d i e c i o c h o.

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Sunhee y Jimin estaban en completo silencio. La noche había caído en un dos por tres y el chico debía irse a su casa antes de que se hiciera realmente tarde.

No sabían que decir. Después de aquel susurro que dijo Sunhee y que casi fue escuchado por Jimin, ella se había quedado realmente en otro mundo, los pensamientos no dejaban de dar vueltas en su cabeza y se encontraba ansiosa.

Quería saber qué sentía él, y aunque existiera la posibilidad de ser rechazada, quería deshacerse de esa ansiedad. La estaba estresando.

—Hey, Sunhee—el chico tocó su mejilla. Se estaba preocupando por ella, tardaba mucho para responder y dejaba la mirada perdida en el suelo con frecuencia. Quería saber en qué tanto pensaba—¿Estás bien?

¿Debía hacerlo o no debía?

—Jimin...—el chico le prestó atención—Si te digo algo y no estás de acuerdo con eso... ¿Prometes que no cambiará nuestra amistad?

Jimin frunció el ceño. No sabía a qué se refería ella y mucho menos el porqué de eso, pero le disgustaba que ella pensara que en serio se iría a alejar.

—¿Qué quieres decirme?

—¿Me lo prometes?—insistió.

—Por supuesto... No dejaría de ser tu amigo; pero no creo que sea algo malo lo que me dirás.

Sunhee lo miro decidida y abrió su boca para hablar. Había recordado cuando Youngmi le había dicho que si alguna vez tenía el momento perfecto para confesarse, tenía que hacerlo. Y ella iba a ser directa.

Estaba preparada para decirlo; o tal vez no. Pero lo iba a hacer, no había vuelta atrás.

—Bueno, entonces acabemos de una vez con esto. Te lo voy a decir—Sunhee movió sus brazos para expresarse mejor. Jimin abrió un poco los ojos, asustado—Me gustas, ¿si? Me gustas muchísimo, tanto que me enoja el simple hecho de siquiera imaginar que estás con otra persona.

La chica suspiró profundamente para seguir hablando. Ya había comenzado y no iba a parar hasta decir todo lo que tenía en su cabeza.

—Y la verdad es que—cerró los ojos frustrada—Ni siquiera sé si tu me correspondes, lo cual es realmente estresante porque siento que soy la única tonta aquí que en realidad siente algo.

—Sunhee—el chico intentó llamar su atención.

—No, ya va—ella abrió sus ojos y lo apuntó con su dedo amenazadoramente—Déjame terminar. Y no me importa realmente saber si sientes lo mismo o no, lo único que sé es que quiero que sepas que me fastidias hasta en mis sueños, ¿sabes lo difícil que ha sido dormir en estas semanas, Park Jimin?—ella le preguntó sin esperar respuesta alguna, ya que ni siquiera le dio tiempo de abrir la boca—Oh, no te lo imaginas. Pues déjame contarte que ha sido realmente difícil porque nunca logro concentrarme, lo único que hago es... Es... ¡Es pensar en ti! Y, demonios, no sabría cómo decirte lo mucho que me gustaría que correspondieras, pero vamos, eso sería completa y obviamente imposible, ¿no?—lo miró finalmente, buscando alguna señal en la cara del chico para saber si lo había arruinado o no. Tomaba algunas bocanadas de aire debido a la falta de oxígeno por haber hablado tan rápido.

Él sonrío automáticamente.

—¿No?—susurró Sunhee.

El arrepentimiento comenzó a inundar el cuerpo de la chica de pies a cabeza, pensó que lo había arruinado y ahora quería salir huyendo de aquel lugar.

Él dio un paso. Estaban realmente cerca.

—¿Quién te dijo tal tontería de que tus sentimientos no son correspondidos?—tomó las mejillas de la pelinegra entre sus manos y miró su cara—¿Acaso no te das cuenta de lo loco que estoy yo por ti?

Ella negó rápidamente con su cabeza, aún con las manos de él en sus mejillas. Las piernas de Sunhee comenzaron a temblar de los nervios. ¿En realidad dijo aquello?

—No eres la única que no ha podido dormir bien—murmuró tímidamente. Sunhee pudo notar como sus mejillas comenzaban a tomar color—Y si vamos a confesarnos entre si, entonces yo tengo también que decir algo—le soltó las mejillas—Quiero que sepas que algunas de esas cosas que dejé en el metro, las dejé de manera intencional sólo para seguirte hablando—ella lo miró sin poder creer lo que decía y se cruzó de brazos—Sí, lo sé. Mi manera de acercarme es horrorosa—rieron—Pero ¿quién no haría lo que fuera para acercarse a ti? Eres simplemente adorable... ¿Qué me has hecho, Im Sunhee? ¿qué le has hecho a mi corazón?—murmuró mientras le exigía una explicación.

Los ojos de Sunhee comenzaron a picar, y en cuestión de segundos, lágrimas incontrolables comenzaron a correr por sus mejillas. Parecía un sueño y, si lo era, no quería despertar nunca.

—Te odio, idiota—ella chilló mientras se lanzaba a sus brazos. Aquello había tocado su corazón y le había hecho sentir como millones de animales corrían en su estomago—¿Por qué tienes que ser tan adorable?—sollozó—No te soporto.

Jimin sólo pudo reír mientras la abrazaba con fuerza.

Subway↠p.jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora