El silencio en el comedor de la casa de los Lawliet no era algo común. Pero la noticia que habían recibido aquella mañana, parecía que solo fue bien recibida por Beyond.
Elle, acostumbrado a charlar animado con su abuelo de cualquier tontería referente al instituto, solo podía guardar silencio maldiciendo su suerte. Su madre Elizabeth regresaría a casa para estar con su familia una semana completa. Una semana de sus locuras y brotes bipolares que no conducían a nada bueno.
―Que ganas tengo de que llegue mamá ― dijo Beyond, devorando las patatas de su plato.
Su hermano mayor evitó hacer algún comentario al respecto. Watari solo sonrió, asintiendo con la cabeza como si realmente pensase que tener a su hija con ellos iba a ser un camino de rosas. Su expresión se endureció y el viejo se agachó hacia un lado para alcanzar de la mesita que hacía esquina unos papeles cuyo sello pertenecía el centro escolar.
―Beyond. Tus notas están bajando mucho últimamente.
El aludido dejó de comer, masticando muy lentamente sin apartar los ojos de su abuelo. Esos ojos que siempre conseguían que confesase cualquiera de sus travesuras de la infancia. Esta vez y asombrando a su hermano, se encogió de hombros para quitarle importancia a algo así.
―Ya subiré mi calificación. No es el fin del mundo.
―No. No es el fin del mundo, pero si sigues así me imagino que suspenderás de cara a las próximas vacaciones. Y no me gustaría tener que castigarte sin salir de casa mientras tu hermano y vuestros amigos disfrutan del tiempo libre.
―Joder, viejo, que no es para tanto.
El silencio fue inmediato. Era la primera vez que Beyond empleaba aquel tono arisco y malhumorado con su abuelo. Lawliet, incapaz de quedarse callado, le dio un manotazo en el brazo.
―¿Es qué eres imbécil? No le hables así y estudia más.
―Tú cierra la boca. Estoy harto de que en esta casa uno no pueda hacer lo que le salga de los huevos ― dejó de mala gana el plato, ignorando las palabras enfurecidas de Watari que intentaba que su nieto regresase a la mesa.Pero Beyond solo subió de dos en dos las escaleras hacia el dormitorio, encerrándose con un fuerte portazo dentro.
―¿Qué le pasa a tu hermano? ―ahora si que Watari parecía algo asustado. Nunca había tenido problemas con sus nietos.
―No lo sé ― suspiró cansado, dándose cuenta de que realmente no tenía ni idea. Hacía tiempo que su hermano parecía estar absorto en otro mundo, saliendo por las noches a escondidas para llegar de madrugada con un fuerte olor a cigarro y alcohol ―. Hablaré con él.
―Gracias Elle ― Watari volvió a intentar casi sin éxito centrarse en la comida que le quedaba. El ruido de los tenedores y la silla cuando su nieto mayor terminó de almorzar hicieron que elevase el rostro ―. No seas muy duro con tu madre. Nos va a necesitar estos días.
Sabía que su nieto no contestaría, por lo que ambos se ignoraron hasta que Lawliet decidió comer el postre en el dormitorio. Alcanzando del mueble un pastelito de nata se despidió del mayor con la mano para empezar con los deberes arriba, en su habitación. Al haber estado faltando a clase se había retrasado un poco en comparación a sus compañeros.
Sacó de la mochila los apuntes de las asignaturas que peor llevaba y se sentó frente al escritorio, subiendo un poco la persiana para dejar que la luz del sol entrase por la ventana. Puso los ojos en blanco, chasqueando la lengua cuando su hermano tuvo la excelente idea de poner música rock en su dormitorio. Por suerte al menos, bajó el volumen rápidamente.
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La gran apuesta.
Fanfiction¿Recuerdan el instituto? O al menos, seguro que saben lo importante que es mantener un estatus social que les evite estar en el punto de mira. Les pongo en situación... Light Yagami, un chico popular, capitán del equipo de rugby y que jamás ha tenid...