No es cierto

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Magnus se encontraba en el aeropuerto esperando a su secretario para que le de los pasajes de avión, estaba muy animado, en solo unas horas tendría a su bebé en brazos, no podía dejar de rememorar todos los dulces momentos compartidos, sobre todo aquel primer beso que Alec le dio, recordaba lo sonrojado que estaba despúes de haberle robado un beso mientras él dormía. Soltó una risita, aquel tímido Alec era adorable, estaba sumergiendose en otro recuerdo cuando escucho un desagradable sonido que lo saco de su burbuja de felicidad; a su lado Ragnor  estaba profundamente dormido y roncando sin verguenza. Magnus no podía culparlo, su mejor amigo había sido arrastrado en sus planes.




Hace tres horas.

En Brooklyn, cierto brujo daba vueltas en la cama como perro tratando de morder su cola, no podía dormir, después de tanto tiempo había podido ver el rostro de Alec aunque sea a través de la tv.

— No puedo estar aquí perdiendo el tiempo, tengo que hacer algo o el podría desaparecer otra vez — Ese sólo pensamiento lo desesperó y lo hizo levantarse de un salto de su comoda cama, para acto seguido correr por su teléfono y marcar a Emma.

— ¿Qué quieres Magnus? son la una y quince de la madrugada ..... ¿pasó algo?, ¿Estas bien?.

— Estoy bien, gracias por tu preocupación enana, necesito tu ayuda por favor. Emma dime todo lo que sepas sobre esa entrevista de la que te hablé o el Dakar.

Apenas Emma terminó de explicarle el cogió una maleta y sus documentos, se iba a Perú. Fue por presidente y lo metió en una jaula aún ante sus protestas, cuando ya estaba abandonando su casa regresó pues había olvidado la documentacion de su mascota, estaba entusiamado, por fin lo volvería a ver, pero antes tenía que hacer una parada.

Ragnor estaba plácidamente dormido cuando inesperadamente cayó de cara al suelo — Que pasó, donde es la guerra — se levantó rapidamente y lo vió.

— Maldita sea Magnus, ¿qué mierda te pasa?, pudiste haberme matado.

— Vístete, nos vamos de viaje — Magnus ni siquiera escuchó a su amigo, de inmediató empezo a hurgar en el guardarropa y sacando pantalones, camisas y calzado lo tiró descuidadamente a la maleta — lo que se me olvide te lo compro alla.

— No se que está pasando, pero no molestes Magnus, vuelve a tu casa que yo vuelvo a mi cama.

— Si tengo que encadenarte y arrastrarte lo haré, asi que vístete, o ¿prefieres que yo lo haga? sabes que por mi no hay problema — Ragnor volvió a recostarse, así que Magnus recurrió a otro método — Además recuerda que me debes favores y pienso cobrarme uno de ellos ahora.

— ¿Enserio le estas cobrando a tu mejor amigo?, Aquel amigo quién te presto sus lápices de colores porque Catarina te quitó los tuyos, a aquel amigo quien te presto su tarea muchas veces porque su flojo amigo prefería salir con las niñas para maquillarse y jugar a la casita, a aquel amigo que se lió a golpes con todo el equipo de lucha libre por defenderte de sus burlas cuando saliste del closet, a aquel a quien obligaste a disfrazarse de campanita solo porque tu querias ir de Peter pan ¿es enserio Magnus?

— Sí, a ese amigo le estoy cobrando, además todo eso fue en la escuela, ahora levántate para poder quitarte los pantalones — se lo dijo con las manos metidas ya en la cinturilla justo cuando Catarina entró a la recamara.

— ¡Oh! — Catarina cubrió sus ojos de inmediato — perdón sigan en lo suyo, yo no vi nada.

Ambos estaban helados sin reaccionar hasta que se dieron cuenta de la posición en la que estaban y se separaran de un salto

La Velocidad de mi Corazón (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora