Capítulo 14: Propuestas

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Por favor leer hasta el final, hay una nota importante.
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- Tus contantes visitas ya están comenzando a ser una molestia aquí, Ithis. -El siseo de Nim, resonó en la inmensidad penumbrosa de la estancia.

- No sabía que te molestara tanto mi presencia, Nim. -

- Lo es desde que ellos aparecieron -

- No seas cruel, ellos no tienen la culpa... -La voz serena del Gran Creador perdió fuerza mientras las palabras eran dichas- Después de todo tú los llevaste a eso. -

- Tsk... ¿Vas a decir de una vez a qué bajaste, Ithis? -Gruñó el Destructor saliendo de entre oscuridad quedando a varios metros de su opuesto, su postura era tensa.

- Sabes muy bien por qué he venido hoy aquí -Para Nim eran obvias las razones principales de sus visitas constantes, así que sin más procedió a adelantarse en lo que sería una discusión que no terminaría bien.

- Como prometí he mantenido a las plagas alejadas incluyendo mi presencia, ahora lo que ellos hagan o dejen de hacer no es de mi absoluta incumbencia -Siseó Nim dándole a entender a Ithis que no tenía ningún derecho a venir a reclamar nada cuando estrictamente estaba cumpliendo con lo establecido.

- Sé que has cumplido con el acuerdo, pero ese no es el motivo por el que he venido el día de hoy -Dijo el Creador calmadamente.

- ¿Entonces a qué has bajado aquí, Ithis? -

- Quiero pedirte un favor... -El movimiento brusco de Nim le hizo saber que había captado toda su atención, Ithis de ante mano ya sabía nada bueno saldría de esto pero no perdía nada con intentar razonar un poco con el Destructor.

(....)

Quince años más habían transcurrido, ahora las pequeñas deidades poseían 40 años de gloriosa existencia, para los Dioses esos años significaban algo hermoso ya que aun cuando se vieron en muchas adversidades y los pequeños tuvieran sus diferencias ellos siempre estaban ahí para convertir los días más oscuros en los más soleados solo por la felicidad de sus hijos, incluso el Alto Señor Ithis gustaba de observar como padres e hijos disfrutaban de sus convivencias lo que le causaba un gran placer en el corazón el saber que su proyecto daba buenos resultados.

Sin embargo, aunque en el ITHIS una gran parte fuera felicidad las cosas en el NIM tenían otra perspectiva, para Muerte los últimos quince años fueron de risas falsas y forzadas,
sentimientos vacíos, promesas que
casi no lograba cumplir ademas de un sobre esfuerzo inimaginable por
obtener siquiera una pequeña porción de esa felicidad, su relación con los demás residentes se había vuelto distante sobretodo con los niños, que aunque no tuvieran la culpa no dejaría que se le acercarán a su adorada pequeña solo para lastimarla con palabras e indiferencia, desde ese día por más que la pequeña era feliz con la poca gente que la rodeaba a su lado aunque lo intentase ocultar su padre sabía que algo en ella había cambiado y que no sería el único cambio por venir.

En la residencia de ambas deidades oscuras, padre e hija se encontraban en el comedor desayunando panqueques de frutilla con jugo de naranja, desde muy tempranas horas Alicia se había mantenido en un penumbroso total silencio lo que le causaba a Muerte una enorme incomodidad, para ella aunque gustaba de pasar cualquier instante con su amado padre no le era normal poder verlo en las primeras horas del día sobretodo si eran las ocho de la mañana, normalmente a esas horas el estaría a fuera en el mundo humano ejerciendo su trabajo era bastante extraño que todavía se encontrará en casa y como todo niño pequeño las preguntas no se hicieron esperar.

- Papi... ¿Te puedo preguntar algo? -

- Claro, cariño. ¿Qué ocurre? -"Señor gracias, al fin dijo algo". Se dijo así mismo Muerte aliviado de que por fin ese incomodo silencio por parte de ella se hubiera roto, los ánimos del Juez de Almas se levantaron al instante en que su pequeña retoño inicio la conversación.

Un nuevo amor, un amor incondicional Donde viven las historias. Descúbrelo ahora