Te odio

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No le bastaba con besar y succionar la acanelada piel de magnus, quería más, estaba cegado por el deseo de poseerlo, quería marcarlo como suyo, deseaba sentir como era estar dentro de él por una vez en la vida, quería sentir su calidez estrechar su hombría, pero dentro de todos estos deseos había uno que no se atrevía siquiera a pensar y era que quería sentir el amor de Magnus hacia él, pero estaba convencido nunca pasaría.
Despegó sus labios de la espalda del moreno para quitarse la camisa, sabía que estaba mal lo que iba a hacer pero el deseo de tenerlo bajo su cuerpo era tan fuerte que no pensaba con claridad.

Magnus estaba practicamente inconsciente, su cuerpo estaba muy cansado a causa del mal de altura y de las malas noches que pasó desde que decidió viajar a Perú, no había dormido casi nada por culpa de Emma, pero a pesar de estar casi desmayado tenía sensaciones placenteras.

Alec seguía marcando la espalda de Magnus, hasta que llegó a su nuca y besó ahí profundamente, aspiro su aroma y eso le trajo algunos recuerdos, solo una vez había estado tan cerca de la nuca de Magnus y fue cuando lo encontró dormido en su oficina, se acercó para despertarlo y pensando que sería una buena idea le dio un pequeño beso ahí, Magnus despertó sobresaltado y le dio un empujón gritándole que jamás en la vida lo volviera a hacer. Ahora el moreno estaba a su merced y se permitió disfrutar de su aroma por varios minutos mientras sus manos acariciaban su cintura. Tuvo miedo por un momento pero después de analizar todas las expresiones de celos que le dejó ver en las horas pasadas confió en que Magnus querría esto tanto como él, sabía que no habría amor, esa posibilidad estaba más que descartada, pero se conformaría con tener sexo aunque solo hubiese atracción por parte del moreno.

Alec decidió que estaba pensando mucho y no haciendo nada, así que bloqueo su mente y se dedicó a disfrutar, dejó un beso en la nuca del moreno y escuchó un pequeño gemido, sonrió y volvió su atención a los pantalones de su pijama, solo dudó un segundo y luego lo bajo un poco, no pudo evitar morder sus labios cuando vio los redondos glúteos de Magnus levantados, prometiéndole cumplir todas sus fantasías, los masajeó con delicadeza y luego los abrió, jadeo ante la visión frente a sus ojos, su lengua repasó sus labios, se inclinó un poco dispuesto a probar cuando el celular de Magnus alumbró la habitación.

Había una llamada entrante y el móvil estaba en silencio, no le hizo caso y volvió a agacharse, besó los acanelados montículos  de carne y dejó dos besos en el glúteo derecho antes de morderlo. Magnus gruñó y Alec lamió la piel lastimada sacándole un gemido, subió otra vez dejando besos en su espalda hasta llegar a la nuca del moreno, otra vez el bendito celular se encendió pero Alec siguió en lo suyo, sus pantalones apretaban y los desabrochó liberando su erección, dio un par de golpes y volvió a los glúteos de Magnus, beso otra vez y lo abrió, estaba más que dispuesto a dilatarlo con su lengua cuando escuchó el molesto sonido de un celular, ahora no pudo ignorarlo así que bajo de la cama y busco el aparato, había otro móvil escondido en el velador, lo iba a apagar cuando vio el nombre en la pantalla "Camille" y una foto, la reconoció de inmediato, era la misma rubia con la que Magnus se acostaba aquella noche cuando descubrió todo el engaño.

Retrocedió unos pasos con los ojos aún fijos en el celular, toda la excitación y deseo se había ido, miró a Magnus que permanecía dormido pero murmuraba "más..., por favor..." Pensó en volver a la cama pero el timbre de llamada entrante volvió a sonar, insistió unos minutos más y después entró un mensaje.  "No lo leas" le dijo su mente pero el no hizo caso, se acercó y tomo el celular, "No, no lo hagas", gritó una voz dentro de él, pero no hizo caso y abrió la bandeja de entrada, y deseo retroceder el tiempo y haberle hecho caso a la voz en su interior que gritaba desesperada.

El mensaje era de Camille y citaba "Amor acabo de llegar de viaje y me entero que fuiste por el imbécil cuatro ojos, llora un poco, dile que lo sientes, de seguro te cree el idiota, follatelo y dile te quiero, con eso lo tendras en la palma de la mano, consigue ayuda con el caso del Magíster y mandalo luego a la basura donde pertenece.
La verdad ¿no te da asco volver a tocarlo?, si antes lo sentías ahora debe ser peor, ponle una almohada en la cara para que no vomites. Magnus cariño, te amo, traje muchos regalos y si, si es lo que estás pensando, regresa pronto a mi para quitarte el mal sabor de boca" luego entró otro mensaje y era una foto de Camille usando un diminuto babydoll.

Alec se quedo quieto sin respirar por varios segundos hasta que sus pulmones dolieron, volvio a la realidad y se giró bruscamente mirando a Magnus placidamente dormido con una sonrisa en el rostro, su sangre empezó a hervir de rabia, el antiguo Alec se habría soltado llorando pero él ya no era ese Alec, había aprendido por las malas que el amor como en los cuentos de hadas no existe.

Se odio a si mismo por dejarse llevar por su corazón e ingenuamente pensar que estaba ahí porque le quería, se odio por aún seguir amándolo y deseándolo como el primer día.

— Maldita la hora en que te cruzaste en mi camino Bane, porque, dime porque no pudiste amarme.

Alec guardo su miembro en sus pantalones y acomodó la ropa de Magnus como si nada hubiese pasado, después se quedó observándolo varios minutos mientras los recuerdos llegaban una vez mas.

Hace cuatro años Alec camina por las calles de Brooclyn directo a una cafeteria muy reconocida, no deseaba ir pero era una orden de su padre y tuvo que obedecer, debía encontrarse con Luke un amigo de su padre y recoger un sobre muy importante, afortunadamente él ya estaba esperándolo cuando llegó, despues de una corta charla Luke se retiro, él se quedo unos minutos más para terminar su chocolate y un pedazo de pastel cuando lo vio entrar, no pudo despegar la vista de ese hombre tan atractivo, era la primera vez que le pasaba algo así, jamás se sintió atraído por nadie pero con solo verlo se sonrojo y su corazón latió aceleradamente.

Se olvido por completo que tenía que regresar a casa y se quedó observándolo casi tres horas hasta que él se fue, llegó a casa con una sonrisa, pero fue recibido por un furioso Robert que de una bofetada le volteo el rostro y como siempre le grito lo inútil que era.

Después de ese día acudia a la cafetería casi a diario esperando volver a verlo hasta que un mes después él llego tan guapo como la primera vez que le vió.
Se sonrojo con solo mirarlo y sonrió como idiota, amor a primera vista esa fue la conclusión a la que llegó, Alec leía mucho, los libros eran sus amigos y soñaba desde niño en encontrar el verdadero amor, querian alguien a quien amar y que le amé, alguien que le protegiera, alguien a quien proteger

Después de mirarlo sin parpadear siquiera, él moreno levantó la vista y lo vio, hizo una mueca de desagrado y siguió en lo suyo.
El hizo caso omiso a ese gesto, sabía que era desagradable a la vista, casi todos se encargaron de decírselo una y otra vez.

Un día el moreno llego aprisa se veía inquieto, ojeaba una y otra vez los papeles que había traido, en eso empezó a leer en voz alta, lo vio morderse el dedo y luego llevarse ambas manos a la cabeza desesperado. Era un caso legal y por como planteaba la defensa su cliente estaba jodido, antes de darse cuenta ya estaba dándole solución a su problema, por primera vez el moreno lo miró directamente y eso lo hizo sonrojar, fue invitado a sentarse con él y hablaron mucho tiempo sobre temas legales.

Le ayudó a armar una nueva defensa mientras bebía de una taza de café, la primera que le gustaba pues él se la había invitado, tenia 18 años y aún consumía cosas dulces como decía su amigo Rodrigo, era un bebé de azúcar, a pesar de ser un adulto con dos titulos universitarios bajo el brazo y saber volar un jet del ejército como un profesional tenía los gustos de un niño.

Cuando terminaron él le ofreció pagarle pero Alec lo rechazó, no quería su dinero, lo quería a él, se despidieron y Alec regresó a casa con una sonrisa, estaba feliz de haber podido ayudar al hombre que le gustaba, no, al hombre que amaba, a pesar de tener nula experiencia en el amor su corazón se lo decía, el se enamoro del moreno desde la primera vez que lo vio.

Ese día llego tarde a casa y su padre estaba de mal humor había perdido millones al frustrarse una venta y descargo su ira en Alec, le grito lo insultó y golpeó. Estaba lastimado, pero en la oscuridad de su habitación no soltó lagrima alguna, esta vez sonreía recordando los momentos pasados al lado del abogado Bane.

Volvió al presente odiando ese día, ese maldito día en que hablaron por primera vez, volvió a encenderse el celular era un nuevo mensaje. Lo abrió y era una nueva foto de Camille esta vez completamente desnuda, dejo el celular donde estaba y volteo mirando a Magnus, sus ojos habían perdido el brillo de amor de hace unos minutos.

— Alejate de mi Bane, nunca vuelvas a mostrarme tu cara; tal vez yo fui el único culpable de lo que pasó al entrometerme en tus asuntos aquel día, pero ahora es diferente, acercarte a mi una vez más y te llevaré al infierno, me escuchas Bane te odio con la misma intensidad que una vez te ame.

Lo susurró en su oído muy cerca, la sonrisa de Magnus desapareció y en su lugar una expresión de desesperación apareció. Alec agarro su chaqueta y salió de aquella habitación dejando a Magnus sumergido en una pesadilla gritando su nombre y estirando su mano tratando de alcanzarlo.

La Velocidad de mi Corazón (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora