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Entramos a diferentes tiendas. Y sí, la gran mayoría fueron por el vestido.

—Bueno, dime qué tengo qué elegir. No quiero comprar algo muy extravagante, pero no sé si allá vayan así.—Confieso.

—Es una cena importante. Las mujeres suelen ir con vestidos largos, elegantes. Menos una extraña chica. Ella lleva jeans desgastados y rotos, botas militares y camisetas de bandas. Es rara.—Le miro mal, yo a veces iba vestida así.

—No juzgues.—Regaño y él ríe.

—Bueno, como sea.—Llevaba goma de mascar, mastica ésta de la manera menos discreta. Qué elegante.

—¿dónde conociste a Wendy?—Pregunto con interés.

—¿importa?—Pregunta, lucía ligeramente nervioso e incómodo. Casi ni podía notarlo.

—Por algo pregunto—Digo y él rasca su nuca.

—En un... Una fiesta. Un famoso lugar para ir a bailar y beber. No pensé que fuese a casarme con ella, de verdad ni siquiera pensaba volverla a ver.—Suspira.—Conocí a mi esposa en una noche de...—Le interrumpo con un chillido y algunas empleadas nos miran.

—¡cierra la boca!—Demando.

—Tú lo pediste, Clarisse.—Suena burlón.

—Mi nombre es Jolene.—Gruño.

Él se encoje de hombros.

—Ya lo aprenderé después.—Dice con una linda sonrisa.

Camino a otro lado de la tienda.

—No lo creo.—Digo luego de chasquear la lengua.

—¿por qué lo dices?—Sus cejas fruncidas me causan risa.

—Porque Wen nunca dura con sus esposos, o pareja. No me digas que no lo sabes.—finjo sorpresa. Claro que no lo sabe.

—No comprendo.—Su tono desesperado hace que sonría.

—Ella no ha llevado al mismo tipo nunca. Cada año uno nuevo. Lamento desepcionarte.—Arrugo mi nariz y coloco mi mano en su pecho.

Él dirige su mirada a mis ojos baja a mis labios y termina en mi mano posada en su pecho.

Inmediatamente la quito y me giro.

—¿qué te parece éste?—Señalo.

—¿puedes usar eso?, ¿qué edad tienes?—cuestiona.

—Diesisete, claro que puedo.—Lo tomo y camino al probador.

Como puedo, entro en el vestido.

—¡Harry, ayúdame con el cierre!—Grito.

Él entra y le doy la espalda. Comienza a subir el cierre pero se detiene justo a la mitad.

—Creo que esto no va a subir, Jolene.—Dice.

—Agh. Pero es mi talla.—Gruño.

—Si no sube, claramente no lo es.—Murmura con gracia.

—Lo es. Tal vez solo viene pequeño. Algunas veces pasa.—Murmuro. Y es que hablo con sinceridad.

—A mí nunca...—comienza, pero luego se detiene.—Bueno, tal vez... Tal vez sí.—Sigue intentando pero luego de minutos escucho la delgada tela romperse.—Ay, mierda.—Suelto una carcajada.

—Tú lo vas a pagar—Murmuro.

—no si nadie se da cuenta.—Giro y veo su espectacular sonrisa.

—Largo de aquí.—lo empujo y sale.

—¡iré a buscar otros vestidos!—Exclama y después no escucho nada.

Coloco mi ropa y dejo el vestido ahí.

Salgo de los vestidores y veo a Harry venir hacia mí. Se veía emocionado.

—¡Lo tengo!—Parecía emocionado.

—¿qué tienes?—Frunzo las cejas.

—Tu vestido, tonta.—Toma mi mano y me guía fuera de la tienda.

Frente a éste. Había una tienda. Podía ver maniquíes con diversos vestidos. Harry señala uno. Y, joder; era lindo.

Creo que te verías bien en él. —Dice y entramos a la tienda.





Jolene [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora