Perdiendo el control

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No entendía como esas palabras pudieron salir de sus labios, sus labios que aún ardían de placer por haber sentido a Magnus, su boca que aún conservaba su sabor, tenía deseos de regresar sobre sus pasos y volverlo a besar. Pero su "marido" se lo impidió sin siquiera saberlo.

— Gracias Rodrigo.

— No se de que me estas agradeciendo amigo.

— Me salvaste cuando Magnus me beso, tú lo viste y de inmediato te robaste el show y ahora también estaba a punto de cometer una locura, iba a ir por él.

— No tienes que agradecerme, tú habrías hecho lo mismo por mi, en realidad llegué cuando estaban a medio baile, sabía que estabas incómodo así que hablé con los organizadores y les planteé mi idea de bailar y ellos aceptaron, jamás imagine que ese imbécil te besaría, tiene cojones ese pedazo de...

— Déjalo —Alec respiró profundamente, el podía insultar a Magnus pero no toleraba cuando otros lo hacían — Me salvaste, si las luces no hubiesen sido cortadas probablemente yo...

— Tu lo habrías besado de vuelta, lo se Alec, puedes decirlo ya no me duele como antes, ahora entiendo lo que es amar de esa manera, yo tambien me enamore como un idiota y afortunadamente soy correspondido.

— Lo besé

— ¡Que! No, no puedo creerlo ¿cuándo sucedió eso?

— Lo besé hace unos minutos, cuando salía a tomar un taxi, él me alcanzó y sujeto del brazo, dijo que quería hablar y no se que más, no escuchaba, me perdí cuando vi sus ojos y me perdí aun más cuando mire sus labios, era como si me dijeran bésame y obedientemente yo lo besé, cuando me di cuenta el empezaba a devolverme el beso y yo me separé de él para irme. Le dije que hablaría con él, le dije que nos encontraríamos en Cusco, oh por Dios que he hecho no estoy listo, no puedo ir.

— No vayas si no quieres ir, dejale plantado, él te hizo eso muchas veces, si no vas no se acabará el mundo.

— Pero yo...

— Tu quieres ir..., mejor ve a dormir, mañana será otro día y podrás tomar una decisión, te dejo cariño, me voy a mi casita que mi verdadero marido debe haber llegado y tengo planeado hacerle gritar mi nombre.

— Ahorrame el trauma quieres, nos vemos mañana porque vendrás a Cusco ¿cierto?

— Veremos, todo depende de mí Jack, si mi lindo esposo acepta dormir solito unos días entonces iré.

Al día siguiente muy temprano ya estaban en Cusco, casi todos, pálidos, con el cerebro latiendo y su primera papilla en la boca, Simon había tenido razón, no estaban preparados para un mal tan terrible.

Tambien Emma, Julian, Ragnor y por supuesto Magnus habían llegado en el mismo vuelo, de ese grupo sólo Julián estaba casi bien, su único síntoma era su estómago revuelto.

— Que débiles son, y eso que no hemos ido a Puno chicos, de seguro ahí llegarían muertos. Alec tal vez deberíamos subirlos de nuevo al avión y regresarlos a Lima — Lily los miraba medio burlona, ella ya había pasado por ello.

— Estoy bien, solo necesito aclimatarme — Magnus respiraba con un poco de dificultad pues el oxígeno es más escaso en las alturas y el aire muy helado.

— Yo te tomo la palabra ...— No pudo seguir hablando porque le vino una arcada, tomo su bolsa y vomitó, Ragnor estaba terriblemente mal. A él le siguió Maia y Clary.

— Así que para esto nos diste las bolsas Rodrigo —dijo Julián mientras sostenía el cabello de Emma.

— Es común este síntoma, me sorprende que Magnus no haya ... — en eso, el mencionado también abrió su bolsa acompañado de Simón — hable muy pronto y tu Maia ¿estas bien?

La Velocidad de mi Corazón (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora