Capítulo 25

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Hoy, Mia y yo ingresábamos a clases, mi novio me pasaría dejando, ya se me está haciendo tarde me enviaron mi horario de clases, pero luego tengo que pasar por la oficina del decano para firmar mis papeles de la beca. Bajo lo más rápido que puedo las escaleras, al llegar a planta baja observo a aquella pequeña con un uniforme azul de cuadros como falda, un pequeño blazer del mismo color, medias blancas y zapatos negros.

—Sky —corre a saludarme.

—Linda, ya estas listas —asiente no muy convencida.

—Cariño, ¿Qué pasa?

—No sé si le agradare a mis compañeros.

—Hermana, no tienes que pensar eso, eres una personita muy inteligente, tan hermosa por fuera como también por dentro, si ellos no saben ver tus cualidades, si solo se fijan en tu apariencia sin conocerte, es porque no son los indicados —hay niños que a pesar de la edad que poseen son muy crueles.

—Gracias Sky —le doy un beso en su mejilla.

—Amor —me pongo completamente de pie y miro al hombre que me tiene enamorada.

—Hola cariño —un casto beso es recibido por mis labios. Mia aún nos suele ver extrañada, tuvimos que explicarle nuestra situación.

—Renacuajo, pero que tierna se ve mi hermanita —Mia revira los ojos, rio ante aquel acto.

—No me digas así Thomas —reclama la niña de cuatro años.

—¿Te iras con tu papa y mama? —pregunta mi chico.

—Sí, mami y papi están tomando sus potafolios —dice la hija dorada de mi padre.

—Bueno renacuajo, que te vaya muy bien, nosotros tenemos que ir a la universidad —Thomas la llama a si adrede por hacerla enojar.

—Me ¿recogerían a la salida? —pregunta entusiasmada.

—Tengo que hacer unos asuntos por la tarde—habla Thom.

—Yo termino mi horario temprano, pasare por ti con gusto, ¿A qué hora sale? —sonríe al tener una respuesta positiva.

—A las 2 —vaya para ser kínder salen tarde, imagino que Natahalie tiene que haberla colocado en algunas clases extracurriculares, las escuelas privadas dan muchas opciones.

—Perfecto allí estaré, sé a qué escuela vas, yo fui a la misma —sus ojitos me miran.

—¿Enserio? —Mia no se lo creía.

—Claro que si —dije. MI novio y yos nos despedimos de nuestra hermana, subimos a su auto y nos dirigimos a la universidad.

—Pequeña, tu no reconoces las calles de aquí, ¿Cómo iras por Mia? —pensé que me diría antes tal duda.

—Por ahora no pienso escoger más que taxi, mis abuelos me han enviado algo de dinero —una de sus cejas se levanta.

—¡Dios!, me he olvidado, tengo que entregarte el resto de la paga, por lo del caso.

—No es necesario —digo.

—Claro que sí, necesitaras de seguro para libros —mis abuelos me han dado una cantidad satisfactoria.

—Ten cuidado, no dejes que ningún niño bonito se te acerque, diles que tienes un novio muy guapo que les partirá la cara si te coquetean.

—Jajaja...para Thom, eso no sucederá, tranquilo.

—Cuidado amor —después de nuestra despedida con un beso, camino en busca de mi primer salón de clases.

Ingreso y veo a mi alrededor, hay muchas personas, algunos todavía llevan maletas, imagino que se quedaran en las residencias. Natahlie no me dejo salir de la casa, cuando le conté que me mudaría, dijo NO, TU ERES DE LA FAMILIA, ESTA TAMBIEN ES TU CASA, solo he aceptado por unos dos meses, no puedo continuar viviendo en aquel lugar.

—Disculpa —me acerco a una chica de cabello morado.

—¿Te ayudo? —pregunta, respiro algo más tranquila, no me ha tratado mal.

—Me podrías indicar dónde queda este salón —le señalo la información escrita en el papel.

—Claro, no hay problema, yo tengo clases cerca —al llegar le doy otra vez las gracias. Tomo asiento en unas de las primeras filas de adelante.

Espero que a Mia y a Sky le haya ido bien, más que todo a mi novia, estuvo mucho tiempo fuera de aquí. La puerta es tocada, dejo pasar a la persona que este afuera de la puerta de mi oficina. Aquella pelirroja que tanto conozco me sonríe, hago lo mismo, está súper bronceada, al llegar la abrazo, tanto tiempo sin verla.

—Por fin volviste, creí que seguirías con tu gira —de repente me besa, me quedo atónito, sin moverme, reacciono y la alejo despacio de mí. ¿Qué FUE ESO?

—Summer, ¿Qué DIABLOS? —le digo fuerte.

—Tranquilo querido, sabes que tu género no es lo mío, simplemente que la tipa de afuera me miraba mucho.

—No por eso puedes venir y hacer eso, ¿Qué mujer? —digo, refiriéndome a la persona que la veía.

—Aquella que está al frente de tu oficina.

—Cristina, no se te ocurra en tu vida besarme —le hablo serio.

—Tranquilo, solo era para que viera que no me gustan las tipas maduras —pasamos hablando de mi relación, también me comento de la suya, se va a casar el año que viene con una australiana. Tengo que salir de la oficina rápido, el detective por fin dio con él, lo encontró, es algo muy favorable, podre descubrir parte de esta historia tan espantosa, mi novia podrá estar más tranquila, juntos saldremos de esto.

—Buenos días señor Smith—este hombre ha sido eficiente.

—Buen día, ¿Qué ha encontrado? —pregunto inmediatamente.

—Señor, el hombre que buscaba parecía que hubiera sido tragado por la tierra. No podíamos dar con su paradero ya que ha frecuentado muchos países, al igual que su padrastro, estudio la misma carrera, trabaja para un bufete de abogados en América Central, está casado, hace cinco años atrás contrajo matrimonio con Melina Castañeda, poseen unos pequeños gemelos de tres años. Vuelve a Boston cada año por una semana y visita el cementerio, le trae flores blancas a la difunta esposa de Evan Miller, he conseguido su número de celular, falta tres meses para que el señor Brown venga a Estado Unidos. Señor también descubrimos algo importante, mande algunos de los sobres con su contenido a unos contactos de la FBI, tenemos la posibilidad de saber quién es la persona causante de aquellos escritos, estoy seguro que no uso guantes para que sus huellas digitales no queden grabadas. Gracias al avance tecnológico tendremos resultados-. Son excelentes noticias.

—¿Cuándo estarán listo? —estoy ansioso, deseo que esto se termine lo antes posible.

—Más tarde señor, he realizado algunas investigaciones de las personas que los rodean. Tenga, el número.

—Gracias, por favor quiero que cuando sepa quién es, me lo diga ya, sea la hora que sea.

—Bueno, señor Smith me retiro —tengo que hablarle a Ariel, la hora de trabajo ya termino, entro a mi carro y me dispongo a realizar la llamada.

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Lo Más Oscuro De Una PersonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora