Sentía un fuerte dolor en mi cabeza, en mi pierna derecha, en mi cuerpo y en mi corazón. Todo era bastante confuso ¿Qué había pasado? ¿Por qué me estaba costando tanto abrir los ojos y moverme? ¿Por qué sentía un extraño escalofrío en todo mi cuerpo? Lentamente abrí los ojos y me encontré en un lugar un tanto familiar para mí; las paredes eran blancas, el ambiente de aquella habitación era lúgubre y desagradable y todo estaba igual que la última vez.
De pronto, alguien tocó la puerta, esperé a que pasara y me encontré con mi madre con los ojos llorosos y una sonrisa en el rostro. ¿Qué me había pasado? ¿Por qué no lograba recordar algunas cosas?
- Hija, estás bien -Susurró tomando mi mano- Creí que nunca despertarías
- ¿Qué pasó mamá?
- ¿No recuerdas nada? –Preguntó con cierto brillo en sus ojos- ¿Nada, nada?
¿Nada? ¿Acaso eso era lo que recordaba? Empecé a indagar en los más profundos rincones de mi cerebro para encontrar una respuesta a esa pregunta, pero era un poco difícil. Sí recordaba cosas; recordaba mi infancia, recordaba a mis padres, recordaba a mis hermanos, recordaba el momento en el que mudé a Inglaterra. El momento en el que me mudé a Inglaterra… Mi cuerpo tembló y sentía que lágrimas recorrían mis mejillas, pero ¿Por qué?
- No tienes que esforzarte en recordar, llamaré al doctor ahora mismo –Dijo mi madre al notar mis lágrimas.
Cuando ella salió de la puerta, intenté recordar lo que había pasado allí. Un rostro apareció entre mis recuerdos, era un chico. Un chico de ojos verdes, mirada encantadora, sonrisa radiante, cabello alborotado, pero perfectamente peinado, se aparecía ante mis recuerdos. ¿Quién era? ¿Acaso había sido mi amigo durante mi estadía en Inglaterra? De pronto, otro rostro apareció ante mí, pero a diferencia del anterior, este si lo reconocí “Agus” pensé en mis adentros. Pero a pesar de haber recordado su nombre, no recordaba quien era ella.
- Disculpe interrumpirle señorita, pero necesito hacerle unos análisis-Informó el doctor al entrar en la habitación en la que me encontraba.
- Bien –Contesté un tanto confusa.
El doctor Arturo había sido mi médico desde que era una niña, recordaba que siempre que me enfermaba, mi mamá me traía a este hospital y él me atendía. Lo veía bastante seguido en mi infancia, pues siempre me caía o agarraba alguna que otra enfermedad. Hace mucho que dejé de venir tan seguido a este hospital, pero los recuerdos de cada cosa que pasé antes de venir aquí, seguían intactos.
¿Por qué podía recordar mi infancia, a mi madre, al doctor y no a aquellos rostros de mi memoria? ¿Por qué me dolía todo el cuerpo? ¿Por qué estaba en este hospital? Las preguntas que venían a mi eran cada vez más grandes y complicadas. A medida que pasaban los segundos, sentía un fuerte dolor en mí. Pero, no era un dolor físico, era un dolor distinto… Proveniente del corazón.
- Al parecer ______ no recuerdas mucho ¿Cierto? Veo que ya te encuentras mejor de salud, pero el hecho de que hayas perdido parte de tu memoria es un poco extraño.
- Lo sé –Respondí más confundida que antes.
- Necesito que me digas que es lo que recuerdas de tu estadía en Inglaterra.
- Pues yo…
Una lluvia de recuerdos fugaces fue apareciendo en mi mente poco a poco. Aquella casa que quedaba a pocos metros de la mía. Aquel parque que estaba justo al frente mi habitación. Aquel balcón. Aquel chico de cabello ondulado que ya había visto antes en mi mente. Negué con la cabeza. Aquel chico… Cada vez que pensaba en aquel chico sentía un fuerte dolor en mi corazón.
- Creo que quiero descansar –Dije al doctor débilmente.
- Bien, no te sigas esforzando en recordar las cosas… Tal vez sea lo mejor.
¿Lo mejor? ¿Qué era lo mejor? ¿Vivir con un vacío en mi vida? ¿Vivir con recuerdos que extrañamente me duelen? Quizás sí. Quizás eso sea lo mejor, lo mejor será no volver a recordar todo lo que pasó allá en Inglaterra, pues, al parecer, son recuerdos, malos recuerdos. Recuerdos que logran que mi cuerpo sienta escalofríos. Recuerdos que producen a mi cerebro un gran cansancio… Lentamente, fui cerrando los ojos, dejándome llevar por aquel agotamiento que sentía y adentrándome en un extraño sueño.
“- Bueno ya me voy chao –Dijo Agus a la salida- Gracias por todo ______ en serio.
- Ya deja de agradecerme –Reí- Nos vemos mañana.
Mi hermana se iba a quedar haciendo una tarea y mi hermano se iba a quedar jugando fútbol… Al parecer no fui la única que le resulto fácil adaptarse, así que me tuve que ir sola, iba tan distraída pensando en miles de cosas que sin darme cuenta estaba en un lugar desconocido y además, para darme cuenta de esto tuve que chocarme con alguien.
- ¡Ouch! –Se lamentó ese alguien.
- ¡Ups! Disculpa, yo iba… -Subí la mirada para ver con quién había chocado y me encontré con unos ojos verdes realmente hermosos, un rostro tan encantador que mata a cualquiera y unos rulos que te dejan sin palabras- Un poco, ya sabes, distraída… Lo lamento.”
Desperté sobresaltada. ¿Qué había sido eso? El mismo chico de mis recuerdos se había aparecido en mis sueños. O tal vez, ese sueño había sido otro de mis recuerdos.
- ¿Ya estás mejor?
- Sí mamá –Respondí sobresaltada al ver de dónde provenía la voz- ¿Hace cuánto que estás ahí sentada?
- Desde que se fue el doctor… Creo que tuviste una pesadilla
- No lo sé. Pero quiero que me cuentes que estoy haciendo aquí.