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Capítulo 10.

Después de un exhausto día en la escuela, Henrie caminaba por las afueras de la escuela, mientras caminaba escuchaba "Blink 182-Stockholm Syndrome" no pensaba en absolutamente nada, el único pensamiento que rondaba su mente era: -¿En que lió me acabo de meter?- después de vivir toda su vida de una manera aburrida y poco social, nunca había tenido muchos amigos y aquellos que consideraba sus amigos estaban muy lejos, se habían mudado de la ciudad; con el pasar de la secundaria Henrie se sentía aún mas solo de lo que usualmente se sentía, todos experimentaban nuevas emociones como el amor...realmente no le importaba del todo, simplemente sentía curiosidad.

Se detuvo ante una calle para verificar que podía cruzar, sin embargo cuando se detuvo, escucho algo inusual, un crujido en los arbustos cercanos, estaba a unos pasos de la estación de autobuses, la escuela se encontraba del lado del estado de México, así que tenía que tomar un camión que demoraba una hora en llegar a su casa ubicada en la ciudad, fue entonces cuando se dio la vuelta y vio una larga cabellera con unos hermosos chinos asomarse de la esquina de un estacionamiento público, lo ignoro por completo y subió en el autobús. Acto seguido la joven de chinos subió también.

Henrie se sentó en la parte trasera del autobús mirando hacia la ventana, la joven de chinos se sentó a su lado, realmente no le tomó importancia -podría ser cualquier persona- pensó. Los minutos pasaron y la chica no se bajaba, Henrie pensó que realmente era una simple coincidencia, sin embargo Henrie noto algo raro, algo familiar en la joven, no podía recordar realmente el porque.

Henrie se bajó del autobús y la joven de bajo en seguida, ambos caminaban por una calle llena de árboles, fue en ese momento cuando Henrie se harto así que se volteó y la confronto.

-Me encantaría que me dijeras la razón por la cual llevas una hora siguiendome- espeto Henrie con cierta molestia en su voz.

Al momento que volteó la chica se quedó inmóvil, pero Henrie se quedó aún peor; la joven era hermosa, tenía una cabellera china s color castaño que llegaba a la mitad de su pecho, sus ojos grandes y cafés, su cuerpo con una forma tan delicada que pareciera que la hubieran esculpido, toda ella era perfección

-Creo que no me recuerdas y te entiendo, todo pasó demasiado rápido- explicó la joven.

-¿Por qué no me refrescas la memoria?- pregunto Henrie levantando una ceja.

-Mi nombre es Samanta Ever, y nosotros competimos en aquellos juegos mágicos ayer- dijo con una calida sonrisa.

Entonces Henrie la recordó, pero aquella vez tenía los ojos de dos colores diferentes.

-Bueno, eso explica quien eres, más no el porque me has estado siguiendo- dijo Henrie con notable molestia.

-Eres fácil de molestar- río con tranquilidad-, te explicaré pero no aquí, alguien podría estar viendo.

Samanta tomó a Henrie de un brazo y lo condujo nuevamente a la avenida donde habían bajado del autobús, tomaron nuevamente el autobús en dirección a una de las estaciones del metro de la línea 7.

-¿A dónde vamos exactamente?- pregunto Henrie mirando por la ventana.

-A un café que conozco, no es la gran cosa pero esta bien- explicó Samanta.

-¿Y donde está?- pregunto Henrie.

-Eso es una sorpresa- dijo Samanta mientras realizaba un guiño.

Ambos regresaron a la avenida, esperaron el camión en silencio; al llegar se subieron a él con toda simpleza, el camión recorrió una pequeña parte que estaba rodeada por árboles y casas pintadas de diferentes tonos, el camión paro en la central la cual tenía grandes pilares con letras que iban de la A a la D, cada uno con diferente color, en la letra A donde ellos habían bajado era de color rojo, diferentes autobuses con múltiples destinos esperaban a sus pasajeros pacientemente. Samanta y Henrie caminaron a unas escaleras de piedra que se encontraban a un costado de la pared, al subir se encontraron con una pequeña plaza comercial, abarrotada de gente ya que también era la entrada a la estación del metro de la línea 7, Samanta condujo a Henrie todo el camino, así que Samanta lo tomo de la mano, lo condujo a la parte superior y entraron a la estación donde Samanta compro ambos boletos.

-Hey, déjame pagar mi boleto además...- Henrie iba a continuar pero Samanta alzo la mano en ademán de silencio.

-No es necesario, quien te está secuestrando soy yo, creo que es lo justo- explicó Samanta con una sonrisa despreocupada.

Ambos entraron a los andenes donde un tren ya estaba esperando, al subir las puertas de cerraron tras ellos. Henrie no conocía a aquella chica pero aún así estaba en un tren con ella a un lugar que desconocía completamente, el mismo se consideraba un loco por aceptar a ir con ella, pero desafortunadamente la curiosidad siempre había sido su debilidad.

Después de recorrer 10 estaciones, Henrie no sabía si iban a parar al final de la línea o se bajarían en la siguiente, no obstante Samanta se levantó en silencio y se dirigió a la puerta, Henrie la siguió en automático. Al bajar del tren caminaron a las escaleras eléctricas las cuales conectaban esa estación con la línea 12, sin embargo antes de subir las últimas escaleras Samanta camino hasta un pequeño hoyo y miro a través de el.

-Samanta ¿Que demonios haces?- pregunto Henrie exasperado.

-¿Quieres acercarte?- pregunto Samanta sin voltearlo a ver.

Henrie se acercó lentamente hasta aquel pequeño hoyo y miro a través de el, sin embargo el no lograba ver nada, fue entonces cuando Samanta tomó de la mano a Henrie y le susurró.

-Espero no le tengas miedo a la oscuridad...- dijo Samanta al momentos que empujó a Henrie junto con ella a un abismo de oscuridad.

Henrie y Samanta caían con velocidad, Henrie estaba aterrorizado mientras que Samanta se veía confianda e inclusive iba riendo durante el camino, la oscuridad era tan penetrante que nisiquiera podían verse a sí mismos; mientras caían Henrie sintió como la velocidad se reducía gradualmente, fue entonces cuando sus cuerpos se colocaron en posición vertical, y debajo de ellos se veía una pequeña luz blanca, Henrie cerró los ojos antes de llegar a ella, y de pronto los abrió, ahora estaban en una pequeña cafetería cerca de una avenida, la cafetería no tenía mucha gente, realmente sólo había dos personas más y dos chicas de cabello rojizo y tez blanca, con pecas en la cara, de complexión delgada y unos brillantes ojos miel. Henrie estaba impresionado con la manera en la cual habían llegado sin alertar a nadie.

Samanta se sentó en un pequeño sillón que daba a la calle y llamó a Henrie a que la imitara, así mismo llamo a una de las meseras para ordenar. Se volteó y miro directamente a Henrie a los ojos.

-Sabes...- comenzó pero se detuvo-, no entiendo como fue posible que la espada te eligiera a ti- explicó Samanta y se detuvo-, yo juraba que iba a ser bueno...tu sabes quién.

-Para ser sincero no se si te refieras a ti, o a alguien más- expresó Henrie con disgusto.

-No hablo de mi, tu y yo somos iguales pero a la vez diferentes, hablo de la única persona que comparte genes contigo- explicó Samanta y volteó a ver a la calle.

-Tal vez no lo sepas pero soy hijo único, no tengo hermanos ni nada de eso, y no se mucho sobre mi familia- explicó Henrie un tanto desconcertado.

-Así que no lo sabes, bueno...- Samanta se detuvo y lo pensó un poco más-, no se si sea la persona indicada para hablar de ello- y volteó a ver a Henrie-, pero tienes un hermano...

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2017 ⏰

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