Bebiendo para olvidar

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Magnus caminó hacia el hospital donde trabajaba Catarina, le sirvió para despejarse y pensar en ese jovenzuelo que se aferraba a la cintura de Alec, su Alec, ¿sería su novio? ¿se habrían acostado?, ¿Alec se habría enamorado de él?; Esas eran unas de las muchas preguntas que rondaban en su mente y que exigían respuestas.

La recepcionista se lo comió con la mirada y le dio su número telefónico después de indicarle donde encontrar a su amiga, subió al ascensor aún pensando en Alec y en el tercer piso Catarina entró empujando a un paciente en silla de ruedas, le dijo que en media hora terminaba su turno y que por favor la esperara en la cafetería, asi que se despidió con un beso en el quinto piso y apretó el botón para ir al segundo en busca de Raphael al área de Pediatría.

— No puede ser, que hice yo para empezar mi mañana viendo tu horrenda cara Bane

— Muy gracioso Raphy, soy uno de los rostros más hermosos de la nación y con solo verme tu día será espléndido.

— Si claro, ¿qué rayos quieres Bane?

— Una cita y un besito de trompita

— Vete a la mierda.

— Esa boquita mi dulce, ¿así les hablas a tus pacientes?.

— Si tienes parásitos o pescaste una ITS te equivocaste de area pendejo.

Magnus solo lo miro un momento haciendo un puchero ofendido antes de soltar lo que queria— Alec... — Raphael lo observó varios segundos en silencio sin entender, así que Magnus hizo una pregunta — ¿Dónde encuentro a mi Alec?

— Y yo debería saberlo porque... —Raphael tenía una expresión de desconcierto total.

— Se que lo sabes, mi Alec, el Alec que he buscado por años y tú se conocen o por lo menos conoce a tu novia, estaban juntos en la competencia Dakar.

— ¿Estas hablando de mi Alexander? —Raphael lo dijo con una sonrisa en el rostro recordando al tierno pelinegro, lo cierto era que él no sabía nada sobre su paradero, la última semana se la había pasado teniendo sexo desenfrenado con su novia para recuperar el tiempo perdido.

— ¿Tú alexander? —Magnus subió un poco el timbre de voz — Raphael no me gusta como lo llamaste, él es mi hombre, solo mio.

La sonrisa bobalicona por el recuerdo de las noches de sexo desapareció al mismo tiempo que algo hizo clic en el cerebro de Raphael, levantó su puño y lo estrelló en la nariz de Magnus tan fuerte que terminó rompiéndosela, había tomado desprevenido a su moreno amigo,

— Maldito cabron, ¿Eras tú? Tú eres el malnacido que rompió el corazón de mi pequeño, pensé en todos menos en ti, busque por años al desgraciado y pensar que lo tenía cerca, voy a matarte Bane.

Iba a darle con su puño nuevamente cuando Catarina acompañada de Jem entró al consultorio de Raphael y lo detuvieron a tiempo. Raphael estaba alterado así que Cat se llevó a Magnus con ella mientras Jem sostenía al pediatra, afortunadamente era muy temprano y aún no habían pacientes en esa área o si no Raphael sería amonestado.

— Jem sueltame, tengo que matarlo, ese miserable destruyó la vida de Alec, por su culpa el casi pierde la razón, estuve a punto de perderlo y todo por culpa de ese estúpido.

Jem lo soltó pero se posicionó en la puerta impidiendole salir — Tal vez al inicio fue así pero Magnus se enamoró, en verdad lo hizo, tu lo viste con tus propios ojos, los últimos años solo se dedicó a buscarlo, cada día, cada hora sus pensamientos fueron para él. Jamás volvió a salir con nadie, su alma y cuerpo fueron guardados para ese niño, Raphael dale una oportunidad.

— Lo siento, pero no puedo, para mí, Alec es lo más importante, no voy a permitir que juegue con él una vez más, no se que fue lo que pasó exactamente, pero conociéndolo espero lo peor de ese tipo. Lo siento Jem, eres amigo de Magnus, pero yo soy amigo de Alec, lo he visto sufrir desde que era un pequeño niño, intenté protegerlo lo más que pude y ese miserable destruyó lo que más he cuidado, dile a tu amigo que no lo quiero cerca de él porque no me contendre y lo molere a golpes.

Jem solo salió del consultorio de pediatría, entendía muy bien a Raphael, también había estado furioso con Magnus en un principio, pero ahora su amigo era una nueva persona.




Entrada la noche Maxwell estaba frente al ordenador hablando con un hombre.

—Alec se hace el fuerte, pero se que por dentro esta destrozado.

— ¿Estas seguro pequeño Lightwood? ¿no serán imaginaciones tuyas?, con lo mucho que te gusta leer tal vez estés montandote un drama y...

— Estoy seguro Antuán, mi hermano está sufriendo, ese tipo lo está...

— Esta bien..., arreglare ciertos asuntos y en máximo tres días estaré en Nueva York, por lo pronto no le digas nada, quiero ver su reacción al verme y Max... esta vez me lo llevaré conmigo.

Muy lejos de la mansión Lightwood Alec bebía con un desconocido, las copas iban y venían, el ardiente líquido se deslizaba por su garganta quemando todo a su paso, quería olvidar, deseaba con todo su ser arrancar su corazon para no sentir nada, el tipo a su lado era lo suficientemente atractivo como para pasar la noche, así que le sonrió coquetamente y el otro le devolvió la sonrisa.

Un poco más tarde Magnus despertaba chillando de dolor, su mascota se había apoyado en su inflamada nariz queriendo algo de atención por parte de su moreno dueño.

— Presi que me dejas la nariz chueca, si arruinas mi magnífico rostro Alec no me va a mirar siquiera y no volverá a casa con nosotros.

Presidente pareció entender, lamió la mejilla de Magnus como diciéndole lo siento. El le dio un par de caricias y fue por una bebida y luego al recibidor donde habló una vez más en  la soledad de su departamento.

— Otro trago de wiski y sigo mirando la puerta esperando que entres timidamente como solias hacerlo mi amor, Alec te extraño tanto, perdóname, te lo suplico, por favor vuelve.

Mientras Magnus pedía por el regreso de su amado, Alec estaba en un hotel con el tipo del bar, se besaban y acariciaban frenéticamente. Lo estaba disfrutando, cuando de pronto su vista le jugó una mala pasada y vio un moreno rostro acercándose a sus labios, empujó con fuerza a su acompañante quien furioso le reclamó. Lo intentaron otra vez y volvió a suceder, ese maldito y sus ojos verde dorado lo miraban suplicantes. Intentó excusarse con su acompañante pero él lo corto de golpe.

— No importa lo que me digas, lo veo en tus ojos, es lo mismo para mi, en la mañana fui a visitar la casa de mis padres y me enteré que mi novio me engañaba con mi hermana, ¿puedes creerlo? se metió con mi hermana en la casa de nuestros padres, salí a beber para olvidar mi dolor, acepte venir contigo para vengarme de él, quería demostrarle que no vale nada para mi, que ya lo olvidé, pero no puedo hacerlo, cada vez que te veo..., yo..., lo siento, no puedo, ese maldito se metió hasta en mi estómago, ese idiota no se da por vencido en amargarme la existencia, quiero tener sexo contigo, pero cada vez que te tocó lo imagino a él... lo siento, yo... será mejor que me vaya.

Alec solo lo observó irse, el se sentía igual, Magnus en su particular caso no se había metido en su estómago si no en lo mas profundo de su corazón. Tomó una botella de licor, ahora no tenía ninguna competencia en la que participar así que no paro de beber hasta caer desmayado, un par de horas después aquel sujeto del bar regresó, lo ayudó a llegar a la cama y se acostó a su lado, mientras Alec dormía el lloró desconsolado, había ido a arreglar las cosas con su novio, pero lo encontró dormido en su cama, desnudo y con su hermana, les reclamó por ello y solo recibió una golpiza y ser echado de su propia casa.

















La Velocidad de mi Corazón (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora