Capítulo 3: Mala noche

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Con el reloj marcando las siete de las mañana, una gran parte de los Dioses se habían despertado con pelos erizados por un llanto alarmante, unos ya se encontraban despiertos y otros solo dejaban que los sirvientes se ocuparán del cuidado de los menores. Ya para el mediodía en la Biblioteca de la Iluminación se podía divisar un gran alboroto en plena puerta de entrada.

Muchos Dioses gritaban pidiendo respuestas y soluciones, el Dios del conocimiento máximo a penas podía consigo mismo ya que claramente unas marcadas ojeras demostraban que no había dormido desde altas horas de la madrugada a causa de su alterado hijo, con Sabiduría atendiendo a sus iguales las Playbot's se encargaban del mini Dios.

Ya molesto y con una vena sobre saliendo de su frente dio un grito capaz de mandar a callar a todos los presentes e incluso hasta el bebé, como es mejor prevenir que lamentar se había adelantado y escrito unas enciclopedias con todo lo relacionado a los pequeños desde sus cuidados hasta lo que tenían que hacer, a cada uno se le fue otorgado una copia y con todo el mundo satisfecho se fueron retiraron para dejar al Dios de lentes en paz.

Sabiduría se dejo caer en uno de los muebles, con su hijo en silencio aprovecho para tomar una pequeña siesta mientras la paz duraba, ni 30 minutos habían transcurrido cuando el silencio fue roto pero no por el niño sino por Locura, quien traía a su pequeña copia en brazos, se levantó a regañadientes para ver al intruso y le preocupo el estado de esté.

Locura estaba ¿¡llorando!? Y no era el único, el niño también llegaba en el mismo estado pero con un llanto el doble de fuerte como si algo o alguien lo lastimara, le tomó unos segundos para procesar la imagen frente suyo hasta que un fuerte grito lo saco de sus pensamientos; el Dios de la Incoherencia pedía en súplicas ayuda dejándose caer al suelo con su hijo mientras ambos lloraban, Sabiduría no podía seguir tolerando la escena, le ordenó a una de sus sirvientas tomar al hijo de su contrario mientras él trataba de consolarlo.

— Locura por favor cálmate, ya estoy aquí —le pedía el rubio a su contra parte, a comparación de uno de sus antiguos ataques, esto era relativamente diferente, sin poder pensar las cosas con claridad debido a varios factores, le pidió a las sirvientas llevar a ambos niños a otra parte y tratar de apaciguarlos

— No sé... que hacer —tartamudeo entre sollozando— desde muy temprano ha estado llorando... he-hecho de todo para calmarlo y... nada funciona —con las menos en la cabeza estirando sus cabellos también derramaba un mar de lagrimas

>> Sabiduría, ayúdame... por favor... te lo suplico —el Dios sabio no podía seguir viéndolo sufrir, se inclino a su altura para darle un fuerte abrazo, no era un solución exacta pero pensó que tal vez era necesario para el momento.

Le seco las lagrimas con sus manos y le ofreció el sentarse junto a él en el sillón, aun cuando estuviera cansado no iba a dejar a su pareja en ese estado, estaba cien por ciento seguro de que su comportamiento anterior fue inducido bajo la influencia de las voces, esas horribles voces que creía ya no eran tan fuertes resultó ser el peor detonante de todos tanto para el niño como para el padre.

Una vez calmado y con la guardia baja, Sabiduría busco uno de los libros que tanto amaban, el conejo de felpa, ya listo en sus manos y cómodo en su asiento decide leerlo en voz alta aunque se le fue difícil hacer que el otro le prestase atención a sus palabras.

Transcurrida la historia Locura se fue relajando mucho más y con el sueño traído todavía en su hombros se fue acomodando en el respaldar del asiento; al percatarse de la acción Sabiduría le dedicó una tierna sonrisa y ofreciéndole que durmiera un poco, el Dios de vendajes se dejo caer en el hombro de su amado y esté también ya cansado se quedo dormido en la cabeza del otro para suerte de ambos las Playbot's lograron silenciar a los pequeños llevándolos a dormir en la misma cuna.

Un nuevo amor, un amor incondicional Donde viven las historias. Descúbrelo ahora