La noche pasó rápida. Cenamos; charlamos un rato, en realidad, ellos no hicieron; fuimos a la sala de estar para hablar un poco más.
Ya eran tal vez las doce.
—Estoy cansadísima.—Declara mamá.
—Ve a dormir, yo me encargo de los trastos sucios y de la mesa.—Beso su mejilla. Estábamos sentadas en uno de los sofás. Mis pies estaban sobre éste, mis rodillas flexionadas y mis brazos rodeaban su cuello.
—Eres la mejor hija, cariño.—Responde besando mi frente. Asiento dándole razón y entonces la suelto.
—Vamos a dormir, amor.—Dice Wendy colocando una mano en el muslo de Harry.
—Creo que deberíamos ayudar a Jolene.—Responde. Ella tensa la mandíbula.
—Estoy exhausta, cariño. Hazlo tú, ¿sí?—Harry asiente y ella besa sus labios.—Te espero en nuestra habitación.—Se despide y sube.
—Harry, no tienes qué hacerlo. Creo que Jolene puede sola...—Mamá comienza a insistir.
—No. Insisto, Hellen.—Intenta convencerla.
—Gracias, Harry. No duermas tarde, cariño.—Besa mi frente y sube a su habitación.
Poco después camino a la cocina. Ignorando a Harry tomo mi celular y pongo algo de música. The neighbourhood. Me dedico a lavar los trastos.
—Sería mejor que yo los lavara y tú los secaras y los pusieras en su lugar, ¿no crees?—Pregunta y yo solamente me quito de ahí. No quiero mirarlo, no quiero hablar con él.
Quiero hacer cosas con él y no me voy a arrepentir. Pero si mamá nos descubre...
Tomo un plato que me pasa y lo seco. Pasaron minutos, tal vez treinta y finalmente habíamos terminado. Para esto, Single Había terminando y prey sonaba.
No me contengo y comienzo a cantar. Mientras acomodaba lo que se había acumulado ya que Harry era rápido.
Él estaba recargado en la entrada de la cocina.—Me sigues sorprendiendo—Dice.
—¿a qué te refieres?—Pregunto.
—Tu gusto en cuanto a música. En general tú; tus intereses y eso—Me giro porque he terminado.
—Bueno, eso ha sido todo. Puedes ir a dormir—Digo, me acerco invadiendo su espacio y lo miro directamente a los ojos viendo en ellos la traición de Wendy a mi madre.—buenas noches. Oh, y gracias por ayudarme..., papi.—finalizo y su mandíbula se tensa.
Me toma del mentón y no precisamente de una manera delicada. Hace que de pasos hacia atrás.
—¿qué sucede contigo?—Pregunto en un intento de mantenerme firme. No responde, pero parece devorarme con la mirada. Gruñe cuando le mantengo la mirada y tománome fuerte de la cintura con una mano; con la otra el mentón, me besa. Para provocarle, gimo a mitad del beso y su agarre en mi cintura se hace más fuerte. Así que funcionó.
Intenta quitar mi blusa, pero le detengo.
—Ha sido suficiente. No queremos ser descubiertos, ¿Verdad, papi?—Pregunto y lo escucho suspirar.
—Tienes razón—Concuerda.
—Claro que la tengo—Respondo y por fin me voy de ahí, dejando aquello en la mejor parte.
