Par de imbéciles

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Magnus no podía dejar de llorar, tantos años buscándolo, tantos años añorándolo y ahora su Alec estaba muerto. Ni siquiera pudo despedirse, no pudo pedir perdón, ni decirle lo mucho que lo amaba.

Despues de armar un escandalo en el aeropuerto Ragnor practicamente lo arrastró hasta el coche con ayuda de Sebastian y lo llevo a su casa. Ahora estaba en su cama, aferrado a los brazos de Catarina y llorando, llevaba por lo menos unas 3 horas en ese estado, hasta que una agitada Emma llegó a su casa jalando a un exhausto Julián.

— ¿Dónde está Magnus? — preguntó la rubia

— Hola, buenos días Ragnor ¿cómo estas?, yo bien y tú. Es que no te enseñaron a saludar mocosa.

— Ahora no vejete, ¿Dónde está? tengo que mostrarle algo.

— Ahora no niñata, él está destrozado por el fallecimiento de su ex, no ha parado de llorar desde que se enteró.

En eso se escucho un sollozo bastante fuerte proveniente de la habitación principal.

— Julián prende el televisor y ubica el canal de automundo por favor, mientras yo voy a traer al imbécil ese.

Ragnor se molestó por ser ignorado y trato de detenerla, pero Emma se escabulló de entre sus brazos y corrió en busca de su amigo

— Ni se te ocurra prender el televisor niño no quiero que Magnus sufra aún más viendo las noticias sobre la muerte de Alec. Yo voy por esa mocosa insolente.

Julián no le hizo caso, apenas Ragnor se fue él procedió a sintonizar el canal requerido por su amiga. Emma entró corriendo a la habitación y se acercó a la cama, Magnus no sabía quién era pues sus ojos estaban inundados de lágrimas.

— Ya deja de llorar imbécil y limpiate esos mocos que da asco.

Magnus la reconoció por la voz y respondió muy dolido — Mi Alec murió, ¿Como quieres que este? lo he perdido, lo perdí, lo perdí..., antes, cuando no tenía pistas de él, en mi corazón sabía que estaba vivo en algún lugar, ahora él está muerto y yo aquí sin poder ir a su lado para acompañarlo, no me dejan ir con él, me prohíben la entrada a Perú.

Magnus se había levantado de la cama para zarandear a Emma y luego cayó al suelo llorando aun más fuerte, gritando su nombre y llamándolo desesperadamente.

En eso entró Ragnor, estaba furioso con Emma por haber sacado más lágrimas de su amigo.

— Magnus deja el drama y ven conmigo necesito que veas algo — pero él ya no escuchaba, en su mente estaba reviviendo una y otra vez lo dicho por aquel periodista.

Ver a su amigo en esa condición llorando y temblando incontrolablemente enfureció a  Catarina, se bajó de la cama dispuesta a golpear a Emma — Llévatela Ragnor o no respondo

— No tienes que decírmelo dos veces — sujeto a Emma por el cuello de su camisa y empezó a arrastrarla a la puerta, pero Emma le dió una patada en sus partes bajas y lo dejo doblado de dolor en el suelo.

Catarina no pudo controlar su enojo, intentó detenerla, pero fue dejada fuera de combate en segundos por un fuerte rodillazo que le encajó en el estómago.

Emma se acercó a Magnus y le dió dos fuertes bofetadas para hacerlo reaccionar, luego lo agarró  de los cabellos y lo hizo caminar para meterlo a la ducha, sólo segundos para que dejará de llorar, el agua fría lo haría calmarse un poco, de ahí lo arrastró al salón para que vea las últimas noticias. Cuando Magnus vio el televisor nuevas lágrimas brotaron.

Ragnor se puso de pie como pudo y ayudó a Catarina a levantarse, salieron furiosos, cuando llegaron al salón vieron a Magnus mojado y llorando, iban a matarla.

La Velocidad de mi Corazón (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora