No se trata de la historia.

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Hoy estoy a 6:45 horas y minutos de mi país. Quizá donde estoy la gente piensa que el 16 de abril es un día para celebrar la pascua.

Me siento triste, sin un poco de sentimiento de felicidad. Ya hace un año que ocurrió la gran tragedia en mi país, algunos dirán "Es un terremoto en mi país hay siempre" "Dudo que sea gran cosa, no seas dramática". Pero fue una gran enseñanza para los ecuatorianos, un terremoto de 7.8 grados no pasa todos los días, peor en un país que rara la vez se mueve la tierra o el mar se eleva.

Personas murieron y muchas, familias se fueron por completo y ni sus propios cuerpos quedaron para enterrar, gente bajo escombros gritando por ayuda y personas desesperadas por encontrar a aquella tía que vino de visita aquel sábado. Todos creíamos que era un simple movimiento, yo aún lo creía cuando termino, hasta que la gente se tomó el tiempo de tomarle fotos a la zona cero, todo estaba destruido el centro de la ciudad donde vivo, ahora parece una película de terror. Mucha gente aún sufre por aquella madre que murió o abuela, algunos niños quedaron huérfanos y bebes eso sin duda.

Ha pasado un año y aún gente se refugia en los albergues esperando la bendición de Dios y que algún ser de buen corazón le regale un espacio para vivir.

Pero no todo el mundo sintió tristeza o temor de morir esa noche.

Esa noche, es bendita noche del 16-A, personas sin ni siquiera una pizca de amor en sus fríos corazones. Decidieron entrar a locales, centros comerciales o tiendas de barrios para robar lo que pudieran. Las urbanizaciones siendo robadas por la falta de luz y los cercos eléctricos sin ningún poco de energía pudieron combatirlos. La gente es buena, pero siempre hay un punto negro en el blanco, siempre hay gente mala y que lo único que le satisface es dañar a personas.

Ahora mucha gente debe estar pidiéndole a Dios que Ecuador vuelva a ser el de antes, sin casas caídas, sin personas viviendo en parques o aeropuertos abandonados, sin unas calles cerradas por los edificios que no se sabe si en algún momento fueran a colapsar.

Ese día cambio la forma de ver la vida de muchas personas, ese día el Ecuador entero aprendió una gran lección. Somos hermanos, debemos ayudarnos y hacer lo suficiente que podamos ayudar al prójimo. También aprendimos algo muy importante de la vida, que nadie tiene todo color de rosas, nadie vive solo con felicidad y armonía, que siempre la mala suerte va a aparecer sin que te des cuenta, un día puedes estar riendo el otro llorando y el siguiente enojándote con tu mamá por no dejarte salir. También aprendimos que debemos de valorar lo que tenemos y que siempre tenemos que despedirnos de nuestra familia como si fuera la última vez que los fueras a ver. Por qué uno nunca sabe que puede llegar a pasar, que quizá un minuto puede destruir al mundo entero.

Que quizá un minuto puede destruir a millones de familias.

Que quizá un minuto puede hacer que una persona con una nube feliz encima de su cabeza, se vuelva negra y con lluvia dentro de ella.

Ya un año queridos amigos.

Desde New York,

-Amy Macías😞

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