"Papilla."

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"AoKaga Family" ❤

Aomine Ryo. (c): "Dashi Schwarzung."

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A diferencia de lo que muchos creían, la paternidad había resultado fácil para ellos pues, la habían tomado como otro reto más, uno de esos que tanto les gustaban.

Si, se encontraron con muchas cosas que no conocían pero, tanto Daiki como Taiga todos los días se esmeraban por ser mejor uno del otro y así poderse burlar un rato del contrario cuando estuvieran siendo besados por su pequeño Ryo.

Ese peliazul regordete que a pesar de faltarle unos meses para el año de edad era bastaste vivaz y no podía culparsele siendo hijo del par más veloz e hiperactivo que había en la ciudad.

Ese pequeño lo era todo para ellos.

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-Taiga, ¿en serio lo haremos? - pregunto, ahora mucho más dudoso el moreno que hacía una hora atrás, cuando junto con su esposo decidieron su accionar. -De verdad, ¿lo haremos?

El pelirrojo que sostenía a su único hijo, miro a los rubíes de su pequeño y la sonrisa que este le dio antes de pegar sus pequeños labios a su mejilla y dejarle un húmedo beso, lo convenció.

-No exageres Aho. - le respondió por fin a su esposo. -Cuando mucho serán dos horas de tu plática de seguridad en la escuela primaria, ¿no?

Aomine asintió mientras acariciaba la cabeza de su vástago. -Yo tardaré mucho más en el banquete pero estaré tranquilo sabiendo que tú estarás con Ryo pronto.

El oficial por primera vez se sentía incómodo de dejar a su pequeño encargado con un tercero y estaba casi seguro de que, en la mirada de su cónyuge también se leía pánico con letras mayúsculas.

-No es la primera vez que ella lo cuidara. - mencionó Taiga auto-convenciéndose al mismo tiempo que tocaba el timbre de aquella casa.

-Si pero, es la primera vez que Kuroko no estará. - resaltó Daiki mientras escuchaba como se acercaban veloz a recibirlos.

La puerta se abrió por fin y la carcajada del pequeño los hizo salir por un momento de la incertidumbre que los embargaba.

-¡Mooo! - grito el bebé estirando sus bracitos hacia la pelirrosa que sin saludar siquiera a sus amigos, lo cargo enseguida para estrujarlo en un abrazo. -Ryo-chan, mi angelito.

-Nuestro. - corrigió el moreno en automático. -No lo asfixies.

Mooo, Dai-chan! - se quejó la chica siendo imitada por el infante. -¡Mooo!

Todos rieron ante el gesto.

-Gracias por ayudarnos Momoi. - hablo por fin el antes apellidado Kagami. -Esperamos no quitarte mucho tiempo del día.

-No digas eso Tai-chan. - le sonrió al pelirrojo. -Para cuidar a mi sobrino siempre estaré disponible, incluso si Tetsu-kun esta ocupado.

Y eso había sido, que todos estaban ocupados siendo un día en la semana y no, un sábado o domingo.

Siempre se habían logrado organizar con sus horarios pero cuando ocurrían esos imprevistos, contaban con dos opciones de gran confianza.

Así pues, habían llamado a Himuro y luego a la madre del moreno pero, el pelinegro festejaba su aniversario con Nijimura en quien sabe qué hotel.

"De tales milagros, tales hijos... "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora