Me acerqué a la cocina donde estaba mi madre preparando su café de todos los días.
--Hija ¿Preparada para volver a pisar el instituto? -Me preguntó con una sonrisa en su cara.
Quise decir un NO, pero... terminé diciendo que sí.
--Mamá. -Puse los ojos en blanco. -Sí, sí estoy preparada. ¿Acaso no se nota?
--No mucho... Anda, ves a prepararte la mochila. -Dio unos pequeños tragos a su café y prosiguió mirando por la ventana.
Al subir a mi cuarto... ¡Esperar esperar! Mi habitación no es la típica habitación adolescente llena de pósters de cantantes pop guapos, no creáis eso por favor.
Ahora sí, al subir a mi cuarto cogí mi mochila y me preparé lo que me tocaba hoy:
Matemáticas, Historia, Biología, Lengua y Música.
Al salir por la puerta de mi casa y encaminarme al instituto un chico moreno se paró enfrente mía, me cortaba el paso.
--Perdona ¿Me dejas pasar? -Le pregunté amablemente. -Por favor.
--Oh... Esto... Perdona...
Le sonreí y de pronto me volví a poner seria.
--Gracias. -Seguí por mi camino.
Él se me quedó mirando ¿Qué hago? ¿Le digo que me deje de mirar? ¿Paso de él? Eh... Mejor paso de él.
Al llegar a clase, me senté en mi sitio, saqué mi cuaderno de matemáticas y atendí al profesor. Mientras tanto os hablaré de mi vida.
Mi padre cuando dejó embarazada a mi madre la dejó sola, por lo tanto mi madre tuvo que enfrentarse sola al parto. No conozco a mi padre, y tranquilos, tampoco es que tenga muchas ganas. Ellos antes de que yo naciera me querían llamar ABIGAIL, ni más ni menos ABIGAIL, cuando crecí mirando en internet que significaba ese nombre ya entendí porque mi madre me lo cambió. Su significado es Alegría del padre. Me hizo gracia cuando me lo contó.
--Señorita Abby, atienda o sino ve al director a contarle que está pensando en este momento. -Se dio la vuelta y siguió con su explicación.
Después de estar aguantando una hora al profesor Carter, por fin terminó la clase. Solo de pensar que me quedan 4 horas y media aquí dentro me entran náuseas.
Entre clase y clase, Marco, el chico popular de la escuela, el mismo chico que seguramente estás pensando ahora mismo, el guaperas ligón. Se me acercó.
--Cuatrojos, me gustan tus gafas. -Se cruzó de brazos y permitió que una carcajada le invadiera.
Detrás de él estaban su tres novias, las típicas lameculos.
Le miré de mal humor y por debajo de la mesa le di una patada en la espinilla, él empezó a chillar mientras colocaba su mano en la pierna.
Me intenté aguantar la risa, pero de mi cara salió una sonrisa de oreja a oreja.
Las tres chicas se pusieron a gritar mientras le miraban. Son tontas. En vez de gritar ¿Por qué no le ayudáis?
--Mocosa, aquí no acaba todo. -Me señaló con el dedo. -¡Y vosotras tres! ¡Parar de gritar que me vais a reventar el tímpano! -Se fueron por el caminito que dejaban los pupitres. Me sentía orgullosa de aquella patada.
Historia se me pasó rápido, al igual que biología. En este mismo momento sonó la sirena, salimos por la puerta y me senté en mi sitio de siempre, en las escaleras que están junto a la entrada.
Estaréis pensando ¿Y tus amigas? Já. No tengo. La única amiga que tenía me dejó sola por irse con su querido novio Bryan. Me dejó de hablar.
Pasó la media hora del recreo volando, fui la primera en entrar por la puerta de clase, no quería que el mogollón de chicos y chicas me atraparan en el pasillo.
En lengua estuvimos escuchando la biografía que había hecho un compañero sobre Michael Jackson. Estaba interesante.
En música, el profesor sabe que yo y la música somos muy buenas amigas, él siempre me dice que salga a tocar el piano, ya que es uno de mis hobbies. Pero no me atrevo, tengo miedo escénico. Me intenta convencer, pero yo me sigo negando, e incluso una vez me dijo que me subiría nota. Pero... Me negué.
Al llegar a casa, un coche rojo aparcado a la entrada me sorprendió mucho, nunca teníamos visitas, excepto mi tío. Nos suele ayudar con dinero y todo eso... Hace como de hermano mayor o padre.
Pero esta vez no era mi tío.
Saqué el manojo de llaves de mi bolsillo y abrí la puerta de casa, un hombre moreno con algunas canas y barba, se me quedó mirando.
--Hmm... -Cerré la puerta lentamente. -Hola, lo siento por molestar... -Pasé por delante suya y subí por las escaleras.
--Abby, espérate. -Me dijo mamá cruzada de brazos.
--¿Abby? ¿No la llamamos Abigail? -Dijo él poniendo cara de extrañado.
--Ya no se llama así. ¿De acuerdo?
--Está bien... -Respondió él.
--Tú eres... Oh ya, aquel hombre que nos dejó abandonadas a mi madre a mi. ¿Verdad? -Salté yo.
--Abig... Perdón, Abby. Fue por temas de trabajo. Eres mi hija, siempre lo serás.
--Ya tengo 16 años, no hace falta que me mientas.
--No te estoy mintiendo hija. -Tenía cara de pena.
Me di la vuelta y me metí en mi habitación.
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¿Quién es capaz de enamorarse de una Nerd?
Teen FictionSoy Abby Murphy, más bien conocida como mocosa. No soy un agrado para los demás, me ponen verde de arriba abajo, tampoco es que me importe mucho, ya estoy acostumbrada. Como si ellos no tuvieran defectos... Todo cambia cuando llega Adam Cooper, él e...