6.1

3.3K 225 19
                                    

—Dime, ¿Cuántos años tienes?—Pregunto con interés a mi acompañante.

—dieciocho—Confiesa.

—¿Y cuál es tu nombre?—Pregunto.

—Cameron—Responde.

—Bueno, Cameron. Aún no me has invitado a bailar—Sonrío coquetamente.

Toda la charla se detiene. Mamá ya no habla con Humbert, ni Harry con Wen.

—No sé bailar, lo lamento—Tímidamente se disculpa.

Oh, maldita sea. Es tan tierno.

—Bueno, entiendo. No te preocupes—Consuelo con una sonrisa.

—Pero podríamos ir a otro lado—Ofrece.

—Eso suena bien, pero si quieres dejemos eso para otro día—Sugiero.

Él asiente.

—Iré por allá un segundo, cariño—Dice Harry a Wen—Con permiso—Carraspea luego y se levanta.

Miro mi teléfono; justo la hora que Harry había indicado.

—¿Eres de aquí?—Pregunto a Cameron.

—En realidad no. Tengo vacaciones en la universidad, por eso estoy aquí. Me voy como en una semana—Responde.

—Regreso en un momento, voy a retocar mi maquillaje—Tomo como excusa.

—Pero creo que así está bien—Frunce las cejas.

—Sólo lo dices para que no me ofenda—Río y la falta de gracia es bastante obvia. 

Me levanto y camino, buscando un ascensor o escaleras; encontrando lo primero mencionado.

Subo e indico el último piso.

Poco después puedo salir y prácticamente abre dentro de una inmensa terraza. Él me daba la espalda.

—¿Para qué deseabas venir?—Pregunto.

Él se gira y a pocas y largas zancadas llega a mí.

—Quiero que te alejes de ese mocoso—Ordena.

Internamente me río a carcajadas.

—¿Disculpa?—Pregunto, soltando una pequeña risa.

—Lo que oíste—Dice entre dientes.

—No, no entiendo. Tú no puedes darme una orden—comienzo a defender.

—¿No?, soy papi, cariño—Toma mi cabello sin delicadeza alguna.

—Sólo jugamos, no inventes. Estás mal si crees que...—Él ríe con falta de humor.

—¿Juego?, claro que no estamos jugando. En este preciso momento me perteneces; así que mantente alejada de ese mocoso. Bueno, eso si no quieres un castigo—Advierte.

Su mandíbula tensa, sus ojos penetrando los míos. Las piernas me flanqueaban es tan malditamente guapo y caliente.

vamos a jugar, papi.

—Claro, papi—Lo miro a los ojos. Me giro y sonrío maliciosamente en cuanto le doy la espalda.

Estás mal si crees que voy a obedecerte.

Regreso al ascensor y voy a donde estaba.

Jolene [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora