que ellos nunca supieron era que cada enfermedad era una gran tortura, no las padecía a largo plazo pero los primeros días si tenían efecto.

- Duele... – me retorcía en la camilla como podía ya que mis manos estaban atadas a esta lastimándome lo que hacía peor mi llanto

- Solo uno más... - la aguja no se comparaba con el ardor corporal luego de esa dosis, se siente como si estuviera siendo golpeada continuamente pero mi cuerpo está completamente quieto.

La fase 2: Dependía de mi supervivencia, por unos años me dejaron tranquila, querían ver cuánto duraba pero aun así inyectaban virus no tan frecuentes, estos los inventaban ellos pera un futuro, aunque sabía que estaban buscando algo aún más grande para ponerme a prueba, únicamente los veía cuando traían mi comida de vez en cuando, pero un día empezaron a traer diferentes personas y las encerraban al igual que a mí.

- Anda, camina... - ya era el quito que traían, los soldados traían a un hombre a arrastras, este estaba demacrado y mal herido igual que los demás, abrieron la reja frente a la mía y lo tiraron dentro con brusquedad este cayó al suelo y trato de levantarse – quédate donde estas – cerro la reja justo antes de que el nuevo quiera atacarlo era como un animal salvaje, los soldados solo pegaron un pequeño brinco y se rieron – no dudaras mucho aquí...- se giró para irse pero se detuvo en mi - ¿Qué ves fenómeno? – y siguió su camino.

La fase 3 fue la prueba de oro, iniciaron con el experimento, cuando vinieron por mí lo hicieron de la peor manera pero lograron engañarme, los investigadores prometieron que iría a casa y les creí, pero solo querían que obedeciera como siempre.

Forest (La Nueva Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora