↬ diez

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—¿Qué pretendes que haces con esa zorra?  —pregunto cuando encontré a Shawn en la fiesta y lo llevé a un cuarto para hablar en privado, sin importar que hubiese tomado unos cuantos shots.

—¿Aleah? Es sólo mi amiga —rió y pellizcó mi mejilla. Sí, estaba ebrio—. Aunque hacemos algunas cosas cuando tú estás por otro lado de acaramelada con Wesley.

Mi garganta secó y mis ojos se cristalizaron al instante, entonces una bofetada fue lo que vino de mí hacia él. No había nada que pensar, no había nada que ocultar.

—¿Crees que soy una perra? —sequé mis lágrimas con rabia—. Yo no ando besándome con Wesley, no ando estando con otras personas de la misma forma en la que estoy contigo, porque eres diferente. Maldita sea, ¿cuantas veces debo repetirtelo?

Su mandíbula se tensó y cerró los ojos con fuerza. —Aléjate de él.

—No confías en mí.

—Lo hago.

—Mentiroso —apreté mis labios y un sollozo escapó de estos—. Por eso es que esta relación es una mierda...

—Pero aquí estamos —sus ojos estaban rojos—. Tú no quieres dejarme, porque si quisieras, ya lo hubieses hecho porque me besé con otra estando contigo.

—Jódete, ¿quieres? —lo empujé y salí del lugar.

La música se hizo presente de una forma estruendosa y me dirigí a la cocina, donde el ruido era menos fuerte, en busca de unas cervezas. No quería seguir pensando en él, no quería seguir siendo la misma estúpida de siempre pero lo era.

Una mano apartó las cervezas de mis manos y sus ojos verdes me miraron, analizando cada cosa en mí. Mis ojos lo miraron con sorpresa, no sabía que estaría aquí, no quería que se preocupara por mí, no quería verlo mal por mí.

Pero, al instante, supo de qué se trataba y besó mi frente antes de abrazarme fuertemente.

—Déjame, Wes —apenas pude hablar.

—No te hagas esto, Akilah —susurró—. No por alguien que no te merece.

—Maldita Aleah —era todo lo que se me venía a la mente mientras lloraba en los brazos de mi mejor amigo.

—¿Te llevo a tu departamento mejor?

—Llévame a un lugar que no sea mi hogar, ni el tuyo —dije separándome de él y mirando sus ojos verdosos preocupados—. Estaré mejor, lo prometo.

—Está bien —besó la punta de mi nariz y entrelazó nuestros dedos, arrastrándome hacia la salida del lugar.

Akilah© | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora