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Al día siguiente, cuando bajé a desayunar estaba ese mismo hombre tumbado en el sofá. ¿En serio mamá le había dejado quedarse a dormir? Le miré y de puntillas me fui acercando a la cocina.

--Abby. -Me llamó. Pero yo como buena persona que soy, no le respondí. --Sé que estás ahí.

--¿Qué quieres? ¿Por qué debería hablar contigo? -Me eché la leche en mi taza favorita de Ac/Dc.

--Escúchame.

--Te escucho. -Ni siquiera sé como se llama... Vaya...

Se sentó en el sofá e hizo el esfuerzo de levantarse. 

--Eres guapísima, además, tienes mis ojos. -Sus ojos azules se llenaron de lágrimas. Me hace pensar que soy una cebolla.

--Eh... Gracias. -Di largos tragos a mi queridísimo colacao. -Y... ¿Cómo te llamas? Mamá nunca me dijo tu nombre.

--Me llamo Jack.

--Bonito nombre. -Dije dejando la taza en el lavavajillas. -Entonces ahora... ¿Cómo te tengo que llamar? ¿Jack ó papá?

--Como tú quieras. La verdad, esque me haría ilusión que me llamases papá. Pero no te voy a obligar.

--Ya veremos. -Cogí de nuevo mi mochila y me encaminé al instituto.

En el holl del centro, estaba el mismo chico, el que me cortó el camino, ese. Me acerqué a él y le saludé.

--Hola. -Le sonreí. -Hoy veo que no me cortaste el camino.

Él rió.

--Lo siento por lo de ayer, llegué nuevo al barrio y estaba perdido. -Me miraba a los ojos.

--No te preocupes, si quieres te puedo enseñar el instituto.

--Me parece buena idea. -Él se despidió de su madre con la mano y se unió a mí.

--Bueno... ¿Y cómo te llamas? -Le pregunté interesada, mientras íbamos caminando por el pasillo junto a las taquillas.

--Me llamo Adam Cooper. ¿Y tú?

--Abby Murphy.

--Encantado. -Me sonrió.

--Igualmente. -Le devolví la sonrisa.

Llegamos a los baños.
--Estos son los baños, los de la derecha los de las chicas y los de la izquierda son los de los chicos. Aviso, por muy guapo que seas, si te quedas delante del baño de las chicas parado, ellas te empujarán y no te pedirán permiso para que te quites. Son todas unas malas educadas.

--Veo que tú no. -Sonreía, mientras que a la vez se metía las dos manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros.

--Ah ya... Bueno... Ya me conocerás mejor, tengo mis cosillas.

Al seguir por los pasillos nos conducimos al recreo.

--Este es el recreo.

--Que grande. El recreo de mi antiguo instituto era pequeño.

--Nos tenemos que ir ya a clase.

--¿Tu vas a 4°C?

--Sí. -Pasamos por la puerta y nos dirijimos a clase.

--Vamos a la misma clase. -Sonreía.

--Que bien, entonces cuando mi madre me pregunte <<Hija trae amigos a casa>> Ya te puedo invitar a ti.

--Me haría ilusión ir.

Cuando entramos a clase estaba Marco sentado encima de mi mesa como si tal cosa.

--¡Mocosa! Por fin llegaste, te estaba esperando.

--¿Quién mierda es ese? -Me preguntó Adam.

--Uno, si alguna vez te habla, tú ignorale,  ya te digo que es lo mejor para tu salud. -Puse mi mano encima de su hombro.

Modo confianza ON.

--Hombre Marco... -Me acerqué a él sonriendo. -Ya te echaba de menos. ¿Qué tal tu espinilla? -Espero que se haya notado mi ironía.

--Mejor, por tu culpa me salió un moratón.

--De verdad lo siento, fue sin querer.

Puso sus ojos en blanco, se bajó de la mesa y me acarició la mejilla. No sé a que vino eso.

Vino Adam por detrás.

--Abby ¿Allí se sienta alguien?

--No no, está libre. -Era un pupitre que estaba pegado a la pared del lado de las ventanas, casi al final del todo. Tan solo nos separaban 3 pupitres...

Me senté en mi sitio y me puse a mirar a mis compañeros, estaban dando gritos y tirando bolas de papel.

Al terminar todas aquellas clases que nos hervía las venas nos dirigimos a casa Adam y yo. Al cruzar la calle vinieron las tres novias de nuestro queridísimo Marco ¿Este chico nunca me dejará en paz?  ¿Qué querrán estas ahora? 

--Tú, mocosa. -Me hizo captar mi atención la morena de pelo largo. -Que sea la última vez que te acercas a mi... Perdón, nuestro chico. -Se señalaron entre si.

--¿Perdona? -Un par de carcajadas vibraron en mi garganta. -No tengo ni el mínimo interés en acercarme a ese. -Pasé entre ellas dándolas un pequeño empujón y seguí por donde iba.

--¿Marco está por ti? -Me preguntó Adam mirándome extrañado. 

--¿Qué tonteria es esa? Por favor Adam... -Le respondí entre risas. 

--¿A ti te gusta? 

Le miré y pestañeé cuatro veces seguidas. 

--¿Tú qué crees? -Le pregunté mientras  mi Abby 2 sonreía. 

Así, lo de Abby dos. Es porque cuando era pequeña siempre estaba enfadada y a los dos minutos estaba contenta. Tenía una bipolaridad muy grande, y mi tío me nombró Abby 1 cuando estaba enfadada (Casi siempre) y Abby 2 cuando estaba contenta y amable, hmmm... También cuando estaba enamorada... Olvidadlo, es una tontería más grande que una casa. 

--Que sí. Eso creo. 

--¿Qué? Pues no tienes ni idea. No me gusta nadie. Los chicos son extremadamente inútiles. 

--Entiendo... -Me respondió él en voz baja.




¿Quién es capaz de enamorarse de una Nerd?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora