Mucha gente dice que las desgracias nunca vienen solas. La mayoría tiene razón, o por lo menos, la noticia de su reciente homosexualidad no fue bien recibida por su familia.
Lo ocurrido en el baile llegó a oídos de los Yagami, que desde aquel día pensaron que la mejor manera de "curar " a su hijo era machacándolo psicológicamente. Nada de salidas, nada de actividades que no fuesen ir a clase y presentarse a sus exámenes. Light pensó que podría con todo eso, esperanzado en lo poco que quedaba de curso. Pero se sorprendió a si mismo perdiendo la paciencia con la persona que realmente menos se merecía aquel trato.
Su "relación " conLawliet comenzó a caer en picado, haciendo que ambos rememorasen los peores días que habían pasado juntos al comienzo de todo, cuando aún se odiaban y se insultaban por los pasillos. Cabe decir que ninguno lo estaba pasando bien con todo esto. Porque aunque intentasen olvidar y disimular, se echaban mucho de menos.
Fue en una de esas tardes calurosas con el estrés de los exámenes finales, cuando Elle decidió acudir al entrenamiento del equipo. Se sentó en un bordillo de piedra, lejos del campo de visión de los jugadores y sobre todo del castaño, que acababa de entrar a la zona de juego. No faltaron las risas, insultos y empujones por parte de los chicos.
No era la primera vez que asistía al acoso físico al que Light estaba sometido desde la noche del baile. Desde la palabra "marica " hasta el "hijo de puta " que jamás pensó que le dedicarían sus propios amigos, esos chicos populares que hace meses se amontonaban alrededor de su vehículo para fumar y reír, como si mantuviesen una amistad sólida e inquebrantable. En otra época, quizás Lawliet se habría sentido satisfecho porque alguien como Light sufriese los mismos insultos que ellos sufrían a menudo. Pero Elle era buena persona, una que sabía lo mucho que dolía todo aquello, por lo que alegrarse por eso no tenía cabida en su vida actual.
―Ei.
Giró el rostro, extrañado al ver a su hermano acercándose hasta donde estaba. Beyond se sentó a su lado, con las manos apoyadas contra la piedra y tomando aire sin apartar la vista del campo de juego. Matt acababa de hacer aparición ante los chicos del equipo.
―Algún día se cansarán ―dijo el menor, sin dejar de mirar como el pelirrojo gritaba a un tipo dos veces más grande que él.
―Supongo.
―Ah... El abuelo me ha dado esto para ti ― rebuscó dentro del bolsillo, sacándose una hoja de papel doblada en cuatro. Se la extendió a su hermano, sonriendo ―.No la hemos leído, aunque ganas no nos han faltado, ¿sabes?
Lawliet, extrañado, desdobló el papel y abrió del todo los ojos. No pensó que le llegaría tan rápido la resolución universitaria.
Fue gracias a Light que se planteó seriamente lo de dar un paso adelante con todo el asunto de su futuro. Dentro de su desastrosa cabeza, algo no iba bien. Quizás debería darle las gracias a su madre por ponerlo en aviso acerca de lo horrible que era su enfermedad hereditaria. O quizás sería mejor darle las gracias al castaño; que a base de ser pesado y repetirle una y otra vez que era un friki con un cerebro privilegiado, podría optar a una plaza en una buena universidad.
―Me han aceptado ― susurró, relamiéndose el labio debido a los nervios.
―Felicidades, hermano. Sabíamosque lo conseguirías.
Lawliet rodeó el cuerpo de Beyond cuando este le dio un fuerte abrazo. Sonrió, sintiéndose de repente muy ansioso por contarle a Light la noticia. A pesar de que, palabras textuales del castaño, él había sido su fuente de problemas, el culpable de todo lo que le estaba pasando. ¿Qué culpa tenía Lawliet porque a Light le gustasen las pollas? No le dio un puñetazo porque tenía una cara demasiado bonita para eso. Y porque luego lo empujó y terminaron montándoselo en los servicios de una cafetería.
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La gran apuesta.
Fanfiction¿Recuerdan el instituto? O al menos, seguro que saben lo importante que es mantener un estatus social que les evite estar en el punto de mira. Les pongo en situación... Light Yagami, un chico popular, capitán del equipo de rugby y que jamás ha tenid...