Capítulo 5: La invitación.

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Lawliet se llevó la mano al cabello, jugando con los rebeldes mechones oscuros mientras golpeaba la mesa con el lápiz.

Por una vez desde que habían comenzado como pareja hasta el final de curso, Light estaba en silencio a su lado, concentrado en los deberes que debían entregar. El moreno se preguntó si al chico había algo que le preocupase, como a él.

Todo había pasado muy deprisa. Desde lo que ocurrió con Near, era como si su grupo de amigos se hubiese distanciado. La cosa empeoró cuando alguien filtró una fotografía del albino drogado e inconsciente, tachándolo de irresponsable y haciendo que la gente riese ante la caída de la imagen del ratoncito de biblioteca que todo lo hacia a la perfección. Para colmo, Mello llevaba días sin ver a Near a causa de la prohibición de los padres del chico, que se negaban a que ambos volviesen a su vida de pareja normal. Era una situación estresante que se sumaba a lo raro que estaba su propio hermano desde aquella noche que salieron de fiesta.

-¿Tienes algo ya?

La voz de Light le hizo parpadear confuso, restregándose un ojo. ¿Cuánto tiempo se había quedado pensando en todo aquello?

-Ah, si. Algo – extendió ante ellos sus apuntes, haciendo que Light tuviese que pegarse mas a él para ojearlos. El perfume de lchampú de su cabello le llegó suavemente a la nariz.

-Bien, juntaremos temario y sacaremos el trabajo desde ahí.

Elle asintió, esperando que Light hiciese algún tipo de broma o dijese algo sarcástico que le sacase de sus casillas. Pero el chico se mantuvo en silencio.

-¿Y a ti qué te pasa? Hoy estás raro. No me has insultado ni has dicho nada digno de un imbécil.

-¿Qué pasa Elle? ¿Te gusta que te insulte? - rió entre dientes, cerca de su rostro. Ambos se miraron a los ojos, desviando la mirada casi a la vez –. Bueno, creo que deberías venir a mi casa después de clase para terminar esta mierda.

-¿Por qué en tu casa?

-Porque la última vez estuvimos en la tuya, y no te ofendas, pero prefiero mi dormitorio para hacer los deberes. Al menos es espacioso y no parece un cuchitril de mala muerte.

-Oh, diablos, ha vuelto el Yagami gilipollas.

Lejos de enfadarse, Light sonrió de medio lado, poniéndose en pie y guardando sus cosas en la mochila. Lawliet le observó aún desde su asiento, mordiéndose la mejilla interiormente. Casi que tuvo la tentación de preguntarle de nuevo que le pasaba, o si había algo importante que él debía saber. Pero era Light Yagami, ¿A quién mierda le interesaba lo que ese cabeza hueca estuviese pensando?

-Te veo luego en mi casa.

Se despidió del moreno, justo cuando Misa Amane hacia su aparición en la biblioteca para buscar al castaño. Lawliet observó a la pareja irse de allí, con la rubia sujeta del brazo del muchacho mientras le contaba con aquella vocecilla estridente que tal le había ido el entrenamiento.

Menudo día le esperaba.

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Beyond guardó las cosas en la taquilla del vestuario, cerrando deforma suave la puertecita metálica.

Odiaba hacer deporte, pero no le quedaba otra para pasar de curso puesto que era una asignatura que solía suspender a menudo. Se sentó en un banquillo de la sala, cambiándose de ropa e ignorando las risas de sus compañeros que terminaron por dejarle solo allí. Estaba pensando en sus cosas, dándole vueltas a lo ocurrido en la discoteca como hizo la mañana en la que llegó a su casa.

¿Matt lo había violado? Al principio él estaba bastante dispuesto a hacerlo con el chico, porque seamos sinceros...Las drogas hicieron gran parte del trabajo ayudándolo a desconectar su mente de lo que le rodeaba. Pero recordó como se había negado, el dolor, lo horriblemente mal que Matt le había forzado...¿Y qué hacia? ¿Denunciar? Era absurdo, puesto que ya habían pasado días desde la agresión y nadie en su sano juicio acusaría de violación al hijo del señor Jeevas, uno de los empresarios mas influyentes de la ciudad. Tenían tanto dinero que Beyond ya se imaginaba en la cárcel por algo de lo que ni tenia la culpa.

La gran apuesta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora